domingo, 25 de marzo de 2018

IV MEDIO MARATON DE BADAJOZ

Todos los del club (menos Sergio), antes de salir
Las ganas pueden ser muchas, la ilusión también ser la máxima, que cuando la realidad te demuestra su cara, justo en ese momento debes aceptar que no es posible lograr siempre lo que se quiere. Así lo viví yo en Badajoz, el pasado domingo.

El día 18 de marzo, participé en la cuarta edición del Medio Maratón de Badajoz, incluido dentro de la prueba del Maratón Popular de la ciudad pacense, que ya celebraba su 26ª edición. Esta prueba nació como consecuencia de que muchos corredores nos hemos inscrito al Maratón, y, después, nos hemos retirado al paso por el Medio Maratón, por lo que al calor de la creciente afición a la participación en las carreras populares, desde la organización se decidió, con buen criterio, instituir esta prueba, por cuanto el recorrido de la prueba reina, es a dos vueltas. 
Y así, el domingo, a eso de las cinco y media de la mañana sonaba el reloj, para decir que era el momento de levantarse, para marchar hacia la capital pacense, porque las carreras tenían su comienzo previsto para las nueve y nueve y cuarto de la mañana, primero el maratón, después el medio maratón. Y como no solo yo soy el loco, hasta trece corredores del club nos dirigimos a Badajoz, en una mañana fresca, algo nublada, pero que, según las predicciones meteorológicas, no iba a obsequiarnos con la lluvia, como así habían sido varios días de la semana pretérita. 
Y en esta semana previa observé, noté, que no estaba fino, que las piernas no respondían con la misma frescura que anteriores jornadas, no corría redondo, había que pelear para buscar un ritmo adecuado, cuando éste antes fluía solo. No tenía las mejores perspectivas para la carrera, y eso que mi intención era pelear por conseguir un buen crono. 
Una vez llegamos a Badajoz, allí nos esperaba el amigo Javier con todos los dorsales, y tras tomar un café, unos, otros como yo, mi ritual de zumo y plátano, nos fuimos yendo para el colegio que hacía las veces de guardarropa y vestuarios, donde nos empezamos a poner guapos para la carrera. 
Se iban acercando las aguas del reloj a esa combinación que marcaba las nueve en punto, hora de comienzo del maratón, para que el que estaban inscritos cuatro de nuestros compañeros, el incombustible Antonio Serradilla, David, que venía de haber hecho el maratón de Sevilla tres semanas antes, Josequi, con su segunda aventura en la distancia, cerrando Carlos Tapia, el más valiente de todos, ya que era el que estaba menos entrenado de todos.
Tras salir la carrera, empezamos a ocupar la zona de salida, situada en el Paseo Fluvial, los corredores del Medio Maratón, donde empezamos a calentar, a correr un poquito, a trotar, y a aliviar la vejiga antes de comenzar. El speaker nos invita a todos a irnos situando en la zona de salida, una pancarta colocada a más de trescientos metros de lo que sería el arco de llegada para ambas carreras. Las piernas se veían sueltas, cómodas. 
Por el Puente de Palmas
Tras guardar un minuto de silencio, por el pequeño Gabriel, y con algo de retraso, se dio la salida, para los más de setecientos corredores inscritos a esta carrera. Mi objetivo inicial, es ir con Alberto Masa, quien va a llevar la bandera de la hora y media, y si luego voy mejor, ir dejándole atrás, para intentar alcanzar mi objetivo de 1:28. 
Salgo algo atrás, y Alberto, que está casi en la línea de salida, se marcha para adelante. La salida es ancha, por lo que pronto cojo mi ritmo; dejamos el Paseo Fluvial, giramos a la izquierda, por el Puente sobre el Río Guadiana. Enseguida aparece el primer kilómetro, pero el gps dice que apenas llevamos ochocientos metros, un corredor que va a mi lado, dice que estos puntos son para el maratón. Unos ciento cincuenta metros más adelante, aparece el kilómetro 22, después suena el gps. Primer mil en 4:08. Las piernas empiezan a mostrarse, parecen pesadas, pero aún no me preocupo, porque, normalmente, entrenando me pasa igual, y luego voy mejorando. La bandera de Masa se ve a una cierta distancia. Dejamos el puente, y avanzamos por la Avenida de Elvas, antigua Nacional V, en dirección a la frontera, tras ir dejando atrás rotondas y rotondas. Es una larga recta, donde veo, noto, que no voy mejorando, el segundo kilómetro repito el paso. A la derecha, el Hospital. Aún parece cerca Masa. Sigo avanzando, y aquí ya voy notando que no avanzo con fluidez, que las piernas no van a correr lo que yo quisiera, mi respiración no es tampoco buena. Al paso por el tercer kilómetro, a la altura de la Universidad, veo que Alberto empieza a marcar una diferencia que va a ser complicado rebajar. 
