domingo, 2 de julio de 2017

XXXIII CROSS POPULAR CIUDAD DE TRUJILLO

Con los compañeros del Club
El pasado domingo día 25 de junio, me decidí por participar en la trigésimo tercera edición del CROSS POPULAR CIUDAD DE TRUJILLO, más conocida como carrera La Cumbre – Trujillo, de las pruebas más veteranas del calendario atlético popular de Extremadura.
Era esta una prueba, que a pesar de la cercanía, nunca había participado, ya que llega en el mes de junio, en el que ya las ganas de competir son muy pocas, pero este año si opté por participar, y si a ello uno que fuimos varios compañeros del club, pues mejor que mejor.
Es un evento que se desarrolla desde la localidad de La Cumbre hasta la de Trujillo, por la carretera que une ambas poblaciones. La organización pone a disposición de los participantes un autobús para llevarnos al punto de salida, pero como llegamos tarde, tuvimos que ir en nuestro coche hasta el lugar de salida, que es la puerta del Bar “Naya”, en La Cumbre. Y así pudimos observar que el trazado no iba a ser nada fácil, una carretera con muchos toboganes y con un final en alto, que iba a sacar lo mejor y lo peor de cada uno.
Cierto es que el día anterior, a través de la página de www.wikiloc.es, busqué el recorrido y lo encontré, y vi lo que era este circuito, en bajada, con algún repecho, hasta el kilómetro 7, y desde ahí a la meta, una subida continua, que no tenía más que un pequeño falso llano a la altura del kilómetro 9, es decir, a 750 de la meta, porque la carrera no llega a ser un diez mil.
El día amaneció fresco, lo cual era una alegría, porque las últimas dos semanas habían sido de temperaturas muy altas, y aunque la carrera empezara a las diez de la mañana, lo cierto es que si llegan a darse las temperaturas que teníamos anteriormente, la carrera hubiese sido aún más dura.
Pero, bueno, vamos al relato de la carrera propiamente dicha. Tras tomarse alguno de los compañeros el café, y yo seguir con mi liturgia del zumo y del plátano que siempre me tomo antes de las pruebas, nos fuimos a calentar un poco, y allí nos fuimos congregando el casi centenar de corredores de la prueba, con bastantes mujeres. Allí estaban Houssane Benabbou, gran favorito masculino, y la amiga Mercedes Pila, que tenía la vitola de favorita femenina.
Esta vez, en vez de comenzar en la misma puerta del bar, como años anteriores, nos llevaron ante un paso de cebra, unos treinta metros más adelante, ya que no había arco de salida, y esta iba a ser la delimitación que marcaba el inicio de la carrera. Se dio la salida, y todos a correr. Es empezar a correr y Houssane ya ha empezado a poner distancia, al igual que Mercedes, que ha salido muy rápida, y deja a todas las féminas atrás. La salida en ligero descenso, y con las fuerzas intactas, daba ligereza al ritmo, y veo que estoy demasiado delante, miro el primer kilómetro, marcado por mi reloj, y lo paso en 3:53, excelente, sin duda alguna. Me iba a dar cuenta que esta carrera no tiene kilómetros marcados con carteles ni señales, por lo que gracias al gps, y al haber visto el circuito previamente, me hago una idea de cada kilómetro.
En el segundo kilómetro, ya lo paso en 4:06, aún así, el ritmo sigue por debajo de los cuatro minutos, si esta fuera la tónica y el circuito lo permitiera, haría un gran registro, pero falta mucho.
Ya la carrera se estira, me veo solo, por delante, los más fuertes se van alejando, y me adelantan una pareja, un corredor y una corredora, que se ponen por delante, y se van yendo poco a poco, aunque siempre les mantendré la distancia visual, con la intención de alcanzarlos antes del final. La carretera sigue mirando hacia abajo, y así se ve a los corredores que van por delante. Pico el kilómetro 3 en 4:13; me adelantan otros dos corredores, un veterano y un junior, que, éstos sí, se van a ir marchando poco a poco, hasta que los pierda, incluso de vista. 
