sábado, 31 de diciembre de 2011

III MEDIO MARATON VALDEHUNCAR-NAVALMORAL (18 DE DICIEMBRE DE 2011)

La mañana empieza fría, apenas el sol ha lanzado sus reflejos, sus deseos de salir. Al pabellón van llegando los voluntarios, esas personas que han decidido sacrificar su merecido descanso dominical por un proyecto que apoyar, bien por amistad, bien por afinidad, bien por familiaridad. No merecen mención aquellos que, escudados en excusas inverosimiles, no han querido ayudar. Un rápido desayuno y cada uno a sus tareas.
Llegan los primeros corredores, los de Trujillo, con Broncano a la cabeza, a recoger sus dorsales. Ya están colocadas las mesas, los dorsales, los chips, las bolsas del corredor, las camisetas. Dentro del recinto deportivo del pabellón, mujeres haciendo bocadillos. Los hombres a poner vallas y cintas por el recorrido. Todo es actividad, y el teléfono empieza a sonar. Dudas, preguntas, aclaraciones, explicaciones.
Llegan los encargados de la señalización de la meta, de la salida, del cronometraje. Coordinación, trabajo. Juli para arriba, para abajo, yo en el Pabellón, escuchando, hablando, ordenando. Todo va bien.
Llega Juli, me pide que le acompañe. Tenemos que ir a Valdehuncar, lugar de la salida. Cuando vamos para allí, nos encontramos con el Jefe de la Policía Local, que nos dice que la rotonda de acceso al Hospital está sin nadie, a lo que nosotros le decimos que ahí va la Guardia Civil.
Antes de ir para Valdehuncar, montaremos el avituallamiento del kilómetro 15, junto al Hospital, y después llegamos a la zona de salida. Ahí está el Jefe del Destacamento de Tráfico; cambio de impresiones con él. A nuestras preguntas nos dice que no va nadie en la citada rotonda. El jueves dijo que sí, hoy va a ser que no. Así que tras contrastar que todo está en su sitio, nos vamos para Navalmoral, pero al llegar a Millanes, el coche dice que no va más, que mala pata. Gracias al Alcalde de Millanes, nos hacemos con el vehículo de Protección Civil, y podemos seguir. Llegamos a la rotonda, y a un conocido que transita por el lugar le decimos que se ponga provisionalmente hasta que llegue la voluntaria que se va a quedar en ese sitio. Es Marivi, que llega con Miguel Angel Gamonal, ¡¡¡que gran tío!!!.