Cae el kilómetro 4, donde ha saltado el ritmo, ya voy por encima de los 4:15 el kilómetro. En este punto empiezo a alcanzar a los últimos corredores del Maratón, aquellos que van a tardar más de cuatro horas, y van a rondar las cinco horas. Y en este punto, alcanzo a un grupo de soldados, vestidos con todas sus ropas, botas y mochila incluidas, que van corriendo, y que se relevarán con otro grupo en el Medio Maratón. Sin duda alguna, una imagen digna de mención. 
Buscando el kilómetro 11
Ya nos vamos acercando al kilómetro 5, cerca de la frontera hispano portuguesa. Cojo la botella de agua, doy dos tragos, buscando una mejora en el ritmo. En este punto paso en 21:06 el 5.000, a 4:12 el kilómetro, y aumentando. Giro de 180 grados y estamos, de nuevo, dirección a Badajoz, pasando corredores que, lógicamente, van más lentos, y es que van a hacer el Maratón. Sorprende la gran cantidad de mujeres que se han lanzando a esta aventura, y que a su paso, para algunos lentos, estoy completamente seguro, van a completar la prueba. 
En este punto, parece que va más cerca Alberto. ¿No será un espejismo? Dejo atrás el sexto kilómetro, tras pasar junto al Centro Comercial, y estoy deseando llegar al séptimo kilómetro para ver qué ritmo llevo. No le pido más a las piernas, simplemente sigo avanzando, sé que no voy rápido. Y suena el reloj, me indica el séptimo mil, tiempo total, 29:36, a 4:13, me voy alejando de mi objetivo, sin remisión. 
Pues nada, llegado a este punto, simplemente hay que dejarse llevar, correr, terminar, no siempre se gana, hay veces, las más, en las que no se consigue lo que uno ansía, el deporte es así de duro, de cruel, pero, a la vez, gratificante. 
Aún seguimos por la Avenida de Elvas, viendo como los últimos corredores del Medio Maratón, van en el otro sentido de la avenida. Dejamos el Hospital, tras el paso por el kilómetro 8, y tras unos metros, nos salimos de esta avenida, para entrar en la Avenida Manuel Saavedra, donde aparece una pequeña subida, que a mí se me atraganta, no subo bien, y solo intento llegar arriba. Cuando está casi completa la cima, suena el reloj, noveno kilómetro. Tras pasar la rotonda, el terreno se pone en llano, y algo de descenso, pero antes de llegar al kilómetro 10, la carretera exige un poco, no mucho, pero como ya no voy metido en carrera, parece que todo te obliga más. Paso por los diez kilómetros en 42:48, a 4:16, por encima de la hora y media al final. Tras dejar atrás este kilómetro, afronto una rotonda, y de ahí una bajada hasta el Puente de Palmas. Miro hacia atrás y Santi y Juan Carlos los noto cerca. Por delante veo a la gran Tina Ramos, será mi próximo objetivo. Paso por el Puente, bastante gente animando, y giro a la izquierda, dejando la Puerta de Palmas a la derecha. Tina la voy notando más cerca, tras pasar el kilómetro 11. Vamos por la circunvalación, dejando la Alcazaba a la derecha; sigo adelantando a corredores del Maratón, éstos ya irán bajando de las cuatro horas, y a alguno del Medio Maratón. 
Por el interior de Badajoz
Paso por el kilómetro 12, avanzando por la Avenida Manuel Rojas, Tina está más cerca, yo no miro para atrás. Y cuando llego a la altura del kilómetro 13, por fin, alcanzo a la atleta pacense, la saludo, pero se la ve que no va bien, va con un compañero. La dejo, y en ese momento, me adelantan Santi y Juan Carlos. No hago intención de seguirlos, mi único objetivo es acabar la carrera. 
Paso el kilómetro 14 en 1:00:08, ya por encima del tiempo previsto, a 4:17 el kilómetro, para un final por encima de la barrera de los noventa minutos, y sabiendo que esta carrera va a dar más metros, la hora y treinta y uno es el nuevo objetivo final. 
Y nos encontramos en la antigua carretera Nacional V, donde está la gran subida de la carrera, tras pasar por las instalaciones deportivas de San Roque. En ese momento, el compañero de Tina, se para en un puesto de la Cruz Roja, pidiendo algo para la corredora. Se retira en ese momento. Aquí solo queda agachar la cabeza, y avanzar, paso a paso, poco a poco. Dejo atrás el kilómetro 15, y giramos por Corte de Peleas, donde seguimos ascendiendo. A mediados de este paso, el terreno empieza a mirar algo para abajo, pasamos por la Plaza de toros, tras dejar atrás el kilómetro 16, y de ahí salimos a la Ronda del Pilar, donde el terreno se empina nuevamente. Algunos corredores del Maratón ya van andando, y es la primera vuelta, puede ser su forma de afrontar tan exigente distancia, andar de vez en cuando. 
