lunes, 28 de mayo de 2012

AL INDIVIDUO LLAMADO ANTONIO BETETA

Aquí os dejo el escrito redactado por un trabajador municipal, sobre las declaraciones efectuadas por Antonio Beteta, Secretario de Estado de Administraciones Públicas.
Con sorpresa, estupor y fuera de mi jornada laboral leo sus declaraciones acerca de los funcionarios y, como le veo muy crecidito he decidido responderle del mismo modo y comienzo diciéndole que es usted un “mal nacido”, y ahora me explico. Mi nombre es Agustín González, soy funcionario de carrera desde hace 32 años y presto mis servicios en el Ayuntamiento de Arganda del Rey. Al día de hoy mi salario neto está en torno a 1.150 Euros mensuales, gracias a que cobro 10 trienios a 13,47 Euros brutos cada uno, es decir, que si quitamos los 134,70 € de antigüedad me queda un sueldo pelado de 1000 Euros. Desempeño las funciones que me han sido encomendadas en función de mi categoría (Antes Grupo E, ahora AP) con la mayor diligencia que mi corto conocimiento me da.

Trabajo desde las 8,30 h. hasta las 17,30, disponiendo de una hora para comer. También tengo establecido un tiempo para el desayuno dentro de mi jornada de trabajo, que aprovecho, aunque no en su integridad para tomarme un cafelito y un bollo. ¿Sabe por qué?. Pues porque es mi derecho. Eso sí, si alguien precisa de mis servicios durante ese tiempo de desayuno, dejo aparcado el cafelito y atiendo el requerimiento sin hacer un mal gesto, porque me considero un profesional íntegro. Yo no leo el periódico en mi puesto de trabajo, pero para su desconsuelo le diré que si lo leo cuando llego a casa, con ello aprendo a conocer a individuos como Usted y me entero de lo que pasa por el mundo. Yo dedico 8 o 10 minutos de los del desayuno a tomarme el cafelito, en lugar de la media hora que me corresponde. Yo no considero que esté de más en mi puesto de trabajo, ya que soy yo solo para un centro educativo de 24 aulas en el que tengo que encargarme de la apertura y cierre de instalaciones, ejercer la discreta vigilancia, atender y dirigir a las personas que pasan por el Centro, efectuar las operaciones de mantenimiento simple y comunicar con diligencia aquellas que no pueda reparar, controlar el buen funcionamiento de la calefacción, trasladar mobiliario, mantener la limpieza de un recinto de 6.000 o 7.000 metros cuadrados.

sábado, 26 de mayo de 2012

50 MEDIOS MARATONES

Medio Maratón "Los Barruecos" 2012
Una mañana de un lejano mes de octubre de 1999, tomé parte, por primera vez, en una Media Maratón; era aquí, en Navalmoral, y nos llevaba hasta la Central Nuclear de Almaraz. Aquello era un reto y, jamás, nunca, pensé que aquella prueba, que superé de forma satisfactoria, sería la primera de una larga nómina de pruebas, que hasta el día de hoy he disputado.
Cuando el pasado día 6 de mayo he cruzado la meta de la Media Maratón Natural “Los Barruecos”, en Malpartida de Cáceres, he completado cincuenta carreras sobre la distancia, y no se puede hacer la gente profana, de la calle, la idea de las horas depositadas hasta llegar aquí, de los kilómetros realizados, de esos días, esas noches, esas mañanas, en las que he tenido que salir, sólo, acompañado, con aire, con viento, con agua, frío o calor, para ir sumando prueba a prueba hasta llegar a este mítico número, el cincuenta.
Medio Maratón Navalmoral - CNA 1999. Mi debut
Cierto es que si la suerte, las circunstancias, como toda en esta vida me lo hubiesen permitido, quizás, a estas alturas, estaría por la prueba número 60, pero también puedo pensar que si me hubiera faltado más suerte, quizás, ahora, no estaría ni corriendo.
Desde Almaraz, pasando por León, Coria, Segovia, Jarandilla de la Vera, Catalayud, Lisboa, Madrid, Mérida, Badajoz, Don Benito, Cáceres, Talavera de la Reina, Getafe, Parque Nacional de Monfragüe, Navalmoral y esta de Malpartida de Cáceres, todas estas localidades han sido testigos de mi presencia, de mi esfuerzo, de mis exitos, de mis desilusiones.