Ya están todos colocados en su sitio, y seguimos viendo el recorrido, los voluntarios situados en sus posiciones, y la carrera que viene por detrás. Todo ya va rodando, no hay vuelta atrás. “La hemos cagado, Fausti”. Es mi hermano, también voluntario, quien me dice que el segundo y tercero se han salido del recorrido. Les ha llamado, pero no le han hecho caso y han seguido para adelante.
“La hemos cagado, Fausti”. Aún, y pasada una semana de la terminación de la tercera edición del Medio Maratón Valdehuncar – Navalmoral, resuenan en mis oídos estas palabras. Hemos trabajado durante cuatro intensos meses, durante interminables horas, abandonando trabajo, familia y hasta entrenamientos, lo que más nos gusta, por un reto, una ilusión, y en un minuto parece irse todo al traste.
“La hemos cagado, Fausti”. Pero, ¿quién?, y ahora sale la típica respuesta del español medio, “si sale bien, lo hemos hecho todos; si sale mal, has sido tú”. Y ahí, metido en el coche, a escasos metros de la meta, esperando la llegada del vencedor, te enteras que el segundo y el tercero, acompañados de sus ciclistas, se han salido del recorrido. Un voluntario que estaba allí, parece ser que no realizó todo lo correcto que se esperaba la misión que se le había encomendado; también puede ser que los propios corredores, aún viéndose fuera del recorrido, no dieran su brazo a torcer, a pesar que se les llamó, y siguieran adelante, con tan “buena” suerte, para ellos, de encontrarse con el recorrido un poco más adelante; habían atajado casi dos mil metros. Consiguieron llegar a meta, y al instante se dijo que no habían recorrido completamente el itinerario marcado, por lo que quedaban eliminados. Llego Bruno Paixao, que fue el primero, quien verdaderamente ganó la carrera.
Me bajo del coche, allí están los dos, Jesús y Gabriel, quienes reconocen su error, y nosotros, Julián y yo, sí los “responsables”, para lo bueno y para lo malo, los que nos acercamos a ellos, para preguntar qué ha ocurrido. Intercambio de palabras. Lo solucionamos, al margen de la carrera, al margen de los resultados, ellos merecen lo que por un despiste, no sabemos a quién realmente culpar, se ha producido.
En ese momento, una vez hablado con ellos, llega el momento de soltar toda la tensión, todas las horas de trabajo. Desaparezco de la carrera, no veo quién llega el segundo, el tercero, ni la larga nómina de corredores, populares, anónimos, que poco a poco van alcanzando su objetivo que no es otro que cruzar la meta, para algunos muy bien, pues mejoran sus marcas, otros que debutan consiguen hasta ese día el triunfo de su vida, completar una prueba de medio maratón.
Pasados unos minutos, y con los corredores en el interior del pabellón donde se ha habilitado la recepción de corredores, empieza a cambiar el semblante, todos los participantes, empiezan a brindarnos parabienes y enhorabuenas, nos dicen que el recorrido estaba perfectamente señalizado, que los avituallamientos en carrera perfectos, que la atención al corredor rebasa todo lo imaginable. Hasta aquellos que tú creías que nunca ibas a oir, se acercan para decírtelo, para reconocer las horas de empeño, de trabajo que se han puesto en un proyecto, una ilusión, que se gestó en una Asamblea del Club, en el mes de junio, en el que se decidió ir hacia delante. Se eligió el cartel anunciador. Se empezó a hablar con gente conocedora del tema, con empresas que ofertan servicios para este tipo de eventos. Reuniones, en días de vacaciones, teléfonos que empiezan a sonar, e-mails que no paran de llegar. Burocracia, papeles, permisos, todo es un sin parar.
También hay que empezar a hablar con personas, afines, cercanas, para que colaboren contigo, así como con colectivos. Serán los voluntarios, aquellos sin los cuales ningún proyecto de esta envergadura podría salir adelante.
Pasa el verano, y comienza el verdadero, para nosotros, “maratón”: hay que buscar patrocinadores, que apoyen económicamente la prueba, que aporten medios materiales, empieza todo con el acto de presentación; a partir de ahí, las emisoras de radio, los periodistas, comienzan a interesarse por el tema. La comunicación vía redes sociales, vía correos electrónicos, correo ordinario, empieza a calar en los corredores. Cierto es que también teníamos terreno ganado porque los dos años anteriores habían salido bien, y la gente ya la conocía.
Pero los límites, más recatados por mi parte, en torno a los 400 corredores, se superaron ampliamente, por cuanto habiamos puesto un máximo de 450 atletas, y llegaron a inscribirse un total de 476 personas. El número de llegados a meta, también fue extraordinario, al cruzar la línea que separa el intento del éxito, un total de 398 participantes.
Ante mí, aparecen las imágenes del pabellón completamente lleno de populares, de esos que trabajan y después entrenan, los que entrenan y después trabajan, los que entrenan entre los descansos de la jornada de trabajo, aquellos que el fin de semana buscan el hueco para hacer sus kilómetros, los que cuando marchan de vacaciones echan sus zapatillas y su ropa para practicar su deporte favorito. Estas imágenes, con el tiempo, cuando se van condensando y haciéndose más cristalinas, te hacen ver que todas las horas que has empleado han merecido la pena.
