jueves, 5 de enero de 2017

SAN SILVESTRES DE JARAIZ Y TALAVERA

Después de dos años sin poder participar en San Silvestres, después de varios avatares, acaecidos, este año decidí plantearme un reto: afrontar el final del año atlético con dos pruebas en el mismo día, una en Jaraiz de la Vera, por la mañana, y otra, por la tarde, en Talavera de la Reina, así que vamos a ir desarrollándola de forma individualizada.

VIII SAN SILVESTRE DE JARAIZ DE LA VERA
Con los compañeros de Club en Jaraiz
Amaneció la mañana con una intensa niebla, que apenas dejaba ver los edificios de enfrente de mi casa, y con una fuerte helada, que había dejado todo totalmente blanco. Era una jornada muy fría, heladora.
Tras el desayuno, y prepararse uno, marcho hacia la localidad verata, en una carretera que estaba ocupada por la niebla, pero que al ir llegando a Jaraíz, esta fue desapareciendo, para dejar una mañana soleada, pero fría, muy fría.
La llegada a la plaza, lleva al ambiente de las carreras, gente agolpada ante las mesas de inscripciones, saludos con los compañeros del club, que ya estaban por allí, con los amigos de Lanchacabrera, y con aquellos con los que compartimos batallas atléticas.
Tras la foto de rigor del Club, nos fuimos a dar una vuelta al circuito, que según la página de la organización, tenía unos 1.900 metros, para llevar a 5.700 metros finales, aunque la realidad fue menor.
El circuito es el mismo que se prepara para la carrera de verano, con bajadas y subidas, y algunos tramos llanos, un recorrido que se puede hacer exigente si se impone un ritmo alto.
En pleno esfuerzo
Tras la vuelta de calentamiento, poco a poco, las carreras de los pequeños van acabando, dando paso a la de la categoría absoluta, con más de cien corredores, un gran número, en la línea de salida.
Se da la salida, y todos a correr, primera curva a la derecha, en descenso, salida a otra calle, que lleva por un terreno más o menos llano, transitando por la Avda. Doctor Fleming, hasta llegar a una zona de viviendas. En este tramo hay un curveo continuo, giro a la izquierda, giro a la derecha, subida, giro a la derecha, camino de tierra, trozo de repentina subida, llano, giro a la derecha, nuevo giro a la izquierda, hasta salir a la calle Teodoro Herrero, que nos lleva, por un pequeño tramo de tierra, a acceder a un pequeño callejón, en ángulo de 90º, de apenas metro y medio de ancho, en el que tan solo se cabe de uno en uno, saliendo a la calle Rincón, que nos lleva a la denominada Pedreros, que es en subida, hasta la Iglesia de Santa María, giro a la C/ Herradores, que no lleva a la Plaza Mayor, zona de meta, y así dos vueltas más.
Salgo a buen ritmo, no decrece, tampoco me exijo mucho, pensando en que por la tarde tengo que realizar otra carrera.
Llegando a la meta
Por delante se van Joseki y su primo Pedro, me mantengo casi toda la carrera con los mismos atletas, y nos intercambiamos las posiciones, según mire, el asfalto, hacia arriba o hacia abajo.
En la última vuelta me adelanta Germán, de Lanchacabrera, y me mantiene la distancia, durante todo el trayecto. Casi finalizando, al encarar la calle Herradores, que lleva a la Plaza Mayor, me adelantan dos corredores más, pero ya no entro en la batalla, hay que empezar a relajar.
Al final, llegada en 19:49, para un circuito que, medido por internet, da un total de unos 4.600 metros, lo que da una buena media. Puesto trigésimo de noventa y ocho llegados a meta.
Las sensaciones en esta carrera han sido bastante buenas, he corrido bastante a gusto, no he notado una excesiva exigencia, lo que me da algún margen de mejora.
Como la categoría de Veteranos A, en la que me engloban, es desde los 35 años a los 50, es imposible subir al podio.
Tras terminar y despedirme de los compañeros y demás corredores, marcho para mi domicilio, porque por la tarde hay nueva entrega.

