jueves, 24 de noviembre de 2016

VII CARRERA POPULAR CONTRA LA DROGA



El pasado domingo participé en una nueva carrera, en esta ocasión en la VII CARRERA CONTRA LA DROGA, organizada por el CEFOT de Cáceres, en la localidad cacereña.
No era una carrera ésta que estaba dentro de mis previsiones realizar, pero las circunstancias, como que esa mañana debía estar en Cáceres, hicieron que me inscribiese para la misma.
El día antes tuve que salir a entrenar por la localidad de Talavera de la Reina, y las sensaciones que me había dejado el entreno no fueron las mejores, pero en fin, una carrera corta se pasaría sin muchos problemas. Nos habíamos inscrito el amigo Fran y yo.
Pero el domingo por la mañana, el cielo descargaba todo el líquido elemento que pudo, y con aire, hacía más complicada la decisión de echarse a correr. En esto me llamó Fran para decirme que, finalmente, desistía de correr. Yo, aún así, decidí acercarme al lugar de salida, en la Plaza de San Mateo, en el corazón del casco antiguo de la bella localidad cacereña. En algún momento estaba iniciando el camino de vuelta para el coche, porque correr esa mañana parecía una auténtica locura. Pero te encuentras allí con amigos como el veteranísimo Paco Barquilla, que dijo que como no íbamos a correr, y ya que estaba allí, pues al final me animé.
Eramos más de seiscientos los corredores que estábamos bajo el arco de salida, y es que la cifra tiene truco, porque casi todos eran soldados del Ejército de Tierra que estaban en la ciudad, bien acuartelados en el CEFOT, bien venían de maniobras. Y todos tenían una orden: CORRER, CON CALZONAS Y CAMISETA DE MANGA CORTA, SIN GORRAS Y SIN GUANTES. Son hombres, son soldados, y lo deben demostrar. En fin.
El inicio de la carrera se presentaba sin agua, pero éste se retrasó por un problema con los camiones encargados de recoger la ropa. Y empezamos casi a las 11:15, un cuarto de hora más tarde, cuando el agua empezó a arreciar.
La salida por el casco antiguo, por calles estrechas, empedradas, mojadas, hacían difícil el correr, el colocarte en tu sitio; en las subidas se podía correr; en las bajadas, debías intentar no perder el equilibrio, por lo que no se podía alcanzar velocidad. Tras dar una vuelta por el interior, salimos a la Plaza Mayor, la atravesamos, y volvimos a meternos en el casco antiguo, para salir por la C/ Mira al río, buscando el puente de San Francisco, cuando debíamos llevar más de dos kilómetros, y es que esta carrera no tenía marcados los kilómetros, por lo que las referencias no existían, y si pasaba como a mí, que desconocía el recorrido, tampoco permitía excesivas alegrías.