D. Mariano, sale usted en Nueva York a vanagloriarse de todos los españoles que no se manifiestan, mientras que en Madrid, en las inmediaciones de la fuente de Neptuno, la Policía, esa que está compuesta por funcionarios, a los que usted y los suyos están masacrando a diario, golpean a manifestantes, a personas, padres, hijos, que están en contra de lo que usted está haciendo.
Tenga en cuenta, por si no lo sabe o no lo quiere saber, que cada día está más gente saliendo a la calle, porque usted y los suyos, subyugados a Europa y Merkel, están asfixiándonos económica y socialmente, y ahora también lo quieren hacer cortando nuestra libertad a expresarnos.
Cuando alguien dirige un gobierno debe tomar decisiones, como es el caso de usted y los suyos. Pero éstas, a mi entender y cada día el de más gente, equivocadas y contraproducentes, y con ello corre el riesgo, cierto, de sufrir el ataque en forma de manifestaciones de la masa social, que quiere defender lo que le corresponde o pedir aquello que cree que es justo.
Porque no es menos cierto que en estos diez meses, usted y los suyos, han machacado sin descanso al pueblo, a los trabajadores, a los jóvenes, han rematado todo el sistema de protección al ciudadano que existía en este país, ha destrozado el sistema público de educación y sanidad, aquel por el que generaciones enteras han estado peleando y tanto nos ha costado conseguir, y que usted juraba y perjuraba que iba a defender a ultranza. Menos mal.
Y ahora pretende que nos quedemos en casa, que nos callemos y sigamos con la cabeza agachada. Pues no, Sr. Rajoy, no, no estamos dispuestos a quedarnos callados, se nos tienen que oír, nos tiene que tomar en consideración.
Y cada día son menos los que se quedan en casa, y eso lo saben usted y los suyos. Porque sí, salvo usted y los suyos, acompañado de los más cercanos, aquellos los que le deben favores, son los que defienden sus fechorías.
Porque hay muchos que les votaron en la confianza que iban a levantar el país, pero hoy lamentan su acción, el 20 de noviembre, porque lo que está haciendo es que el barco, que tenía que reflotar, esté cada vez más cerca del fondo del mar.
Y en cuanto a las manifestaciones, ya se ha olvidado usted cuando con los suyos montaban una y otra manifestaciones un fin de semana y otro también, con cualquier excusa, con cualquier pretexto. Entonces, también éramos muchos los que nos quedábamos en casa, y nadie nos tuvo que hacer un reconocimiento como el que ha hecho usted, cuando entonces éramos antipatriotas, si escuchábamos a sus correligionarios.
Felicite usted a los que se quedan en casa, porque el paso que va, pronto los podrá invitar a cenar a La Moncloa, porque van a ser muy poquitos, ya que se está quedando solo.
Sr. Mariano, en vez de paseítos por Nueva York, fumando un puro, no se olvide que su dominio de la situación basado en la porra y la detención, en el miedo en una palabra, se le puede volver en contra, porque la institución con la que intenta esparcir ese miedo, la Policía, están tan jodidos como los demás, y cabreados.
Gaste sus energías en poner las cosas claras en Bruselas y Berlín, y menos en fustigar y golpear a los que salen a protestar a la calle. Todo se puede volver en contra.
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