Con los compañeros de club, antes de empezar |
Desde el día 23 de febrero, en que participé en el Medio Maratón de Coria, hasta el pasado domingo, día 10 de agosto, que tomé parte en el Cross Urbano de Romangordo, han transcurrido casi seis meses sin participar en competiciones.
Pero este período de tiempo encierra circunstancias más allá de un lapso sin competir, como la aparición de la maldita fascitis plantar, que entre pruebas, consultas y nuevas plantillas, me tuvieron parado dos meses, y un comienzo de entrenamientos nada esperanzador.
Todo era complicación, pocas ganas de salir a correr, no encontraba el ritmo, me costaba mantenerme un tiempo prudencial corriendo, sin detenerme, sin agobiarme, llegando a casa con la idea que era el último día que me ponía a correr.
Pero seguí insistiendo, y gracias a la ayuda, inestimable, de mi amigo Antonio Ortega, fui poco a poco saliendo, me costaba, pero seguía entrenando. Y de la noche a la mañana, apareció esa fuerza que he tenido en otras ocasiones, y ya los entrenamientos empezaron a ser mejores. Cierto es que aún no he alcanzado los ritmos que tenía antes de la lesión, que el peso que he cogido, también influye, pero, poco a poco, paso a paso, kilómetro a kilómetro creo que lo iré alcanzando.
Me puse como objetivo, viendo que iba mejor, participar en la competición del XIV CROSS URBANO DE ROMANGORDO, prueba en la que, tradicionalmente, comenzaba a competir en cada verano.