jueves, 22 de diciembre de 2011

MEDIO MARATON "PABLO VILLALOBOS" (4 DE DICIEMBRE DE 2011)

Tras varios intentos fallidos de haber corrido medios maratones, tras haber participado en Oporto, en su carrera corta, con no muy buenas sensaciones finales, y ante la imposibilidad de participar en la III edición del Medio Maratón Valdehuncar – Navalmoral, por ser este año el organizador, busqué, aún sin estar completamente recuperado de mis molestias en el pie, una vez descartada la fascitis plantar, y con nuevas herramientas pedestres, una prueba donde matar el “mono”, de tanta inactividad, y ahí apareció la I edición del Medio Maratón “Pablo Villalobos”, que se celebraba el día 4 de diciembre en la localidad pacense de Almendralejo, de donde es originario el famoso atleta.

Esta prueba no era nueva, ya que heredaba la que se había venido celebrando, un poco antes en el calendario, en la misma ciudad, durante cuatro años, y que este año se había suspendido, apareciendo ésta.

Hasta allí nos encaminamos mi mujer y yo para disputarla, en una mañana soleada, y con unos doscientos atletas en la línea de salida, situada en la Plaza de Espronceda, junto al Teatro Carolina Coronado, de bella construcción y mejor decoración. Cuando ibamos a recoger el dorsal, precisamente, nos encontramos con el atleta almendralejense, con el que tuve una conversación muy animada.

Tras el rutinario calentamiento y el saludo a algunos de los corredores que ya conozco de otras carreras, todos a la línea de salida, en una calle muy estrecha; menos mal que éramos pocos, que si es una prueba con más participantes podría haber problemas; pero en fin, todos a correr. Los primeros metros, cuesta abajo, y todo es alegría, pero llegamos a una curva, y empieza una subida larga, continua, que nos llevará hasta la antigua carretera N-630. Empiezo a posicionarme, primer kilómetro 4:04, voy bien, no muy rápido, hoy la quiero terminar. Aparecemos en la antigua vía que llevaba a Mérida, donde se va a desarrollar el 90% de la carrera. Siguen pasando los metros, nos vamos alejando del pueblo, pasamos una gasolinera, el cementerio, una rotonda. Ya se ve a los primeros, que han iniciado el cambio de sentido; aunque para ser más correctos, decir que se ve al primero, que va lanzado, y el resto detrás.

Cambiamos el sentido de la marcha. Alcanzo a Sergio Duque, de Talavera, le saludo, hablamos, y al poco él se marcha, yo no fuerzo, queda otra vuelta. Pero en este sentido la carretera empieza a picar para arriba, no es mucha pendiente, pero sí larga, tendida, es una recta pestosa, y el recorrido es igual de monótono, recta, rotonda, recta, rotonda, así hasta que, al final, cerca del kilómetro 8, se ve el lugar donde volver a cambiar de sentido, y a buscar la primera vuelta. 

En este tramo, que al ser en contra al anterior, como es lógico, es en sentido descendente, y viéndome que voy con fuerzas, me acomodo a un buen ritmo, y paso el kilómetro diez, que no le veo, cruzo la meta, pero es la primera vez, ahora, y con buen ritmo voy a por la segunda vuelta.
La entrada a la segunda cuesta la hago bien, pero algunos me adelantan, yo no pico el anzuelo y sigo a mi ritmo. Los veo delante, no van muy lejos, estoy entre los cincuenta primeros; no voy tan mal, paso el cementerio nuevamente, y al poco el cambio de sentido, empieza la cuesta arriba, y voy cogiendo a alguno; kilómetro 14, miro el reloj, 57:15 minutos, a ritmo de 4:05 el kilómetro. Si consigo mantener este ritmo y con el final que hay, voy camino de mejorar mi marca; alcanzo a Sergio Duque y lo dejo. Pero antes pienso eso, cuando me encuentro con los tres mil quinientos metros que me van a atenazar, que me van a pesar. El ritmo ya no es el mismo, sigo adelante, pero noto que las piernas no se mueven igual, pero no quiero mirar el reloj, mi único objetivo es acabar. Alcanzo el kilómetro 18, ojeada al reloj, 1:14:10, ya se ha ido la posibilidad de la marca, pero seguimos hacia delante. Cuando alcance la última rotonda, ya tendré la prueba hecha. Voy sufriendo pero sin desfallecer en exceso, me empiezo a acercar a alguno que va delante.

¡Al fin!, consigo coronar la rotonda y para la meta, pero como no me veo que haya salido muy bien de los anteriores kilómetros, no fuerzo mucho, porque son dos kilómetros y medio y me falta confianza para atacar. Pero me voy recuperando y alcanzo la plaza de toros, y para el pueblo, para la meta, ya cojo la calle de bajada a la meta, y alcanzo a un chaval que iba delante de mí. Cuando me queda poco para llegar, oigo los pasos de alguien y miro para atrás es como un búfalo que va lanzado, me da hasta miedo y me aparto a la derecha, que pase, que pase.

Llego a la meta, 1.26:02, 48º de la general. No he mejorado mi marca, ya lo intuía cuando estaba encarando la subida. Otra media más, ya solo me quedan cuatro para las cincuenta. Por lo menos lo he conseguido. He terminado, no he tenido especiales agobios, pero se nota que no estoy como yo quisiera, aunque el tiempo obtenido es muy bueno.

Por otra parte, mi mujer, acabó la prueba con su mejor marca, 2 horas 4 minutos, lo que sin duda es una gran noticia.
Y ahora, a partir de esta prueba, todo es volcarse en la organización y preparación de los detalles de cara a la tercera edición del Medio Maratón Valdehuncar-Navalmoral, en la que llevo enfrascado más de cuatro meses con mi amigo Julián, y que esperemos sea un éxito.

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