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Parte del grupo, antes de irnos para la salida |
El viernes 26 de enero, recibí un mensaje de mi amigo Alfonso Martínez, de los Atletas Populares de Plasencia, organizadores del VI MEDIO MARATON DE PLASENCIA, preguntándome si me interesaría ser liebre de la hora y cuarenta minutos, en la carrera, que iba a celebrarse el domingo día 4 de febrero. Y enseguida dije que sí. Nunca lo había hecho, y era una nueva experiencia en esto del atletismo popular.
Pero, después de decir que sí, ya por la tarde, me vinieron las primeras dudas, ¿sabría hacerlo bien?, ¿cuál sería el ritmo adecuado teniendo en cuenta el perfil de la carrera? Y así, empecé a preguntar a Alberto Masa, quien lo había hecho el año pasado, y que este año iba a llevar el globo de la hora y treinta minutos. Me pasó la tabla de tiempos de la pasada edición; me dijo, como yo pensaba, que había que ir un poco más rápido del ritmo medio hasta el kilómetro 17, ya que luego los últimos cuatro iban a ser más lentos, por las subidas y giros que había que hacer.
Y en medio, ese domingo, el Medio Maratón de Sevilla, que tan bien acabé, y con una gran marca, como así recojo en la crónica que precede a ésta.
Y con algún entrenamiento intentando marcar el ritmo, que me costaba, llegó el día de la carrera. Día frío en Navalmoral, con aire, y con predicciones de más fuerte en la ciudad del Jerte. Y tras recoger a Javier, nos fuimos para Plasencia Antonio, Javier y yo. Llegamos, y tras aparcar, nos fuimos a por los dorsales, liturgia habitual de toda carrera. Y allí nos dimos cuenta que no habían cerrado las ventanas, porque hacía muchísimo aire, e iba a ser el protagonista de la carrera.
Tras tomar el café de turno, y realizar la foto de grupo, y es que vamos a participar una docena de miembros (y miembras) del club, a pesar de las bajas de última hora, por lesión, de Agustín y Lucía, a los que deseo una pronta recuperación, nos vamos para la zona de la carrera, donde me está esperando Alfonso para darme la camiseta de la carrera, con la que haré la prueba, y tras cambiarme, con guantes y braga para el cuello, porque la cosa estaba fresca, marcho a ponerme la mochila-bandera que llevaré durante la carrera. Ya me dicen los compañeros de los otros límites horarios que al ser el más alto, voy a tener más problemas con las ramas de los árboles y arcos que tenemos que pasar, por lo que tendré que ir atento.