miércoles, 4 de junio de 2014

CARTA A LOS QUE ABANDONARON


A los señores Concejales del Ayuntamiento de Toledo, que abandonaron el Pleno el día 15 de mayo de 2014:

Viendo, una y otra vez, las imágenes que se han divulgado por los programas de televisión, sobre su ignominiosa actitud en el Pleno del Ayuntamiento de Toledo celebrado el pasado día quince de mayo, opino que se han portado ustedes de forma muy poco decorosa y han mancillado el cargo que detentan como representantes de los ciudadanos, que en su día les dieron su apoyo para trabajar por y para ellos. Porque escuchar a los padres de unos niños con unos gravísimos problemas de salud, de los que ninguno estamos a salvo, ni siquiera ustedes y sus familias, es lo mínimo que debieran haber hecho.
Si de verdad fuese como así se ha vendido por los medios afines a sus ideas, donde se manifiesta que todo es una maniobra orquestada por los rivales políticos, para ponerlos contra la opinión pública, deberían primero oír, escuchar y después, solo después, podrían criticarlo. Aunque, eso sí, deberían demostrar este hecho, porque no creo, como padre que soy, que con la salud de sus hijos, unos padres jueguen a formar parte activa de los enfrentamientos entre políticos.
Ustedes que militan en un partido que tiene como uno de sus pilares, de sus banderas, la religión católica, y como estandarte la defensa a ultranza de la vida sobre cualquier otra consideración, deberían dar ejemplo y solidarizarse con el drama de estos padres y, más aún, con el de esos niños que están sufriendo esa enfermedad, silenciosa, terrible, que poco a poco, y si nadie hace nada, se los irá llevando uno a uno, y que son verdaderas víctimas del asunto. Deberían pelear porque las reivindicaciones de los mismos, justas y necesarias, se alcancen. Pero no, lo que hacen es huir, dar la callada por respuesta, y argumentan que se encuentran ofendidos por tamaña desconsideración.
Estar en una organización política, asumir responsabilidades de gobierno, o, simplemente, ser representante de la ciudadanía, les obliga, se quiera o no, a estar a las duras y a las maduras, y si éstas vienen duras, simplemente queda tragar saliva y aguantar el tirón, argumentando, posteriormente, sus ideas, sus razones, su postura. Pero si no son capaces de hacer este mínimo esfuerzo, entonces dejen paso a otros miembros de su colectivo que, seguramente, lo harán muchísimo mejor, porque peor que lo han hecho ustedes, en esta situación, es imposible.
Ahora bien si, como me temo, han seguido el dictado de las órdenes de sus jerarcas políticos, que se encuentran aislados del mundo, en urnas insonorizadas o en lugares fuera del alcance de los ciudadanos, apañados estamos, esa excusa tampoco sirve, porque antes que marionetas debieran ser personas, con sentimientos y saber actuar con el dictado de la humanidad, de la sensibilidad, de la responsabilidad. Circunstancia esta la de la responsabilidad que solo ha ejercido, con dignidad, con entereza, su compañera Ana Isabel Bejarano, quien decidió quedarse, escuchando, hasta el final, a esa madre, desesperada, pidiendo soluciones a los problemas de su hija, y de los demás niños enfermos, quedando al resto de sus compañeros, ustedes, a la altura del betún.
Pero, desgraciadamente, hoy han sido ustedes, pero mañana, cuando el viento del poder cambie, serán los otros los que hagan el mismo papelón, cuando se les presente la oportunidad, porque la casta política actual, desafortunadamente, es igual a izquierda o a derecha, y la insensibilidad se apodera de ellos cuando ejercen como mandatarios. 
Una lástima, porque, al final, lo que ocurre es que los niños enfermos siguen sin ver solucionado su drama, y siguen sufriendo las carencias contra las que lidian, problemas que, por otra parte, ustedes no tendrán, porque ya se han procurado estar bien cubiertos por servicios privados de salud, que les atenderán al instante, y les pondrán los mejores medios a su disposición, esos que están desmantelando, a marchas forzadas, en el sistema público de salud, motivo de esta angustiosa crítica, que con sus insensibles ceguera y sordera se niegan a admitir.

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