Ya está acabando el verano, y estamos ante una nueva, y excitante, temporada. Período donde afrontaré nuevos retos, nuevas carreras, con el objetivo de seguir mejorando, de seguir participando, en este deporte tan apasionante, como exigente.
Pero antes, entre el mes de agosto y el mes de septiembre, he disputado hasta tres carreras, pruebas, por otra parte, ya tradicionales, en las que he participado en varias ocasiones, y en las que en esta temporada he vuelto a ponerme en la línea de salida.
Han sido las carreras de Romangordo, Almaraz y Peraleda de la Mata, y aquí os las intentaré resumir las mismas, por orden cronológico.
XVII CROSS URBANO DE ROMANGORDO
La primera tuvo lugar el sábado día 12 de agosto, y fue en la localidad de Romangordo, donde se celebró el XVII CROSS URBANO DE ROMANGORDO, prueba que fue la última que disputé en el año 2015, antes de mi desafortunado accidente que me tuvo parado más de seis meses.
Esta prueba se incluyó, en este año, en el Circuito de Carreras Populares de la Diputación de Cáceres, convocatoria que tiene varias pruebas a lo largo del año y de la provincia cacereña.
En Romangordo, con Andrés y Antonio |
El circuito era el de años anteriores, dos vueltas a un camino que se accede por detrás de las instalaciones deportivas, para llegar al pueblo, y en la segunda vuelta, se accede directamente a la línea de meta, situada en la Plaza de la localidad. Circuito con alguna subida, y un par de bajadas muy complicadas, con piedra suelta.
Allí nos juntamos tres corredores del club, Antonio, Andrés y yo. La prueba estaba prevista para las 20’45 horas de la tarde, pero, al final, la carrera comenzó casi a las 21’15 horas, cuando apenas el sol daba luz, lo que podía ser importante, ya que el recorrido discurre por caminos, que, lógicamente, carecen de alumbrado.
Apenas cuarenta corredores nos juntamos para esta carrera, que otrora fuese un referente en la zona, y ahora ha quedado en una prueba más, pero lo importante es que se siga celebrando.
Nos aprestamos todos los corredores en la línea de salida, situada en la calle de la Piscina, y se dio la salida, así que todos a correr. Pronto los atletas nos colocamos en línea de a uno, por delante de mí van Antonio y Andrés. Damos la vuelta a las traseras de la piscina, y empieza la subida de hormigón, la cuesta dura del recorrido, en la que no se ve el final. En este tramo ya he pasado a Antonio, y me voy colocando un poco más adelante. Acaba la cuesta, y empieza el tramo de tierra, con unos metros en llano, para empezar el descenso, al principio, moderado, pero con un suelo muy inestable e inseguro, lleno de piedras sueltas y con roderas, para dar paso, luego a una fuerte bajada, que decido tomarme con tranquilidad, vengo a terminar la carrera, no a jugarme los tobillos, y no quiero más caídas. Una vez finaliza el descenso, comienza el tramo que nos lleva al pueblo, en ligero ascenso. Delante tengo unos cuantos corredores, que pienso pueden llegar a ser alcanzados, entre ellos Andrés.