sábado, 11 de octubre de 2014

XXVIII MEDIO MARATON DE TALAVERA

Primera prueba de medio maraton de la temporada, y superada con relativo éxito. Y toda la relatividad se basa en lo que dura la prueba, en como uno lo pasa, y como en uno lo acaba.
La prueba se disputó en Talavera de la Reina, lugar donde, por primera vez, conseguí bajar de la hora y media, allá por el año 2004, la barrera que marca un éxito en el medio maratón, de cuando se habla de una marca de cierta entidad. La jornada se presentaba soleada, con una temperatura agradable, que invitaba a ir a correr.
Llegamos temprano, lo que posibilitó que tuviésemos tiempo para tomar un café, tras haber cogido el dorsal. Después de este receso, nos fuimos a cambiarnos, a prepararnos para el combate, para la carrera. Y ya, una vez preparados, partimos hacia la zona de salida, encontrándonos con amigos y compañeros de otras carreras, de otras participaciones, entre ellos los amigos del Lanchacabrera, Antonio Serradilla, de Cáceres, y otros conocidos. Iniciamos, así, el calentamiento, con pequeñas carreras, hablando con unos y otros.
Me aparto un momento para realizar los últimos estiramientos, para liberar el organismo, y ya cuando me quiero dar cuenta, está casi todo el mundo agolpado en la línea de salida. Como un explorador por la selva, me voy abriendo paso entre corredores y corredoras, buscando acercarme un poco más hacia la línea de salida, con la intención de no perder mucho tiempo cuando arranque la carrera.
Me sitúo cerca de Santi y Juan Carlos, y al momento cortan la cinta que separa unos metros al pelotón de la raya que marca la salida, y como un río nos desbordamos, para colocarnos más cerca aún, en peligroso equilibrio con la línea de salida. En ese momento es cuando dan el pistoletazo de salida, y todos a correr. Como no estoy muy cerca, me voy colocando según va avanzando la carrera, adelantando a algunos corredores, hasta llegar al primer giro de ciento ochenta grados, buscando el primer kilómetro, que paso en 4:08, no creo que mi ritmo sea más alto que este, ya que mi única intención es superar la carrera, cruzar la línea, y, si puede ser, terminar por debajo de los noventa minutos.
Voy a mi ritmo, Eloy, Juan Carlos, Santiago y Alberto, que están más fuertes que yo, marchan por delante, yo me quedo un poco por detrás, a mi ritmo. No noto que mi cadencia sea muy fuerte, pero tampoco parece que tenga muchas ganas de apretarme más. Van avanzando los kilómetros, y yo sigo con mi ritmo, algún corredor me adelanta, alguno sobrepaso, nuevo giro, y buscando el kilómetro 4, encarando toda la Avenida Francisco Aguirre, la recta más larga, tan solo interrumpida por una rotonda. Paso por el kilómetro 5, tiempo acumulado 20:55, a un ritmo de 4:11. Primer avituallamiento, nos dan botellas de biberón, cerradas, vaya fastidio, hay que abrirla, un esfuerzo más en carrera.
Nuevo cambio de sentido, de esos que te cortan, que te frenan, que te detienen, y te obligan a hacer un nuevo esfuerzo. Vamos para el centro de la población, paso por el kilómetro 6, hasta llegar a la Avenida Pío XII, donde está el kilómetro 7, nueva mirada al reloj, tercio de carrera en 29:25; la cosa va bien, previsión por debajo de la hora y media.
Ahora avanzamos por la Avenida del Príncipe, donde afrontaremos un nuevo giro, y sobrepasamos los kilómetros 8 y 9, lugar donde está situado un nuevo avituallamiento y cojo una nueva botella de agua, para seguir adelante. Giro a la derecha, y salida a la zona de meta, donde los corredores del diez mil se dirigirán a meta, y los que hemos decidido realizar la prueba del medio maratón debemos seguir. Lo que antes era una aglomeración de gente, ahora nos quedamos casi solos, unos distanciados de otros. Voy recuperando a algún corredor, y por el Paseo de la Estación alcanzo a un chaval vestido de verde, con el que voy al mismo ritmo. Salimos juntos a la Avenida Francisco Aguirre, donde vamos hablando. Si aguanto con él llegaremos bien a la línea de meta. Cambio de sentido, y nos alcanza un corredor bastante alto, que se aleja enseguida unos metros de nosotros, y mi compañero se va con él, yo no hago nada por seguirlos, y me quedo solo. Kilómetro 14, tiempo acumulado 58:56, a este ritmo acabo por encima de 1:27.
