La mañana empezaba a hacer acto de presencia en la calle, estrecha, recta, donde se agolpaban, adosadas unas a otras, las viviendas, todas iguales, con la misma fisonomía.
La casa, que permanece cerrada desde el comienzo de la vida en la urbanización, levantó, a modo de guiño una de sus persianas, y allí aparecía el cartel, llamativo, presente, con la leyenda SE VENDE.
La gente se empieza a echar a la calle, para ir a sus tareas, a sus trabajos, a sus quehaceres. El primer vecino que pasa por delante de la casa, Serafín, no puede evitar mirar hacia la ventana y observa el cartel, “¿qué habrá ocurrido?, ¿porqué llegan a esta situación?, si aquí se vive de maravilla”. Al momento se acerca Visi, la vecina de la tercera vivienda y se queda mirando, junto al anterior, e inician la obligada conversación.
- Claro, si es que no puede ser, quien mucho abarca, poco aprieta, apunta Serafín, han querido vivir por encima de sus posibilidades, y ahora se han dado cuenta.
- Pues para mí, dice Visi, que se van a separar, yo no los veo a los dos juntos, siempre viene uno u otro, por separado, y nunca a la vez, y como ya no les interesa, pues eso la venden y cada uno por su lado.
- No, hombre, que sí, que van juntos, que los he visto yo, que los que les pasa es que no pueden hacer frente a los gastos y se la tienen que quitar del medio.
- Podría ser, pero, vamos, que te digo, que después de esto, cada uno por su lado, si no al tiempo.
Cada uno se marcha en busca de sus menesteres, cada uno con sus ideas.
El vehículo se adentra en la estrecha
calle buscando su vivienda, al llegar a la altura de la vivienda portadora del
cartel, reducción de velocidad, y a quedarse, pasmado, mirando el anuncio. Un
giro de mirada sirve para poner recto el coche que buscaba colisionar con el bordillo
de la izquierda. Cuando entre en su casa Fernando, ya tendrá conversación con
su mujer.
La noticia va trascendiendo, y al final
de la tarde, ya se da por conocida la noticia en todo el vecindario, y así, las
elucubraciones van creciendo en forma exponencial.
Por la noche, aprovechando la bonanza
del tiempo, se inician los paseos de los vecinos, se empiezan a juntar, y ahí
vuelve a surgir el asunto principal de la jornada, la venta de la vivienda
número 9, la de Arturo y Magdalena, la del matrimonio de operarios textiles que
se embarcó en la adquisición de una nueva casa.