domingo, 20 de mayo de 2012

EN DEFENSA DE LA EDUCACION PUBLICA

Un vídeo que anda circulando por las redes, en apoyo de la educación pública, la que es necesaria, y la que hemos utilizado la inmensa mayoria de nosotros, la que yo quiero para mis hijos, y que, ahora, al amparo de unos "necesarios" recortes, se quieren cargar.

miércoles, 16 de mayo de 2012

MEDIO MARATON "LOS BARRUECOS" (5 DE MAYO DE 2012)


Entrando en meta con mis hijos
Jornada agridulce la vivida el domingo 6 de mayo en Malpartida de Cáceres. Por un lado, el sabor dulce lo puso el concluir la cincuenta media maratón de mi carrera deportiva. Por otro lado, amargo por la carrera que realicé, por lo que sufrí, y por cómo lo pasé. Pero vamos por partes.
Inicié el viaje el domingo por la mañana camino de Malpartida de Cáceres, para disputar la I Media Maratón Natural “Los Barruecos”, que se realizaba en la localidad cacereña, con parte de su tránsito por el paraje natural de Los Barruecos, sitio de gran belleza. El día presentaba una temperatura más alta que otras jornadas anteriores, y la hora de comienzo de la carrera, once de la mañana, iba a hacer que el calor fuese gran protagonista, porque las escasas nubes que había no iban a permitir que se tapase su luminosidad; y a fe que el sol se lució, nunca mejor dicho.
Me acompañaban a esta carrera mi esposa, mis hijos y mi madre, que, precisamente, es de este pueblo, por lo que para mí es una carrera ciertamente algo especial, por doble motivo, el ya explicado anteriormente y el de ir al lugar de mis orígenes maternos, aunque después de todo lo pasado y sufrido, veremos a ver si vuelvo a correr esta prueba.
Iba con mi camiseta preparada para la ocasión, donde llevaba serigrafiada a la espalda, todas y cada una de las pruebas disputadas en la distancia, y el dorsal que me dieron, previa petición, el número 50, para festejar tal efeméride. 

lunes, 14 de mayo de 2012

¡¡FUEGO!! (INDIGNIDAD)

Aquí os dejo la tercera y última parte de mi relato INDIGNIDAD. Con ella concluyo con una historia, con una sucesión de sensaciones que ojalá no volvieran a surgir en este nuestro país, y que fuese desapareciendo de los lugares donde sucede. Muchas gracias a todos aquellos que lo habéis leido.
¡¡Fuego!! Aprieto el gatillo, cierro los ojos, no quiero ver, quiero acabar ya. La retahíla de balas abandonan las bocas metálicas de los fusiles, silban en su viaje por el viento, trayecto corto, intenso, mortal; el pecho del condenado es el freno de su marcha. La sangre se resbala y sale por el orificio provocado. El hombre, la mujer, el joven, el anciano, que más da, cae al suelo. Los ecos de las balas ya han pasado, el olor a pólvora permanece en el ambiente aún. Agacho la cabeza, y desciendo el fusil. Aves salen de las tapias, asustadas ante los disparos, parecen llevarse el alma de estos desgraciados.

Yacen las víctimas inertes, casi inertes, un nuevo disparo, en la cabeza, en el cráneo, significa el adiós definitivo para aquellos que habían tenido la osadía de sobrevivir al primer intento de acabar con su vida. Suena el traqueteo, cadencioso, inexorable, del llamado tiro de gracia, que lleva a cabo el comandante, quien ordenó segundos antes llevar a cabo tal atrocidad, completando la humillación definitiva del que no se puede defender.
Los soldados, que han ejecutado las órdenes de quienes deciden el futuro, el destino, de una persona, se marchan del lugar. Se acabaron los disparos, el comandante ordena recoger todo y marcharnos, por lo que nos levantamos, y vamos a recoger nuestros artilugios. Nos encaminamos al camión, la puerta trasera está abierta, el motor comienza a rugir.
Una última mirada para atrás, para observar las secuelas de nuestra acción, y veo como los muertos son desatados, para que entren mejor en las cajas, donde son introducidos por dos hombres; otro, con un martillo en la mano, empieza a clavar las tapas. Ya son historia, el ser humano dejó de existir. Las cajas son subidas al camión preparado al efecto. El camión, una vez completo, abandona el lugar, hacia una ruta desconocida, el descanso eterno será ignorado.