Perfil de la prueba, hasta el kilómetro 6, llevadero, a partir de ahí, a sufrir y no poco
Es en este momento en el que me veo completamente solo, alguna mirada hacia atrás, y no se acerca nadie por detrás, mientras que por delante, la misma imagen, la pareja a unos doscientos metros, y en el horizonte, en lo alto, la imagen del castillo de Trujillo, y es que la población de llegada, donde se sitúa la zona de meta, nunca se pierde de vista en esta carrera. El paso por el kilómetro 4, sigue empeorando mi ritmo, en 4:18, ¿no habré salido muy fuerte? También es cierto que había una pequeña subida. Hay que seguir zapateando.
Paso por el kilómetro 5, pero no hay avituallamiento, como sea toda la carrera sin agua, se puede convertir en un calvario. Mi ritmo, mejora, el kilómetro en 4:11, parece que esto tiene mejor pinta.
Vamos acercándonos al kilómetro 6, y en un pequeño puente sobre el río Magasca está instalado el necesario avituallamiento líquido; cojo la botella, dos tragos y a seguir corriendo, aun la carretera mira hacia abajo, y el paso por el kilómetro 6, lo hago en 4:07, mejorando mis sensaciones.
Y aquí se acabó la zona favorable de la carrera. Nos adentramos en el kilómetro 7, que tiene toboganes, con un perfil ya desfavorable, alguna ligera bajada, pero casi siempre para arriba. Y el paso por el este mil se nota, lo hago en 4:36. Y, tras este paso, empieza la subida, larga, interminable, que nos va a conducir a la meta, las zancadas que antes eran más largas, se empiezan a acortar, la respiración es más jadeante, el corazón late más deprisa, y aunque parece que me acerco a la pareja que llevo por delante, lo cierto, es que tras pasar los primeros quinientos metros, veo que va a ser una aventura difícil de llevar a cabo. 
Las piernas empiezan a doler, la larga cuesta va haciendo mella en mi estado de ánimo. Giro la mirada, y veo que Antonio se va acercando, ahora sí que tengo que pelear para intentar que me alcance lo más tarde posible, no miro hacia atrás, no paro, las piernas cuesta moverlas cada vez más. Paso por el kilómetro 8 en 5:05, ya se ha ido todo el ritmo a paseo.
Se ve la llegada a la rotonda, zona de llano, que va a permitir recuperar un poco el cansancio de las piernas, de la mente, y es en este momento cuando, tras coger el agua de un nuevo avituallamiento, Antonio me alcanza, me agarro a él, y vamos los dos juntos. El kilómetro 9 lo he hecho en 4:27, y ahora queda el último trozo, los últimos setecientos cincuenta metros, que presentan una empinada subida, y una meta que no llega nunca.
Le digo a Antonio que voy al límite, pero él me dice que aguante, que hay que seguir, se ve una curva, le pregunto dónde está la meta, me dice que al doblar ese giro. Aún no se ve el arco, pero empieza a haber público, gente animando, ya hay que intentar mantener la compostura, el ritmo, para acabar, y cuando giramos a la izquierda, al fin, se ve el arco, pero lo que no se ve es el final de la cuesta, la llegada es en alto, y esta no para. Cojo a Antonio del brazo, lo levanto para entrar juntos en la meta. 
Se acabó la carrera, tiempo final 42:27, a ritmo de 4:21 el kilómetro, y puesto 33º de la general, sexto de mi categoría, de un total de 92 corredores que han llegado a la meta. Una sensación de haberlo dado todo, de no quedarme ni para cien metros más, pero muy contento, otra carrera más a la saca.
Con esto, punto y aparte, ahora a entrenar, mientras el calor lo permita, despacio, pocos kilómetros, solamente para no perder mucho, y el viernes, me desplazaré a Jaraiz de la Vera, a disputar la Carrera Popular de esta localidad, y ya hasta agosto, a finales, nada de nada de competición, solamente entrenar.
Aquí os dejo el enlace a una canción de Mikel Erentxun, donostiarra, y corredor, que me acompaña en algunos entrenamientos, concretamente su canción “Mañana”.

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