Pasamos por el kilómetro 15, nueva botella de agua, y en estos kilómetros parece que me voy sintiendo más a gusto, parece que tengo ganas de correr. Ha habido momentos anteriores en los que, sinceramente, he pensado, incluso, en abandonar, pero mi propio orgullo, el no tener que dar una y mil explicaciones después, me ha llevado a seguir en la carrera, dando zancadas sobre el asfalto. En este punto todos los que van conduciendo coche, se ponen a tocar el claxon, parece que les molesta que estemos corriendo nosotros y ellos tengan que esperar. Qué tristeza, qué poca educación, no pueden ceder para nadie, sólo ellos tienen derecho a ir por las calles. Que les den.
Entrada a la zona cerca de la línea de meta, dejo atrás el kilómetro 16, y en la salida de la Avenida Pío XII, con una ligera bajada, o esa es mi sensación, me acelero un poco y alcanzo a un corredor y luego a otro. Paso por el kilómetro 17, desde ahí se ve como llegan ya corredores a la línea de meta. A mí aún me quedan cuatro mil metros. Viene un tramo que se me hace un poco largo, hasta girar a la derecha, a la Avenida de la Constitución, que habrá que bajar, y luego subir, para hacer un kilómetro que falta de la primera vuelta. Sigo a mi ritmo, los que venían detrás de mí se van quedando más atrás, los que están por delante parecen más inalcanzables, pero aun así persisto en seguir intentando coger a alguno.
Voy detrás de un corredor que lleva una camisa amarilla, del que parece que cada vez estoy más cerca. Cada metro que avanzo parece que le recorto algo aunque sean unos centímetros. Le tengo más cerca, nos vamos acercando al penúltimo giro, el que nos llevará al kilómetro 20, le tengo casi echado mano, cuando da su hachazo: En vez de llegar al final del tramo, recorta unos veinte metros antes, lo que se dice hace trampas, que unidos al giro, y a los veinte metros, me saca una nueva diferencia que va a parecer difícil recortar.
Estoy en el último kilómetro, creo que al final caerá, pero por más que lo intento, no lo consigo, cuando llegamos a la zona de contrameta, acelero, pero él también acelera, y me saca algún metro más. Ya me empiezo a resignar y en el último giro, veo que no viene nadie que amenace mi posición, así que, aunque no bajo mi ritmo, tampoco lo acelero, me da igual alcanzar o no a mi predecesor. Recibo los ánimos de Jorge, que ya acabó hace un rato.
Cruzo la línea de meta en 1:28:14, a ritmo de 4:11. Un buen resultado para ser mi primera prueba de entidad desde mi lesión, después de tres meses de entrenamientos, bastantes complicados al inicio, de calidad en el último mes. Me he sentido algo pesado, algo falto de ritmo, de chispa, he terminado la prueba por pura cabezonería, porque tenía que hacerlo. 
Una nueva prueba de medio maratón, ya llevo sesenta y una; una nueva marca por debajo de hora y media, ya sumo treinta y una, más de la mitad. Puesto final 85º de la general, y en mi categoría, en la que me estrenaba, duodécimo, y es que en esta carrera, rápida, hay mucho nivel, y la tercera plaza se situó en una marca de 1:17:54, sin duda mucho para mí.
Después de terminar la carrera, y pasar por la ducha, nos fuimos los compañeros a compartir unas cañas de cerveza, y, cómo no, para hablar de la carrera, de lo que me pasó a mí en aquel kilómetro, de lo que le pasó al otro con aquel corredor, de si hubiera apretado más, en fin lo de siempre, pero lo más importante, que una carrera más cayó a la saca.
Tras la carrera, tras el reposo, hay que hacer reflexión de todo lo acontecido. Los demonios que me decían que abandonasen me asaltaron al principio de la carrera, y mediada ésta, aunque luego los he ido abandonando. Alguna vez me tenté de echarme a andar, sin saber el motivo, pero el caso que, de una forma u otra, al final fui avanzando, yendo para adelante, hasta conseguir terminar la carrera, cruzar la línea de meta, conseguir, al fin y al cabo, un éxito más, porque, se quiera o no, culminar la carrera es siempre sinónimo de éxito, las marcas, los resultados siempre son secundarios, la memoria vivirá de cruzar bajo el arco de llegada.
Buenas sensaciones las conseguidas al final. Alegría por lo alcanzado. No ha sido mi mejor marca en Talavera, dos minutos por encima del año pasado, pero, sin duda alguna, es un buen punto de partida. El primer entrenamiento realizado tras la carrera, fue muy bueno, quizás de los mejores en bastante tiempo. Eso me da confianza. Ahora, el próximo reto, el Medio Maratón de Bilbao, que será nocturno, el día 18 de octubre. Y una vez que acabe la ciudad vasca, preparación pensando únicamente en Sevilla, en su maratón, mi séptima prueba de la distancia, pocas para lo que llevo corriendo, pero bueno menos da una piedra. Ya veremos qué ocurre.

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