Nos subimos al carruaje que nos lleva al cuartel, para desayunar, pero ¿qué voy a desayunar?, tengo el estómago cerrado. Necesito salir de allí, olvidar, esperar que no me llamen de nuevo. La mañana es muy complicada, es dura, las imágenes del miedo, del temor, los disparos, retumban en mi cerebro. A algunos compañeros les veo satisfechos. Cuentan su hazaña, como si fuese eso, una proeza, una heroicidad, cuando es la mayor cobardía posible.
A la hora de la comida, el estómago da una tregua y permite que coma algo, pero la boca se niega a articular palabra alguna, el cerebro está bloqueado, el corazón hundido, compungido. Las fuerzas son escasas. Hora de la siesta, terrible momento, es cerrar los ojos y ver cadáveres, sangre, lloros, gestos lastimeros, brazos que se extienden buscando mi ayuda, yo huyo, corro, están más cerca cada vez más. Me despierto, ha sido un sueño, una pesadilla, un horror.

martes, 8 de mayo de 2012

DINERO PARA BANKIA

Anoche me acuesto oyendo que el señor Rodrigo Rato ha dejado Bankia, al borde de ser intervenido, porque su situación contable es extremadamente díficil y no ha podido con las presiones del FMI, de los mercados y hasta del gobierno, de ese del que un día fue ministro. Pero para que no se vaya triste y lloroso, el ya ex presidente se va a embolsar por su “labor” la nada despreciable cifra de 1,2 millones de euros, consecuencia de su despido, o por la gran actuación al frente de la corporación bancaria.
El Gobierno se ha apresurado a proponer un nuevo mandamás, siendo el elegido José Ignacio Goirigolzarri, el cual se jubiló del BBVA, cobrando una “módica” pensión vitalicia de 3 millones de euros al año, a la que, por supuesto, no renunciará en su nueva etapa.
Y por la mañana me levanto, oyendo a D. Mariano, el recortador, anunciando una ayuda de entre 7.000 y 10.000 millones de euros de inyección económica para el banco, para que no se hunda, porque el sistema bancario se podría tambalear y sería nefasto para la economía; pero no va a ser dado, al menos eso dice, y lo enmascara como un préstamo, pero ya sabemos cómo suelen acabar estos préstamos.

lunes, 7 de mayo de 2012

¡¡APUNTEN!! (INDIGNIDAD)