Pero, desde luego, sin el apoyo de mi amigo Juli, don Julián del Monte, con su nervio, con su arrojo, muchas cosas no se hubieran conseguido. Ha habido momentos en los que yo pensaba en tirar la toalla, porque no veía los apoyos necesarios para seguir adelante; un día recibías una alegría, al día siguiente, dos decepciones. Ha sido una lucha, has visto que las palabras de las personas no son tan válidas como tú creías. Has visto que quién ha visto una oportunidad de negocio ha querido aprovecharse, sin pararse a pensar que un proyecto de este tipo es el conjunto de muchas pequeñas cosas, y que una piedra un poco más grande que las demás pueden hacer desestabilizar la carga del carro de este trabajo. Pero, al final, la determinación, el nivel de compromiso nos ha llevado hasta el final. Hasta el éxito.
Y no puedo pasar, tampoco, este momento, sin dar las gracias, de forma efusiva, a una persona que aún pasando por un mal momento, provocado por personas sedientas de poder y dinero, y consentido por quien debe defenderla, se ha empleado en cuerpo y alma, y se ha multiplicado para llegar a aquellos puntos y asuntos que nosotros, a veces desbordados, o demasiado pendientes de otras cosas, no veíamos. Esta persona no es otra que mi esposa, Mariví.
Dar las gracias a los profesionales encargados de dar la difusión necesaria a esta prueba su trabajo, pero, no puedo por menos que lamentar que alguno se hayan quedado en la anécdota, destacando el despiste, el fallo, como “un lunar”, y no se han parado a reflexionar que ha supuesto esto para el deporte de Navalmoral y para el municipio, las mil y una felicitaciones recibidas por el trabajo en general, que es lo que se debe valorar, por encima de los fallos puntuales, que los ha habido, y más de los que este “periodista” haya podido o querido percibir, pero que quedan para nosotros. El impacto económico en Navalmoral, y el impacto que va a tener nuestra querida población en el atletismo popular, que es el que mueve este tipo de manifestaciones es lo que realmente importa, y eso, desgraciadamente no se ha valorado. Pero, como en la viña del señor, siempre habrá gente que movidos por un extraño sentido, trabajan solo criticando, sin contrastrar, sin analizar los aciertos, y es que, desgraciadamente, así ocurren las cosas y seguirán sucediendo en este país.
Hemos aprendido mucho en las horas que hemos trabajado para que la llegada a nuestra particular meta haya sido satisfactoria. Lo más importante es y debe ser el apoyo sin fisuras, el compromiso, las horas de trabajo, y hacer pensar a mucha gente que pudiendo dar más no lo ha hecho, que una hora de cada uno de ellos, implicarían varias horas menos de trabajo de cada uno de los restantes. Que los momentos vividos en la mañana del domingo día de la prueba, podían haber sido más placenteros si hubiera más personas comprometidas, y sabiendo que esto no es tan solo importante para el atletismo, para el pueblo, sino para la entidad o asociación en la que uno se encuentra. Porque si sale bien, ha sido el club, pero si sale mal, también hubiese sido el club. Y lo que hoy son alegrías y parabienes, podrían haber sido sinsabores y resquemores.
Cuando ya ha pasado una semana, y aún sigo pasando por el Pabellón donde se ubicó la zona de meta, aún veo, siento, la llegada de corredores, aún percibo las imágenes de los corredores, buscándonos para felicitarnos. He estado leyendo los comentarios que hemos recibido de los participantes, y ninguno, repito, ninguno, ha sido negativo; más bien al contrario, todos efusivos. A aquellos que les pedimos favores, nos los supieron dar, sin preguntas, sin contrapartidas. Ha habido alguna crítica puntual, además en detalles que nosotros ya sabiamos, y así lo hemos hecho saber. Este sentir es el que nos anima a ponernos a trabajar para una nueva edición.
No puedo cerrar este artículo, este relato, sin dar las gracias, de todo corazón, a todos y cada uno de los que, en la medida de sus posibilidades, con más o menos acierto, pero siempre con ilusión, y superando todos los imponderables que se presentan en estas situaciones, han sido capaces de ayudarnos a sacar este proyecto adelante. Porque bien es cierto que la idea y los trabajos previos pueden ser de unos cuantos, pero no es menos cierto que sin todo ese apoyo todo esto hubiese sido imposible. Muchas gracias, de verdad.

1 comentario:

  1. Hola faustino soy juli me siento orgullo de compartir todos estos meses junto a ti para la organizacion de la media maraton, y quiero q sepa la gente, q has sido la columna vertebral de toda la organizacion y tu tienes q ver mucho con todo el exito optenido.Tambien tengo q decir q tu mujer es muy grande y a echo un trabajo importantisimo q no lo ve la gente. y para terminar siempre tendras mi apoyo en lo personal y profesional. FENOMENO

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