viernes, 14 de agosto de 2015

TEJEDA DE TIETAR Y ROMANGORDO

En Tejeda de Tiétar, antes de la salida
El viernes día 7 de agosto bajé el telón de mis participaciones en las distintas carreras del Circuito Popular de la Vera, que se ha venido desarrollando desde finales del mes de junio, hasta este comienzo del mes de agosto.
Al final, de las doce carreras, he participado en un total de nueve, que me han servido para quedar el 26º de la clasificación general, de un total de 260 corredores masculinos que han participado en, al menos, alguna prueba, y el 6º de mi categoría Veterano C, habiendo participado un total de 63 atletas.
A pesar de las dureza de prácticamente todas las pruebas, salvo la de Tejeda, las he superado, con menor rendimiento del que debería dar, pero el tiempo, supongo, me hará recuperar mi tono físico y me volverá a colocar en mis ritmos.
El viernes marché, con José Carlos y mi hermano, Victor, a la IV CARRERA POPULAR DE TEJEDA DE TIETAR, la más llana de todas las carreras de esta serie de pruebas. Esta era, quizás, mi oportunidad de hacer una buena carrera, y conseguir un buen resultado.
Tras llegar, y los saludos de rigor, nos pusimos a realizar el reconocimiento del circuito, y nos dimos cuenta que, efectivamente, la carrera es bastante favorable, aunque tiene tramos que pican hacia arriba, poco, pero al ser largos, también inciden en el esfuerzo. Lo más destacado, es la longitud de la vuelta, casi dos kilómetros, por lo que la carrera, con tres vueltas que hay que dar, será de unos seis kilómetros.
Una vez finalizan las carreras de las categorías inferiores, nos apostamos en la línea de salida, y a la vez de meta, cerca de setenta corredores de las categorías absoluta y veteranos. Dan la salida y salgo con más alegría que en las anteriores ocasiones, posicionándome en la parte media delantera de la carrera.
Cuando apenas llevamos cuatrocientos metros, Carlos Tapia, se para con fuertes dolores en el estómago; luego me entero que se retiró y me comentó que llevaba toda la semana con problemas de estómago y no se encontraba bien.
Me fijo como objetivo a Susi Gil, que puede ser el que me permita llegar al podio, ese es mi pensamiento, pero veo que los pocos metros iniciales se van tornando en unos cuantos más cuando transcurre la primera vuelta, que se estabilizan y no decrecen. Cuando se está terminando la primera vuelta me alcanza Claudio, pero al pasar por el arco, me vuelvo a distanciar de él.
Mi hermano me alcanza y me dice que me vaya con él, y aunque lo intento, un rato después le digo que se vaya, que no me espere. Si consigo subir el ritmo le cogeré.
Paso por la segunda vuelta, y ya vamos a por la última. Siento que detrás mía vienen Claudio y otro chico, que, cuando me sobrepasa, veo que es Veterano C, así que ya las posibilidades de optar al podio se van esfumando.
Comienza el trozo de bajada por detrás de la Iglesia, y noto que no voy, parece que me he colapsado, que no tengo fuerzas, y me sobrepasan, con facilidad, Claudio y Daniel. Quedan unos quinientos metros que se me pueden hacer largos, me he tirado fuerte y ahora estoy pagando el esfuerzo, quería estar mejor de lo que realmente estoy, y el asfalto me ha dando un guantazo, devolviéndome a la cruda realidad.
Salimos a la carretera principal del pueblo, y aquí parece que me recupero un poco más, vamos en línea los tres, y ya las diferencias no se abren en exceso.
Paso por la línea de meta, en un tiempo de 24:23, para completar un recorrido de 5.940 metros, el ritmo a 4:06 el kilómetro, el mejor ritmo de todas las pruebas, evidentemente, porque era la más llana de todas. Al final puesto 34º de la carrera, de un total de 65 corredores que cruzan la meta y sexto en mi categoría.

El sábado no acudí a la última prueba del circuito, en Cuacos de Yuste, porque tenía un evento, por lo que aquí acabé mi participación en estas pruebas, la primera vez que compito en las carreras de La Vera.

