jueves, 29 de noviembre de 2018

X MEDIO MARATON DE NAVALMORAL

A poco de salir
Hay dos tipos de familia. La que uno tiene, como consecuencia del parentesco, que, se quiera o no, es impuesta; y luego está aquella que uno elige. Y en este caso, he de decir que respecto de la que decidí elegir en su día, no puedo estar más orgulloso que de la del C.D. Navalmaraton. Un grupo de personas, de amigos, que nos une una pasión, el atletismo, y que compartimos bastantes horas de nuestro tiempo libre, y que, como este fin de semana pasado, han sido casi todas las horas del día, con un objetivo, sacar adelante la décima edición del MEDIO MARATON DE NAVALMORAL DE LA MATA, ahora dedicado a uno de los grandes impulsores del club, ya fallecido, Valeriano Lombardía. 
Esta es una prueba en la que durante varios años, concretamente desde el año 2011 hasta el año 2016, estuve al frente de la organización, trabajando, dirigiendo, desvelándome porque todo saliera adelante, sin poder, lógicamente, participar, hasta que en la pasada edición, decidí dar un paso al lado, y ahora nuevos miembros del club, tanto o más válidos que yo, han cogido las riendas, pero yo sigo ahí, apoyando, trabajando, para que el resultado sea lo más satisfactorio posible. 
Y por segundo año, me apresté a participar, a correr esta carrera, para mí la más especial de todas cuantas puedo correr cada temporada. Las habrá más multitudinarias, con mejores circuitos, mejor organizadas, pero como esta, la que conozco desde el interior, la que sé cuánto cuesta que salga adelante, eso no tiene precio. Solo la emoción de cruzar la meta, justifica cualquier esfuerzo, que te vayas agotado a la cama la noche anterior, que madrugues un domingo, cuando aún el sol no luce, para dirigirte al Pabellón, centro neurálgico de la carrera, donde se vivirán tres horas frenéticas de carreras, de idas y venidas, de llamadas, de ultimar detalles, para que todo esté preparado. Y llega ese momento, diez minutos antes de la salida, cuando te estás cambiando, para salir a correr.
Pasando por el kilómetro 4
Pues sí. Agotado me fui el sábado por la noche a la cama, pensando si no era una locura correr el domingo, y con esas dudas, con el cansancio, con el estrés, me intenté dormir. No había sonado el reloj por la mañana, y ya estaba despierto. Paso por la ducha, desayuno, y al Pabellón, a empezar a rematar aquellos aspectos que se me habían encomendado. Así, ver cómo estaba todo lo relativo a las inscripciones, recibir al speaker, el gran Teo Clemente, ponerle al día de todos los detalles sobre su función, corredores, dorsales, casas colaboradoras. Luego llegaron los encargados del montaje de la zona de meta, y podio, y, por último, los cronometradores, y entre ida y venida, saludos con unos y otros, intercambios de palabras, y a seguir con la tarea. La mañana, que auguraba agua, se levantó con aire bastante fuerte, pero alejaba la temida lluvia, al menos por ahora. 
Este año, con cambio de fecha, volvíamos al circuito que pasa por la localidad de Millanes, es decir, algo exigente, en su segundo tercio, pero el más valorado por los participantes que han pasado por nuestra carrera. También ha sido el año con una participación más baja en la distancia del Medio Maratón, aunque ha crecido la del diez mil. Demasiadas carreras, en un calendario saturado, hace que los atletas populares diversifiquen sus destinos. Cuando vayan desapareciendo algunas, que lo harán, quedarán las mejores, y nosotros esperamos seguir estando. 

jueves, 1 de noviembre de 2018

XIII MEDIO MARATON RIBEROS DEL TAJO

Al llegar a Malpartida de Plasencia
Con las malas sensaciones que me quedaron tras el anterior domingo en Don Benito, la semana transcurrió con muchas dudas, no sabía si inscribirme para el Medio Maratón Riberos del Tajo, o, quizás, no hacerlo, y dejar que las secuelas mentales desaparecieran; navegando entre los temores a volver a fallar, finalmente tras dos entrenamientos, más o menos decentes, decidí inscribirme; apenas quedaban veinticuatro horas para cerrar el plazo. 
Y el domingo, que se presentaba con una bajada importante de temperaturas, y con bastante aire, añadido al cambio de hora, estaba a la vuelta de la esquina. No sabía en qué plan iba a hacer la carrera, si en plan competición, si como un entrenamiento, todo eran vacilaciones, y cada hora que se acercaba la prueba, más incertidumbre aparecía. 
Y el domingo, con una hora más de sueño, por el cambio horario, amaneció, fresco, bastante, soleado, y me eché a la calle con la mochila cargada de elementos para combatir el frío, guantes, manguitos, camiseta de manga corta, y me dirigí al lugar de encuentro del club, la fuente del Poblado, donde nos juntamos una decena de corredores, que más los que luego nos esperaban en Malpartida de Plasencia, pasaríamos de la docena. Buen número sin duda. 
La mañana se presentó desapacible en el lugar de salida, con mucho aire, y con bastante más sensación de frío que en Navalmoral. Con todo fuimos a recoger el dorsal, y la bolsa que nos daban, con camiseta, calcetines y una toalla enfriadora, elemento éste, sin duda, muy novedoso. Tras tomar el café de rigor, aquellos que lo hacen, porque yo nunca lo tomo, siempre voy pertrechado de mi zumo y mi plátano que consumo unos treinta minutos antes de comenzar la carrera, y desearle suerte a Carlos Tapia, que se enfrentaba con un medio maratón, pero de patines, que se celebraba de forma paralela, saliendo quince minutos antes que nosotros, nos fuimos para el pabellón, para cambiarnos, y prepararnos para la batalla.