XXXIV SAN SILVESTRE DE TALAVERA DE LA REINA
Prueba esta que me gusta bastante, recorrido de unos seis kilómetros, llana, con mucho ambiente, y a la que suelo acudir con regularidad.
Este año participaban conmigo mi mujer y mi hijo pequeño, Víctor, cada uno, lógicamente, con distintos intereses.
En Talavera, tras recoger el dorsal
La tarde era muy fría y una brisa gélida invitaba a todo a menos a salir a correr. Pero aún así nos acercamos a por los dorsales, para estar preparados, y nos fuimos al coche, justo en el momento en que empezaban las carreras de los más pequeños. La sensación de frío crecía a cada paso que el sol iba dejando de iluminar.
Cuando faltaban apenas veinte minutos, decidimos salir del vehículo, para, previo paso por los servicios, irnos a la línea de salida.
Cuando llego a la zona de salida, ya hay mucha gente colocada esperando a que den la salida, por lo que intento adelantar todo lo posible para colocarme lo más cerca posible de la línea de salida.
Me encuentro con gente que están con sus hijos de muy corta edad muy adelante, lo que constituye un grave peligro, porque a esa altura, los corredores salen a mucha velocidad, y puede haber incidentes serios. Hay que recordar que somos más de dos mil los corredores agolpados en la zona de salida.
Llega un momento en que mi intento de avance finaliza. Ya me tengo que quedar donde estoy, un poco lejos del arco de salida, y a mi lado hay tres chavales vestidos de calle, y con cazadoras, que no llevan dorsal, se lo comento al de al lado, y me doy cuenta que él tampoco lleva, “a saber dónde va el dinero del dorsal”, me contesta. Un crack. Le respondo, si luego pasa algo no te puedes quejar.
Este sería un interesante debate, si hubiera algún razonamiento serio enfrente, pero con esa contestación todo intento de conversación finaliza. No hay más ciego que el que no quiere ver.
Dan la salida, y empieza la carrera de acelerones y frenazos, porque intentas correr, y, de pronto, te encuentras con gente que van a un ritmo muy lento, y te entorpecen el paso. La gente deberíamos ser más conscientes de nuestras posibilidades, y no colocarnos en lugares que perjudiquemos a aquellos que tengan otros intereses en la carrera. Pero esta parece una guerra que no se va a ganar nunca, y comienza una prueba donde solo va a haber adelantamientos. Y así es. Salimos a la Avda. Francisco Aguirre, y empiezo a intentar buscar huecos para adelantar, y hasta que no hacemos el giro de 180º no empiezo a correr con más soltura.
Llego al kilómetro 2, miro el reloj, 8:33, a 4:17 el kilómetro y teniendo en cuenta el primer mil, va la cosa muy bien.
Paso por el kilómetro 3, sigo adelantando, miro el reloj 12:48, a 4:16 el kilómetro. Nos vamos encaminando por la zona antigua de Talavera, por las calles más céntricas del municipio. Busco el kilómetro 4, llegando a la Plaza del Reloj, calle San Francisco, no lo veo, Calle Trinidad. Sigo adelantando a gente, a más y más corredores, y llego al final de la calle Trinidad, kilómetro 5, miro el reloj, paso en 20:56, a 4:11 el kilómetro. Solo quedan mil metros de esfuerzo, aunque creo que la distancia hasta la línea de meta es mayor que esa supuesta distancia que queda, salvo que no hagamos el último giro. Ya veremos qué ocurre.
Sigo avanzando por la Avenida Pío XII, alcanzo a corredores que, en principio, dada la distancia que me sacaban, no pensaba alcanzarlos, pero eso demuestra que voy mejor de lo que esperaba.
Aparezco en la Avenida Juan Carlos I, en la zona de contrameta. Y sigo adelantando a gente. Recta que se hace larga, porque aún queda un giro de 180º, el de afrontar la línea de meta. Sigo avanzando a buen ritmo, e, incluso, en este tramo, sigo adelantando más gente. Pero a falta de escasos cincuenta metros, un chaval joven, me pega una pasada por la izquierda que me queda clavado. El reloj de meta me dice que he entrado en 27:13. Mi reloj habla de 26:29. Casi un minuto he tardado en cruzar la línea de salida.
Cuando mido el recorrido en una página de Internet, me da casi 6.400 metros que he realizado, por lo que he corrido por debajo de 4:10 el kilómetro. Mirando la clasificación, finalizo en el puesto 224 de la general, de un total de 1.933 atletas llegados con dorsal, y que entran en la lista oficial. Bastantes los ha habido sin dorsal, que los tenían que estar echando en la línea de llegada, para que no entraran. En fin, allá cada uno.
Mi hijo Víctor, para ser su primera carrera en mucho tiempo, y a pesar de haber estado constipado durante la última semana, la hizo en un tiempo real de 36:47, y eso que estuvo con su madre durante los tres primeros kilómetros, hasta que le dijo que se marchase.
Mi mujer, Mariví, acabó con un tiempo de 41:06, suficiente para alguien que no ha entrenado prácticamente nada en el último mes.
Al final, muy contento con mi participación en Talavera, he tenido más fuerzas de las que yo esperaba, y he podido completar el reto de forma satisfactoria.
Ahora, a empezar a preparar la temporada de Medios Maratones, teniendo en mente la primera la de Malpartida de Cáceres, la de Los Barruecos, para luego seguir con Plasencia, seguramente Mérida, y después iremos viendo. Espero alcanzar en lo que resta de temporada el número de 70 medios maratones.
Como he cogido la costumbre, no voy a dejarla, aquí os dejo el enlace a una de las canciones de los grupos que suelo escuchar cuando corro, en este caso una de MAGO DE OZ, titulada FIESTA PAGANA.

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