En Romangordo, con los compañeros


Pero como un fin de semana con una carrera se me hace poco, el domingo decidí acudir al XV CROSS URBANO DE ROMANGORDO, que se celebraba en horario cuasi nocturno. Esta prueba, con el paso de los años, ha perdido el nivel que tenía en sus comienzos, pero como la tradición hay que mantenerla, pues a seguir participando.
Y hasta allí nos fuimos José Carlos, Enrique, Alberto, Sergio y yo. Después se incorporaría Antonio Serradilla. Como alguno no conocía el recorrido, tras inscribirnos fuimos a realizar el reconocimiento del mismo.
De un circuito, nuevo, que lleva cuatro ediciones pasando por estos lugares, que tiene una cuesta de cemento en dos tramos, con un falso llano en medio, que te queda bastante tocado, y luego se transita por un tramo de tierra, largo, con piedras sueltas, con hojas, que primero llanea, y después tiene dos bajadas, una con menos pendiente y la otra muy pronunciada, con regaderas en mitad del camino, piedras sueltas y hojas resbaladizas, vamos un coctel perfecto para lesionarte.
Tras abandonar esta bajada, nos vamos por un tramo de tierra, recto, que mira, de forma ligera, hacia arriba, hasta llegar al pueblo, teniendo que volver a la zona de salida en la primera vuelta, y entrar directo a la plaza en la segunda vuelta.
Vamos a ver qué tal se da esta carrera.
Poca participación en la carrera absoluta, pero somos los que estamos y no hay que darle más vueltas al tema.

Se da la salida, y empiezo tranquilo, muy tranquilo, tanto que me adelanta bastante gente con facilidad, vuelta a la piscina y nos enfrentamos a la subida de cemento, y aquí empiezo a correr un poco más deprisa, sobre todo cuando observo que me siguen sobrepasando más corredores. Corono la subida y empieza la zona que mira hacia abajo, con algún llano, y me coloco detrás de Miguel, de Romangordo; por mis cuentas puede ser el tercero de mi categoría, y creo que podré ganarle, ya que Antonio y Luis se fueron para adelante, y resultan inalcanzables. Comienzo la gran bajada, que la solvento bastante bien, y cuando entro en la zona recta, las piernas no parecen querer dar más de sí, hasta que encuentro una zona en ligera bajada, y el avituallamiento del agua, bastante caliente, por cierto. Entrada al pueblo, asfalto y corro de otra forma, con más rapidez. 

En plena "faena", en Romangordo

Me voy acercando a Miguel, cada metro que pasa lo tengo más cerca. Vuelta, de nuevo, a la piscina, y paso por la cuesta de cemento, ánimos de Miguel y David, que están allí animando a los corredores.
Creo que en la próxima bajada podré alcanzarlo. Empiezo la bajada, los metros de diferencia serán unos veinte, y en este momento, el tobillo se me tuerce, me produce un fuerte dolor, doy un grito, y Miguel se gira, me ve. Yo, en este momento, aflojo un poco la marcha, el temor a una lesión, a un esguince, me hace ser más cauteloso corriendo. Miguel me saca unos metros que pueden ser decisivos. Bajo el descenso pronunciado, más pendiente de mi tobillo que de la bajada propiamente dicha. Salgo, finalmente, al tramo recto, y en este lugar me adelanta José Luis, de Almaraz, me quedo a unos metros de él, y cuando el camino mira un poco hacia abajo, me voy acercando a él, y José Luis a Miguel, estamos los tres en un muy pocos metros. Empieza el asfalto, y voy más rápido, acercándome a los dos. Llegada al transformador, los tres estamos en menos de veinte metros, giro a la izquierda y entrada a la línea de meta, no había posibilidad de avanzar más, porque eran pocos los metros hasta el arco de llegada.
Al final cruzo la meta en un tiempo de 24:29, para los 5.110 metros. El tiempo, peor que el del año pasado, lo que me sigue constatando que no estoy en mis niveles para poder afrontar las competiciones con buenas prestaciones. Quedo quinto de mi categoría, pero creo que si el tobillo no me hubiese hecho notar su presencia, el tercer puesto hubiese caído, pero eso son solamente hipótesis, la realidad es que he sido quinto y ya está.
Desde luego, tras toda esta serie de carreras, un total de diez en cinco fines de semana, lo que he aprendido es que me queda todavía bastante para llegar a mis puntos de entrenamiento, donde conseguir mis resultados, pero lo que tengo claro es que no me quiero obsesionar, y para ello no me voy a marcar objetivos en la temporada, y participaré en las carreras según vayan apareciendo, y me convenza de asistir.
Ahora, una vez descartada mi participación en la Mini Maratón de Miajadas, por motivos familiares, la próxima fecha que marco en mi calendario es el ocho de septiembre, día en el que espero participar en la Carrera Popular de Peraleda de la Mata. Hasta entonces, y con vacaciones de por medio, a entrenar, a intentar afinar, y a ver, si puede ser, perder un poco de peso.
Ya iremos viendo.

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