lunes, 4 de febrero de 2013

SIN VERGÜENZA


Habéis dejado que se arruinen miles de empresarios, que empresas con solera y con antigüedad, hayan echado el cierre, y tengan que despedir a todos sus trabajadores.
Habéis hecho que tengamos que mantener a todos los bancos, con dinero público a espuertas, cuando han sido los que han endeudado al pueblo para y por siempre y que, además, han cerrado el crédito.
Habéis destrozado todo el estado de bienestar, cerrando hospitales, geriátricos, cobrando a los niños por utilizar los comedores sociales, y habéis cometido una y mil tropelías. No importa si se mueren viejos en soledad, sin asistencia, que una persona tenga que abonar su traslado en ambulancia para que le hagan un tratamiento; qué importa si la operación quirúrgica se demora seis meses, lo importante es ayudar a toda esa panda de usureros, y allanar el camino hacia las privatizaciones.
Habéis permitido que se hayan quedado con todos los ahorros de cientos de personas, mayores, sin cultura, haciéndoles creer que su dinero iba a un fondo fijo, cuando realmente los estaban metiendo en unos productos llamados Preferentes, y ahora nadie quiere saber nada de ellos.
Habéis permitido que los gestores que han arruinado los bancos y las cajas de ahorro de este país, se vayan de rositas, con indemnizaciones multimillonarias, insultantes, pagadas, y eso es lo más lamentable, con dinero público.
Habéis destrozado la vida de un montón de trabajadores que estaban sirviendo al público, en organismos, estamentos, empresas, de carácter público, echándolos sin miramiento a la calle, todo para lucrar a vuestros amigos y contactos a través de las privatizaciones.
Habéis cortado, más bien habéis negado el derecho a la Justicia, a millones de ciudadanos, que no podrán costearse la defensa de sus legítimos derechos, porque habéis creado una justicia elitista.


Y ahora habéis iniciado el mayor ataque al funcionariado; porque, no contentos con haberles reducido el sueldo hace un tiempo el 5%, decidisteis quitarles la paga extra, para salvar el país; pero, con lo que os habéis ahorrado, ¿qué vais a hacer?, ¿ayudar a los mayores, a los dependientes?, que va, eso es tirar el dinero, habrá que dárselo, otra vez, a los bancos, porque están muy necesitados.
Pero claro, en este punto hay que recordar a todo el mundo, que mientras a los funcionarios, a los empleados públicos, les habéis quitado la paga extra, todos aquellos cargos públicos que cobran del erario público, dinero en forma de sueldo, no les ha sido negado este derecho mediante decreto, y la han cobrado. Hay que tener poca vergüenza. Sólo algunos, con algo de conciencia, han renunciado a la misma, pero han sido muy pocos.
Habéis quitado a una gran cantidad de trabajadores el derecho a disfrutar de su merecida recompensa por el trabajo de todo un año, sumiéndolos en la mayor de las tristezas, haciendo que sus navidades hayan sido para no olvidar, igualando a todo el pueblo por lo bajo.
Gracias a esta decisión, los comerciantes han sufrido, aún más, un mayor rigor en sus maltrechas cuentas, y algunos, que esperaron esta temporada como una forma de cuadrar sus resultados, ahora se encontrarán con el motivo principal para echar el cierre. Porque comercios, restaurantes, salas de fiestas y establecimientos similares han observado, con tristeza, con desazón, que sus ingresos han disminuido considerablemente.
Habéis decidido reducir los días de asuntos propios, vendiendo que era un privilegio que tenían los empleados públicos; pues no, eso no es verdad, porque esos seis días de libre disposición, que disfrutaban, se los dio el Estado, como forma de pago para no tener que abonarles la pérdida de poder adquisitivo de varios años, que era la nada despreciable cantidad del 15% de pérdida de dinero, eso era y es la verdad, y eso no lo contáis.
Habéis aumentado la jornada laboral de los empleados públicos, cercenando con ello la posibilidad de que los trabajadores privados reduzcan la suya, aprobando, igualmente, la posibilidad de hacer la jornada partida, actuando en contra de cualquier criterio de ahorro, con el único ánimo de perjudicar a los trabajadores, de atentar contra su vida familiar, esa que parece que quien toma esta decisión no tiene.
Porque sí, ahora vuestro punto de mira está en el funcionario, el profesional público, el que vela porque los servicios se ofrezcan con garantías, con esmero. Pero, claro, se han convertido en un problema, porque son aquellos que os dicen lo que NO se puede hacer, y os indican cómo se debe llevar a cabo; no viene bien que os llamen la atención, porque creéis disponer de todo el poder, por haber sido elegidos por el pueblo; si al pueblo le preguntan hoy, quizás la respuesta sea otra.
Pero para eso faltan agallas, para enfrentarse al pueblo, cara a cara, y por eso,  escondidos en vuestros palacetes, en vuestros edificios, protegidos por la fuerza pública, esa que pagamos entre todos, y que solo sirve, cada vez más, para defenderos a vosotros, la utilizáis para atacar a los ciudadanos que tienen, oh, la osadía de manifestar su desacuerdo con las, cada vez más, arbitrarias medidas que disponéis.
Pero que siga así la cosa, porque esos cuerpos que os amparan y defienden, empiezan a estar hartos de sufrir los mismos recortes que el resto del pueblo, con la moral bastante minada, ya que también son funcionarios y están siendo tratados igual o peor que el resto de sus compañeros, pronto se dará la vuelta.
Pero, claro, mientras tanto, vuestros hijos, vuestras familias sí han podido disfrutar de estas fiestas con holgura, con dinero suficiente en los bolsillos, pudiendo ir a los restaurantes a festejar y comer, han podido gastar en comprar regalos para sus amigos y familiares, convirtiéndoos en una casta especial, única, con calificativos que no por repetidos, dejan de ser verdad.
Es triste, es lamentable, que mientras las familias, los trabajadores, cada vez sufren más por mantener sus puestos de trabajo, por llegar a fin de mes, por poder hacer frente a los pagos, hay un grupo de personas que está por encima de todos estos problemas, viviendo en una burbuja, a costa de todo el pueblo, en otro mundo, ajeno a la situación del país, gastando y dilapidando sin escrúpulos.
Que lo disfrutéis.

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