Navalmaraton, preparados para la batalla |
Montijo, localidad pacense, de unos quince mil habitantes, fue el nuevo destino elegido por mí, junto con algunos compañeros del club, para participar en un nuevo Medio Maratón, en su tercera edición. Tras las pruebas disputadas este año, en Sevilla y Plasencia, me aprestaba a correr en una prueba en la que se ponía en liza el campeonato de Extremadura de la distancia, lo que anunciaba un interesante cartel, que luego, a la larga, se quedó corto, porque de los anunciados, más de uno, y de dos, no se presentaron.
Los últimos días, aunque los entrenamientos seguían dando buenos resultados, notaba que acababa más cansado que anteriormente, y las piernas algo cargadas, por lo que la idea era hacer la carrera a un ritmo sostenido, que no fuera muy exigente.
Dada la temprana hora de comienzo, las diez de la mañana, y la distancia que había hasta la población montijana, aún no había amanecido, cuando ya estábamos saliendo de Navalmoral, en un viaje que se hizo plácido. Como siempre que vamos hacia esta zona de la región a correr, parada en el Juan Porro, que parece ya un alto obligatorio. Allí nos juntamos los seis miembros del club que íbamos a participar en esta carrera, Carlos Tapia, Jorge, Antonio, Daniel, Javier y yo. La mañana, algo fresca, no presentaba apenas aire, por lo que se perfilaba una jornada ideal para correr.
Llegamos a Montijo, y el aire que se preveía en días anteriores, no hizo acto de presencia, lo que reafirmaba los primeros presagios, positivos, de la gran mañana que íbamos a tener.
Tras recoger los dorsales, ya fuimos a ponernos “guapos” para la faena, dentro del Pabellón de la población, al lado de la zona de salida, una gran Avenida, llamada del Progreso. Últimos acicalamientos, untes de ungüentos y pasada por el servicio, antes de irnos a la zona de salida.
Ya estábamos en la zona de salida los más de 350 atletas inscritos para las dos disciplinas que se ponían en juego, la propia distancia de Medio Maratón, y una carrera de relevos, dividida en tres postas. Y se dio la salida. Una gran avenida, ancha, y un número no muy grande de corredores, permitió un arranque cómodo, sin apenas obstáculos. Tras los primeros doscientos metros, giro a la izquierda, abandonando el pueblo, yendo por el camino vecinal que nos va a llevar a la entidad local menor de Barbaño. En apenas cuatrocientos metros he pasado a Antonio Serradilla. Tras adelantarle, observo un cartel kilométrico que está dado la vuelta, y al girar la vista, veo que pone Km. 15, eso quiere decir que cuando lleguemos a este punto, nos quedarán seis kilómetros para la meta, y tendrán que ser por el interior de Montijo. Ya veremos.