sábado, 23 de noviembre de 2013

I MEDIO MARATON CIUDAD DE TRUJILLO

En la Plaza Mayor, antes de empezar
Una nueva prueba de medio maratón surgió al amparo de la cada vez más creciente afición que al running invade cada mañana, cada tarde, cada noche, cualquier camino, cualquier calle de cualquier localidad del país.
Y así, nace la I Edición del Medio maratón ciudad de Trujillo, que organizado por los corredores del club de aquella localidad, y la colaboración de la empresa Gamonal Eventos, tuvo lugar el pasado domingo. En una mañana que se despertó fresca, con el sol luchando por intentar asomarse por delante de las nubes que porfiaban para no dejarle hacer acto de presencia.
Y la mañana empezó rápida, más que nada porque me quedé dormido, por lo que tuvieron que esperar mis compañeros para que me pudiera ir con ellos. Así en el coche íbamos Eloy, Tomás, David y el narrador de esta historia. Viaje plácido, por otra parte, ya que la autovía facilita los desplazamientos. Llegamos y aparcamos el vehículo muy cerca de la línea de meta, justo al lado del poste que indicaba el kilómetro 21, es decir, estábamos a menos de cien metros de la llegada.
Fuimos a recoger el dorsal, y después a tomar un café, un zumo, a visitar al amigo Roca, cada uno a lo suyo, y a la salir a la calle, nuevamente, sí que nos dimos cuenta que el frío era importante, ya que el contraste con el interior del bar, te hacía ver que fuera la temperatura era baja. Pero, bueno, llegado el momento acudimos a cambiarnos, en el coche, a la intemperie, buscando unos rayos de sol que se dejaban adivinar. Mientras esto ocurría, veíamos como un autobús se dejaba medio embrague en una maniobra que parecía casi imposible, pero, al final, consiguió escapar del sitio, y salir indemne. Nosotros, a lo nuestro. Ya estamos vestidos, preparados para la faena, unos más abrigados, otros menos, y nos vamos para la zona de salida, a soltar las piernas, a correr un poco para entrar en calor, para que las articulaciones vayan entonándose y podamos rendir bien.
En estos momentos vemos a un tal ABEL ANTON, que pasa calentando con los chicos del C.A. Trujillo.
Tras unos pequeños trotes, ya nos situamos en la línea de salida, bajo el arco que señala el lugar de comienzo. Se da la salida, y todos a correr, más de trescientos corredores lanzados a por este objetivo, conseguir cruzar la línea de meta. La carrera se lanza cuesta abajo, por lo que hay que reservarse un poco, porque aún queda mucho. Yo voy buscando a Antonio, que, fiel a su costumbre, se ha colocado en primera línea de batalla. Eloy está a mi lado. Al fin, le cogemos y vamos para delante; giro a la derecha, y nos metemos por el interior de la población de Francisco Pizarro, por la antigua carretera que llevaba a Cáceres, buscando la Estación de Autobuses, y por ahí, salimos junto a la Nacional V, para volver a entrar por la misma calle que salíamos. 

jueves, 14 de noviembre de 2013

EL CEREMONIAL


Tras una larga y agotadora jornada laboral, condicionada, como casi siempre, por las tiranteces con intransigentes, que solo critican lo que haces y dices, cuando ellos son los que son merecedores de los mayores reproches, y aderezada con otros especimenes que buscan amargar la vida de los demás, anoche, tocaba plegarse a una de esas reuniones ceremoniosas que tanto odio, o que tan poco me gustan, según se mire, y lo quiera interpretar aquel que acceda a este texto.
Y es que anoche, obligado por las circunstancias, debía enfrentarme a una cena en familia. Familia, un concepto que casi nadie sabe o puede definir, y cuyo valor se ha desvirtuado con el tránsito del tiempo, en esta nuestra sociedad cada vez más individualista, cada vez más egoísta, y cada vez más dada a placeres individuales, que a compartir encuentros en sociedad.
Y es que ante esta situación, cada uno debe proceder a abrir las puertas del armario de su alma, para ponerse el disfraz de la hipocresía, del cinismo, que hará posible acomodarse a la situación de estar rodeado de individuos a los que te unen ciertos lazos familiares, aunque pocos nexos de confianza, y en otros casos, hasta circunstancias inamistosas.
Los convencionalismos saltan a la palestra en estas circunstancias. Hay que ser educado, considerado, debes evitar el caer en provocaciones, no debes incitar a que nada altere la pretendida tranquilidad de este escenario, de esta situación, el barco debe navegar por aguas serenas.
Todos los que nos sentamos a la mesa en este evento, constituimos un catálogo de personajes dignos de ser radiografiados, uno a uno, y es que todos tenemos nuestros defectos, unos mayores, otros peores, y según preguntes a uno o a otro, te darán una respuesta totalmente diferente al anterior; pero yo no, no caeré en esa tesitura en este momento, y opto por seguir tomando una actitud camaleónica para que se observe como normal la situación.

domingo, 3 de noviembre de 2013

VIII MEDIO MARATON RIBEROS DEL TAJO

En plena carrera
Que cada carrera es un mundo, es algo innegable. Y si no que me lo pregunten a mí. Si hace dos semanas acabé muy contento, hoy la sensación no es la misma, pero no por toda la carrera, sino por el final. Pero vamos por partes.
Sin que sirva de excusa, que no lo es, decir que estas dos semanas por razones laborales, por razones meteorológicas, y por otras razones, los días de entrenamiento, habitualmente cinco, quedaron reducidos a cuatro la primera semana, y a tres, más la carrera, en esta semana, con dos días sin hacer nada, entre el último entrenamiento, el jueves y el domingo. Es decir, no todo lo que yo quisiera, pero es lo que hay.
Tras la derrota de mi equipo, el Real Madrid, ante el eterno rival la pasada noche, aderezada con tintes polémicos, unos cuantos compañeros del club nos encaminamos, desde nuestro habitual lugar de encuentro, la fuente del Poblado de la C.N.A., y tras el cambio horario, con la niebla acechando al pueblo, a la población de Malpartida de Plasencia, desde donde se daba la salida a la octava edición del Medio Maratón Riberos del Tajo, que finalizaba en el Parque Nacional de Monfragüe, concretamente en Villarreal de San Carlos, el pequeño enclave que hay en la entrada por el norte a este hábitat de especial belleza y singularidad.
Llegamos a Malpartida y ahí se observan los primeros cambios, y es que donde siempre se situaba la salida, ahora no iba a poder ser, porque se encuentra instalado el mercadillo, que funciona los domingos en este pueblo. Así que tras buscar aparcar en otro sitio un poco más alejado, y conseguirlo, haciendo caso omiso a la señal de prohibido el paso, nos fuimos hacia el Pabellón, donde se recogían los dorsales, y estaban situados los vestuarios y el ropero. Allí empezamos a congregarnos los corredores del club, y es que hasta trece íbamos a competir en esta mañana, que iba a ser despejada, y con una temperatura ideal para practicar nuestro deporte favorito, porque, aunque el sol estaba en lo alto, lo cierto es que los grados no eran mucho, y eso es importante, sobre todo en una carrera que es en carretera abierta, sin apenas resguardos.