sábado, 7 de junio de 2014

¿PORQUÉ NO?

Sin tiempo a digerir una noticia, enseguida se ha presentado otra. Tras el resultado de las últimas elecciones al Parlamento Europeo, en las que el principal protagonista además de la aparición de PODEMOS, es el descalabro de los dos grandes partidos, días después, y como en un perfecto guión, del mejor de los escritores, se produce la abdicación de Juan Carlos I. Así que vamos por partes. 
El domingo 25 de mayo se celebraron, en España, al igual que en el resto de Europa, las elecciones al Parlamento Europeo, donde han conseguido muy buenos resultados todas aquellas formaciones políticas que critican el actual sistema económico y político del viejo continente. Los cimientos del neoliberalismo podrían verse algo resquebrajados. 
Pero yendo a nuestro país, dos apuntes muy importantes a valorar. Por un lado, la aparición de PODEMOS, de Pablo Iglesias, que se dio a conocer en las tertulias políticas de las diferentes cadenas televisivas, en algunas más asiduas que en otras. Ha sido, y esperemos que siga siendo, el altavoz del desencanto de los ciudadanos españoles, el que ha puesto voz a todos los problemas que estamos sufriendo en este país, el que ha dicho cuán contaminado está el sistema político y judicial de este nuestro estado. Es una bocanada de aire fresco para intentar oxigenar el decrépito sistema actual, que algunos, todavía, denominan democracia. 
Ante su aparición, y que parece que ha venido para quedarse, los grandes partidos, que han sufrido una sangría como nunca se había vivido en nuestra democracia, han empezado a utilizar la estrategia de la desacreditación, del ataque liso y llano contra sus propuestas, contra la persona, y todo porque han visto como su chollo parece que se les va de la mano. Porque la gente, totalmente desilusionada, ha planteado el fin del bipartidismo, porque a este triunfo sin paliativos de esta formación, está el ascenso en número de votos de otros dos partidos que luchan contra la alternancia y el rodillo que aplican tanto PP como PSOE. 
Lo que ha quedado claro con este resultado electoral, es que los grandes partidos, mantenedores del sistema actual, han de reflexionar sobre lo qué está ocurriendo y cómo está ocurriendo, ya que todo se está cargando sobre las espaldas de la ciudadanía, que está arruinada, en el paro, con los servicios públicos esenciales recortados hasta la extenuación, y sin perspectivas de mejora. 

Todos los ataques que está sufriendo Pablo Iglesias, no son más que una traslación de todos los miedos y temores que están teniendo estos elefantes políticos de perder sus parcelas de poder, su chollo. Eso es importante, es un momento crucial, porque ahora deben volver a ganarse a la ciudadanía, bajar de sus estrados, abrir las ventanas y las puertas, y bajar a la calle, con los ciudadanos, escuchar sus problemas, sus reivindicaciones, sus anhelos. Deben trabajar para las personas, su principal función. Ojalá sirva para algo. 
Y la otra gran noticia, la abdicación, el abandono de Juan Carlos I, como monarca de España. Puesto que recibió de la mano de un dictador, y que se institucionalizó por las ansias de paz y libertad de los ciudadanos españoles, tras más de tres décadas viviendo bajo el dominio autoritario de un militar y su cohorte. Enseguida, los grandes partidos, al unísono, y de la mano, ya han empezado a defender la sucesión en su hijo Felipe, y tan pronto como se ha producido este suceso, el de la renuncia a la Jefatura del Estado, miles de ciudadanos han salido a las calles pidiendo la vuelta de la república, o la celebración del referéndum para elegir el sistema político a partir de este hecho. 
Ya está todo institucionalizado para que el nuevo rey tome posesión el próximo día 18 de junio, desoyendo, una vez, las instituciones a la población. Porque la población está pidiendo el derecho a decidir, a que le dejen elegir el sistema político que se quiere ahora. Porque la Constitución que actualmente está en vigor, no fue votada por una gran parte de la población actual, por una pura cuestión de edad, y quieren que les dejen elegir la opción que quieren, bien monarquía, bien república. 
Lacerante es, sin duda alguna, la forma de actuar del PSOE, partido que se definió como republicano desde su nacimiento, contrario a la herencia de la sangre, y ahora sus líderes se postulan adalides de la monarquía, insultando y menospreciando a todo aquel que se opone a la misma, o que, simplemente, solicitan la posibilidad de elegir libremente el sistema de gobierno español. Está atacando a las bases, a los militantes que comulgan con un ideario político, a la memoria de un partido, de unos hombres, que pelearon por defender una idea, y dejaron su vida y su patria, y ahora las élites, atemorizadas, defienden el sistema actual, hay que tener más coraje. 
Yo, contrario a la monarquía declarado, sé que si se hace el referéndum, esta opción, la del Rey como Jefe del Estado va a salir adelante, porque ya se ocuparán los dos grandes partidos, las instituciones y la práctica totalidad de los medios de comunicación de intentar meter en la cabeza de todos los ciudadanos las bondades de un reinado, criticando, vilipendiando y atacando lo que supone una república. Los grandes países avanzados económicamente hablando del mundo, como Francia, Alemania o Estados Unidos son repúblicas y nadie se mata por ello. 

Aquí, una vez más, triunfaría el miedo al coco República, origen de todos los males de este país, y se vanagloriaría una y mil veces al Papá Rey. Pero, por favor, déjennos soñar, y sometan a referéndum esta situación. Después, si perdemos, no tendremos más narices que callarnos, pero acatando el resultado que decida la mayoría de la ciudadanía, no la voluntad de unos cuantos.

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