Paso por el Parque de Menacho, tras pasar por el 17, y giramos a la izquierda, por Cristobal Colón, Avenida del Perú, kilómetro 18, y nuevo giro a la izquierda. Estoy un poco perdido, no controlo lo que queda para terminar. Paso por el Colegio Salesianos, y por la Avenida Godofredo Ortega, aquí ya me sitúo, por aquí he estado transitando cuando estuve en la Directiva de la Federación Extremeña de Natación, y precisamente a la altura de Alvarez Lencero, donde está la Federación, marca el kilómetro 19, el paso es en 1:22:13. 
Pasamos la Avenida Sinforiano Madroñero, y giramos hacia la derecha por Manuel Vidarte, donde se va adivinando el final de la carrera. A la izquierda el Carrefour, a la derecha, un nuevo avituallamiento. Dos tragos de agua, y a seguir corriendo; izquierda, derecha, y salimos a un nuevo tramo de la Avenida Sinforiano Madroñero, al fondo el Puente Real, pero vamos hacia la derecha. El kilómetro 20 lo he hecho en 3:57. Adelanto a un chaval con camiseta negra. Avenida del Perú, nuevo giro a la izquierda, y ya estamos en la zona de contrameta, por la calle República Dominicana. Al fondo veo a los de la prueba de maratón, que van para hacerla en 3:30. Mi objetivo inicial era haberlos cogido antes del kilómetro 20, para ir bien, pero no ha sido posible. Al llegar a la calle Santarem, nos separan en dos carriles, medio maratón, yo, a la izquierda, maratón, los otros, a la derecha. 
Encarando la recta de llegada
Ya estoy en el Paseo Fluvial, al fondo se ve la zona de meta, con varios arcos, antes del definitivo. El corredor de la camiseta negra, me pasa con facilidad. Alcanzo a un corredor del AACB, y lo gano por escasos segundos. Crucé la meta en 1:31:25. Al final el tiempo ha saltado por los aires. No es un mal registro, pero si uno viene con una ambición, el sopapo es importante. El gps me indica que hemos hecho 21.300 metros.
Estoy cansado, lo noto, mi pelea por ir sumando carreras de medio maratón, me ha hecho ver que no puedo correr todas a un gran nivel. Pero lo importante es llegar, es cruzar la meta, sin lesiones, y eso sí que lo he hecho. 
El resumen de mis compañeros de Medio Maratón, es un formidable tercer puesto para Jorge, Alberto y Juan Carlos bajan de la hora y media, Santi, se queda por encima de la hora treinta, luego llego yo, y después vienen Santi, Andrés, que se ha fastidiado en carrera, Sergio, que mejora marca personal, y cierra Sandra, que termina su primera prueba de medio maratón sola, sin compañía, bajando de las dos horas, y tras haber estado en Mérida dos semanas antes. 
Tras pasar por el fisioterapeuta, que me descarga las piernas, voy a cambiarme, para luego acercarme a ver llegar a los compañeros del Maratón. Primero en llegar es el gran Antonio Serradilla, en 3:26, después David con 3:27, mejorando su marca personal, después Josequi, que baja por dos segundos de las 3 horas y media, cerrando un valiente Carlos Tapia, que consigue bajar de las 4 horas, mejorando su marca personal. 
Por lo que a mí respecta, 92º clasificado de la general, de un total de 614 llegados a meta, no habiendo más que una única categoría. 
Cruzando la meta
En resumen, una gran jornada de atletismo, en compañía de un gran grupo de personas, y amigos, que conforman el club de Navalmaraton, siendo admirados y envidiados en muchos lugares. 
En cuanto a la prueba, notable alto, porque está bien en relación calidad/precio, aunque quizás falte algo más de avituallamiento en meta. Por lo que respecta al recorrido, se echa en falta, tal vez, entrar en calles más céntricas de la ciudad, y las duchas lejos de la zona de salida y meta. Pero ya sabemos que organizar no es fácil, y no siempre se hace lo que uno desea, sino lo que te dejan. 
Próxima parada, el Cross del Camino de la Ermita de la Dehesa, que organizan los amigos del CD Lanchacabrera, este sábado, en Jaraiz de la Vera, donde Antonio Serradilla es el padrino de la prueba, y será homenajeado. Doble motivo para ir, gran carrera, organizada por excelentes personas, y homenaje al Sr. Serradilla. 
Para finalizar, os dejo la canción “Y NOS DIERON LAS DIEZ”, del maestro Sabina, que tiene el mismo comienzo que la anterior canción que os dejé, “ojos de gata”, de Los Secretos, pero con distinto desarrollo en la historia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario