Recién llegados a Malpartida de Plasencia |
Esta prueba no tenía previsto realizarse, debido a una serie de problemas, al parecer, con las ayudas económicas que la Mancomunidad parecía no quería dar, pero, al final, la ilusión de los organizadores, el apoyo de algunos patrocinadores y las ganas de que no desapareciese, llevó a que se realizara.
Durante la semana, entrenamientos, buenos a principios de semana, y según iban pasando los días, las dudas, los agobios, empezaban a surgir, en mi cuerpo, en mi cabeza. Ya me planteaba sino había sido demasiado decidido, por haberme lanzado a esta aventura tan pronto, con apenas dos meses seguidos de entrenamiento.
El sábado, la cabeza daba vueltas sobre el mismo asunto, si iba a participar, si no iba a ir. Rondando todo el santo día la misma obsesión. Por la tarde, desplazamiento con la familia a Talavera, y a ver la película de “UN MONSTRUO VIENE A VERME”, una gran película, con un gran mensaje.
Llegada a casa, a la cama, y me acosté con la decisión de no acudir, aunque poniendo el radio reloj. Suena el despertador y sigo firme en mi intención de no ir, no me encuentro preparado, al menos así lo considero yo, pero mi esposa dice que me vaya, que ya que me he inscrito que participe, que lo voy a pasar bien. Al final, a regañadientes, me marcho. Apenas llovía, pero daban mucha agua para esa mañana. Nos íbamos a mojar.
Durante la semana, entrenamientos, buenos a principios de semana, y según iban pasando los días, las dudas, los agobios, empezaban a surgir, en mi cuerpo, en mi cabeza. Ya me planteaba sino había sido demasiado decidido, por haberme lanzado a esta aventura tan pronto, con apenas dos meses seguidos de entrenamiento.
El sábado, la cabeza daba vueltas sobre el mismo asunto, si iba a participar, si no iba a ir. Rondando todo el santo día la misma obsesión. Por la tarde, desplazamiento con la familia a Talavera, y a ver la película de “UN MONSTRUO VIENE A VERME”, una gran película, con un gran mensaje.
Llegada a casa, a la cama, y me acosté con la decisión de no acudir, aunque poniendo el radio reloj. Suena el despertador y sigo firme en mi intención de no ir, no me encuentro preparado, al menos así lo considero yo, pero mi esposa dice que me vaya, que ya que me he inscrito que participe, que lo voy a pasar bien. Al final, a regañadientes, me marcho. Apenas llovía, pero daban mucha agua para esa mañana. Nos íbamos a mojar.