CARTEL DEL IV MEDIO MARATON
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Todo un trabajo para unas horas, para muy poco tiempo. Demasiadas horas destinadas a un mismo fin, a que todo, a una hora, esté completamente perfecto, esté dispuesto para que se pueda dar el pistoletazo.
Uno cuando inicia una aventura, en compañía de otras, para la organización de un evento, de la magnitud que ha llegado a celebrarse en Navalmoral el día 16 de diciembre, espera, siempre con el corazón en un puño, que no haya incidentes relevantes, que se desarrolle bien, y que, sobre todo, sus participantes acaben, cuando menos, satisfechos de haber estado en este evento.
Han sido muchas horas, muchas llamadas telefónicas, muchas visitas, muchas conversaciones, bastantes reuniones, gente que te apoya, gente que hoy te dice que sí, y mañana te dice que no, incluso hasta minutos antes de empezar te dice que no puede, sin saber darte una explicación convincente. La palabra, muchas veces, cada vez más, brilla por su ausencia.
Desde luego, cuando uno se sienta, pasados ya unos días que todo ha acabado, cuando uno lee lo que se escribe, cuando uno oye todo lo que se ha dicho, un atisbo de satisfacción asoma en el rostro. Sabes que, al final, tanto esfuerzo ha merecido la pena, que lo que se ha trabajado, lo que se ha organizado, ha tenido resultado.
Y es que satisfacer a cerca de medio millar de participantes en la mañana del día dieciséis, en ese instante que a uno le dura su carrera, cuando acaba y termina en el pabellón, cuando recoge su bolsa del corredor, generosa, que es lo que nosotros pretendemos, cuando ha sido atendido convenientemente en los servicios de podología y fisioterapia, cuando, incluso, se lleva alguien un regalo, cuando alguien se da cuenta que no solo importan los ganadores, es el único objetivo que tiene uno.
Yo a veces, desde mi pesimismo casi de serie, como dice mi amigo Juli, pienso que no, que no puede ser que a nos salgan las cosas bien, y es que la espada de Dámocles del pasado año, cuando sucedió el extravío de dos corredores, siempre la tenía sobre mi pensamiento, cuando, finalmente, decidí volver a enfrentarme, con mis compañeros, a la organización de este Medio Maratón.