Os dejo la segunda parte de mi relato genérico INDIGNIDAD, bajo el título de ¡¡APUNTEN!!.
Un golpe en el hombro me despierta, estaba profundamente dormido, pero me tengo que levantar. Sin apenas hacer ruido, abandono el camastro, me pongo el pantalón y las botas, todo sin abrochar; la camisa y la chaqueta sobrepuesta. En la sala de entrada a la compañía, donde acabo de llegar, están mis compañeros. Nos terminamos de arreglar, nos ofrecen algo parecido a un café, que, al menos, te hace entrar en calor, porque a estas horas, rondando las seis de la mañana, con el sol aún escondido, la temperatura es baja, y no viene nada mal algo que entone el cuerpo.
Cogemos los fusiles, y nos marchamos para fuera. Efectivamente, la mañana, el final de la noche, más bien, te recibe con un ligero aire que refresca aún más, que engaña el calor que luego va a hacer durante toda la jornada.
Ya nos está esperando el camión, para el traslado. Subimos, uno a uno, a la parte de atrás, en silencio, será por la hora, por lo difícil de la situación, por el momento. Unos bancos de madera serán nuestros asientos. Arranca, el ruido, estridente, sonoro, rompe la quietud de la noche. La puerta del Cuartel se abre y ahí salimos. En el asfalto el viaje se puede considerar placentero, cuando menos. La ciudad, lo que hay de ella que pueda ser considerado mínimamente útil, está en completo silencio. Alguna luz en las calles da una sensación, falsa, de iluminación. Ya vamos saliendo de la urbe, y las últimas edificaciones nos despiden, las luces desaparecen, solo existen las de nuestro transporte. Giro a la derecha, y entramos en un camino. Aquí el camión se tambalea, se mueve, se notan los golpes de los bancos de madera en nuestras posaderas, nos apoyamos unos sobre otros, obligados por las oscilaciones del vehículo, aun cuando la velocidad es reducida.
Se acaba el tortuoso camino, y paramos. Al final, es una liberación salir del camión, y todos, en fila, nos encaminamos hacia un lugar señalado por piedras, y en cuyo centro se ven los restos de una hoguera, a la que sucederá otra que vamos a hacer ahora. Miro alrededor, y detecto una serie de bultos, perfectamente geométricos, no sé lo que son exactamente. La pastilla, la cerilla, las tablas y, ya está, la fogata. Todos sentados, alguno se decide a hablar, a decir alguna tontería, algún dicho, alguna sandez. Otros permanecemos en silencio. Ahora si veo lo que son, son cajas de madera. El ahogo interno va creciendo, la sensación de temor, de pavor se va apoderando de mí. Algunos ríen, otros cantan, otros hablan, otros estamos pensativos, serios.
Arriba al lugar un vehículo oscuro, de cierto lujo, y una vez se detiene, sale del mismo el comandante, acompañado por el sacerdote y otro militar, un capitán, que lleva un portafolio. Nos dan los buenos días, o las buenas noches, y se retiran hacia un lado, con el sargento que nos acompaña, donde hacen un pequeño corro y cuchichean. Después, el sargento se acerca y nos da a cada uno media docena de balas, ordenándonos que las pongamos en los fusiles. Así que todos, en silencio, hacemos lo mismo; solo los golpes de las balas al alojarse en su compartimento, y el crepitar de las llamas, rompen el callado momento. Ya están preparadas las armas. 

viernes, 4 de mayo de 2012

¡¡CARGUEN!! (INDIGNIDAD)

Aquí os dejo el primer relato de la trilogía escrita por mí, a la que he llamado INDIGNIDAD. Este primero se llama CARGUEN. Próximamente publicaré el segundo, APUNTEN, y cerraré el círculo de esta serie con FUEGO. En realidad es un único texto, que he dividido en las tres partes, para hacer más fácil su lectura. Ojalá nos podamos poner en el pellejo del protagonista del texto, y no volvamos a caer en estos errores. Es un texto realizado desde la reflexión de una situación. Espero os guste.

Las banderas, los estandartes, los símbolos, lucen en las maltrechas calles, sobre los deteriorados edificios. La confrontación, la guerra, el enfrentamiento cesó. Ahora viene la paz. Pero será la paz de los que ganaron, de los que se han impuesto y que intentarán, y a fe que lo conseguirán, imponer sus doctrinas, sus ideas, su ley, particular, propia, partidista, e impondrán el yugo de la represión sobre los derrotados, los obligarán a renunciar, aunque sea públicamente, a sus ideales, a su forma de ser, vivirán en el ostracismo, en el abandono, con el dedo señalándoles permanentemente.
Habrá puertas que no se les abrirán nunca, instancias a las que no podrán acceder, derechos y privilegios que no podrán disfrutar.
Para imponer su orden, su ley, aplicarán con mano de hierro, la llamada por ellos Justicia. Lo harán de forma inmisericorde, y se llevarán por delante lo que haga falta. El miedo debe calar entre las masas, para que no haya opción a una revuelta, a una protesta, que pongan en duda su autoridad.
Al enemigo, al derrotado, hay que atraerle como las moscas a la miel, debe creer que los victoriosos son buenos, ecuánimes, y bajo la promesa del perdón, del olvido, se les invita a volver a sus pueblos, con sus familias. Muchos les creerán. Una vez llegados, todos juntos, es mucho más fácil detenerles, encarcelarlos, represaliarlos.
Así, hay que ser inflexible, hay que llegar hasta el final hasta el final las represalias y si hay que eliminar, se elimina, se hará todo lo necesario por mantenerse.
Y después de la eliminación viene otro elemento no menos importante, y es que aquellos que han sido suprimidos deben ser desaparecidos, para no crear mártires, para no crear lugares donde ir a adorar, donde mantener viva la llama del recuerdo. Hay que llevar al olvido todo lo que existía anteriormente a la llegada de los vencedores.