jueves, 15 de agosto de 2013

XIII CROSS URBANO DE ROMANGORDO

Antes de empezar la carrera
El pasado sábado, día diez de agosto, decidí acudir, nuevamente, al Cross Urbano que se celebraba en la localidad de Romangordo. Y digo nuevamente, porque el pasado año no participé. Pero en esta ocasión, opté por volver a correr en esta prueba, una carrera con la que solía abrir casi todas las temporadas de carreras, pero que en este año, con la prueba anterior de Pasarón, me he saltado esta regla.
Pues bien, hasta allí me encaminé con mi amigo y compañero Alberto Piedra. Durante el viaje le fui hablando sobre esta carrera, una prueba de gran tradición y solera en el atletismo popular de la zona, en la que han ganado grandes corredores, algunos de talla nacional. Le expliqué las partes más difíciles de la carrera, la subida del Pilón, la bajada dentro del pueblo, en fin todo aquello que yo conocía.
Por la hora de comienzo de la carrera absoluta, las 21’15 horas sabía que la carrera no se iba a encaminar, como los anteriores años, hacia el merendero, porque no habría luz, por lo que la carrera, debería hacerse por el pueblo, y así sucedió.
Pues bien, allí llegamos, aparcamos el vehículo, y nos encontramos con el amigo y compañero Fran González (alias Yango). Como teníamos tiempo de sobra nos encaminamos a inscribirnos, viéndonos allí con algún que otro corredor conocido de otras carreras, lo habitual en estas pruebas.
Al poco, llegó el presi, Antonio Serradilla, por lo que allí estábamos los cuatro mosqueteros que íbamos a defender los colores del club Navalmaratón. Hablando con los corredores del municipio, nos hablaron del recorrido propuesto, el que íbamos a hacer, un total de unos 6.300 metros y el planteamiento era un poco complicado, ya que primero se corría por caminos fuera del pueblo, y después se daban dos vueltas por el interior del pueblo, teniendo que realizarse unos trescientos metros para llegar a la meta, fuera del recorrido interno. Teníamos nuestras dudas que aquello pudiera resultar bien, pero, en fin, ya estábamos en la carrera, y fuimos a calentar, para ir soltando las piernas y entrar un poco en calor y sudar, lo cual no fue difícil, ya que la temperatura era bastante alta, pues rondaba los 35 grados, desde luego mucho para las horas que eran. Confiábamos en que a la hora de la salida, la temperatura bajara un poquito.

miércoles, 7 de agosto de 2013

V CARRERA POPULAR PASARON DE LA VERA

Comenzó la temporada 2013/2014 para mí. Después de tomarme un descanso durante parte del mes de junio, y de entregarme a entrenamientos durante el mes de julio, he llegado a este punto con sensaciones contradictorias, poco claras. Muchos días me ha costado salir, los ritmos no han sido los esperados. He salido casi todos los días, he hecho carrera a pie, he montado en bicicleta, más bien he hecho equilibrismo sobre dos ruedas, porque me defiendo fatal encima de la misma. 
Así que una vez ha llegado el mes de agosto, llegó el momento de participar en alguna carrera, para ver qué tal lo llevo. Y así, decidí acudir a la Carrera Popular que se celebró en la localidad de Pasarón de la Vera, una de las localidades más desconocidas para mí de la comarca verata, pero de una gran belleza… y una gran dureza el circuito. Pero vamos por partes. 
El sábado partí, junto con mi familia a Pasarón, pueblo de mi compañero Juan Pedro, para participar, por primera vez, en siete años, en una carrera del Circuito Popular de la Vera, en el que no participo porque las carreras son en junio y julio, meses en los que he decidido no participar, porque hay que descansar en cuanto a competiciones se refiere, porque el año se hace muy largo, y el cansancio, además de físico, psíquico, aparece. 
Pues lo dicho, después de llegar, hay que ir a inscribirse, y a saludar a los compañeros de fatigas, de carreras durante todo el año. Allí estaban Susi, Marcial, Dionisio, Antonio, los lanchacabreros, y otros tantos más. Saludos a uno, intercambio de palabras con otros. Y ya tengo el dorsal en la mano, cuando se me acerca a Alberto, quien ya está vestido para la batalla, pero yo aún sigo con ropa de paseo. Así que voy a cambiarme, a ponerme para la carrera. Ya tengo mi dorsal puesto, ya empiezo a calentar. 
Voy con Alberto, que me lleva a hacer el recorrido, advirtiéndome que el circuito es bastante duro. Empezamos a hacerle, y observo que, efectivamente, la mayoría es en ascenso, poco tiempo para el descanso, zonas adoquinadas, calles estrechas, giros repentinos, y después de una larga bajada, acceso a un puente, y llegada al punto más duro de toda la carrera, del circuito, la subida a una iglesia, son tres tramos unidos por otras tantas curvas que no dejan ver lo larga que es, pero que las piernas van sintiendo a cada zancada. Después un descenso, continuado, curvas de noventa grados y salida a la carretera, único tramo en el que se puede correr. Damos dos vueltas al circuito, tiempo en el que los improperios hacia el que diseñó el mismo salen a borbotones.