sábado, 11 de febrero de 2017

V MEDIO MARATON DE PLASENCIA

Con los compañeros de Navalmaraton, antes de empezar
Después de la carrera de Malpartida de Cáceres, en la que acabé con muy buenas sensaciones, y tras dos semanas de muy buenos entrenamientos, tocaba afrontar el V MEDIO MARATON CIUDAD DE PLASENCIA, uno de los que más participación congrega en la región, con más de seiscientos inscritos en esta ocasión. Anunciaban un nuevo recorrido, que debía ser más llano que en las anteriores ediciones.
Pero el principal problema que encerraba esta carrera eran las previsiones meteorológicas, que hablaban de viento y agua para el fin de semana, es decir la mezcla perfecta. Luego, con el paso de los días, las previsiones hablaban de poco agua, pero seguía manteniendo el aire fuerte. Con todas estas dudas e incertidumbres iban pasando los días, y los entrenamientos, casi todos por asfalto en la última semana, debido a las lluvias caídas.
El domingo por la mañana, al levantarme, estaba cayendo un fuerte chaparrón sobre mi pueblo, mal empezaba la cosa. Tras desayunar y vestirme, cojo el coche para ir al lugar de encuentro de los corredores del Club que vamos a ir a la carrera, y que en número de una quincena nos vamos a encontrar allí. El aire es muy fuerte y, normalmente, en Plasencia éste siempre es más fuerte. Lo que menos me gusta, el aire para correr.
¿Qué andaría mirando yo?
Llegamos a la ciudad del Jerte, y vemos, con sorpresa, que comparado con Navalmoral, allí sopla una ligera brisa, eso sí el día está algo fresco. La rutina de todas las carreras, aparcar, ir a por el dorsal, saludarte con los muchos compañeros de anteriores y posteriores batallas atléticas, y a tomar un café. Allí nos congregamos casi todos los del club, y aprovechamos para hacernos una foto del grupo. Después, cada uno sale para su lado, a seguir su particular ritual. Yo marcho para el vestuario, para ponernos “guapos” para la carrera. Cojo las gafas las limpio y, sorpresa, se me parten, va bien la cosa. Corremos sin gafas.
Ya una vez realizados todos los “trámites”, salgo con manguitos y guantes, buen invento éste de los manguitos, y empiezo a calentar, unas carreras cortas, ligeras, para ir metiendo el cuerpo en calor. Cuando quedan apenas cinco minutos para dar la salida, me doy cuenta que no he cogido el gel para la carrera. Ya no hay tiempo para ir a por él al coche. Se van torciendo las cosas, veremos a ver cómo escapamos, sin gafas de sol, sin gel. En esta edición hay corredores que servirán de guía a los corredores en los tiempos de 1:30, 1:40, 1:50 y 2 horas.
Por el Puente de San Lázaro
Ya en el arco de salida, coincido con el amigo Dionisio y Susi Gil, nos deseamos suerte, y comienza la carrera, con un débil silbido, que apenas se oye, pero todos para adelante. Empiezo a buen ritmo, salimos del Parque de la Coronación, con dirección a la Plaza de Toros, giro a la izquierda, y salida por la contrameta, pasamos cerca, giro a la derecha, acercándonos al Carrefour, voy en buena posición, a buen ritmo, pero cuando miro al reloj, veo que me he saltado sin picar el primer kilómetro, a seguir adelante. Llega el kilómetro 2, y el paso lo hago en 8:17, a 4:09 el mil, un buen ritmo de carrera. En este consigo pasar al globo de la 1:40 que van, en mi opinión, un poco fuerte. Lo lleva el compañero Alberto Masa. El de hora y media, va un poco por delante de mí.
Antes de llegar a pasar nuevamente por la zona de meta, alcanzo a Antonio, le pregunto si lleva más de un gel y me dice que no, así que nada a seguir para adelante, sin ningún tipo de ayuda extra. Pasamos por el Acueducto, y de ahí a Sor Valentina Mirón, poco a poco se van estabilizando las posiciones, y me encuentro muy cómodo al ritmo al que voy, aunque apenas llevamos tres kilómetros, queda mucha tela que cortar aún. A mi lado va una chica, que será mi pareja en casi toda la carrera.
Hay que agachar la cabeza
Pasamos al lado de la Puerta Berrozana, buscando ya, en descenso, el puente de San Lázaro, lo pasamos, y seguimos buscando la zona de la Isla, por el Paseo de la Ribera, y al llegar a pasar por debajo del puente del Río Jerte, nos desvían a la derecha, al nuevo tramo que han metido en la carrera, el paseo del Arroyo Niebla, lugar con carril bici, y zona enlosada, que tiene dos carriles, uno a cada lado del cauce. El tramo es muy llano, que permite correr con alegría. La banderola de la hora y media está bastante cerca. Adelanto en este tramo a Carlos Tapia, que se ha descolgado del grupo de referencia, y sigo a mi ritmo. Paso por el kilómetro 7 en 29:46 minutos, a muy buen ritmo, a este paso acabaría por debajo de la hora y media y, sin embargo, el globo-banderola está bastante por delante, van demasiado fuertes.
El ir en un carril de ida y otro de vuelta, me permite conocer en qué posición voy, y así, contando, contando, llego al puente que sirve de punto de inflexión al recorrido, y observo que voy en el puesto 144 de la carrera, de más de seiscientos inscritos, lo que está muy bien. Sigo transitando, corriendo a un buen ritmo, a un buen paso, y abandonamos el camino del arroyo Niebla, con más de nueve kilómetros en las piernas, entrando en el Parque del Cachón, por una pista de tierra, que tiene algunos charcos; bastantes corredores se aorillan para evitar pisar el agua, incluso alguno se sube a los muretes, pero yo lo hago por todo el medio, al fin y al cabo, no cubren apenas. Vuelvo a coincidir con la chica, que resulta que es la primera corredora femenina, y así vamos a estar en toda la carrera, por delante, por detrás, pero casi siempre juntos. 
Ya vamos por el paseo del río, en lo que nos cruzamos con gente que va de paseo, pero que ignora a los corredores, y apenas se apartan, y los que van con perros, algunos no andan ni parándose, ni agarrándolos. En fin, la educación siempre existe. Pasamos por debajo del puente, que tiene un ojo bastante bajo, y tengo que agachar la cabeza, pero sigo hacia delante, buscando el Puente de la Vinosilla, que será donde se gire para ir al otro lado del río, y de ahí a buscar el casco antiguo de Plasencia y la zona de meta.
Entrando en el Parque de La Isla
Echo una mirada al kilómetro 10, y veo que lo paso en un tiempo de 42:38, con lo que sigo manteniendo el ritmo, el cual me permitiría bajar de los noventa minutos. Ya llegamos al giro, pasamos por el puente, y nos vamos en dirección al Parque de la Isla, y al salir del puente, a escasos metros está situado el Kilómetro 14, viendo que paso de la hora, la ilusión se va alejando, pero hay que seguir. Sin embargo, a partir de este momento, empiezo a notar que el ritmo empieza a decrecer, las piernas comienzan a decir que, quizás, he ido un poco rápido de principio. Yo venía con la idea de hacer 1:33, y creo que eso sí lo voy a lograr. Para completar el momento, noto que en algún tramo el aire me da de cara, ahora va a tocar sufrir un poco más. Sin embargo, luego esa sensación desaparece. Sigo adelantando a algún corredor, ya pocos, y también me adelanta alguno, pero tampoco son muchos. Ahora echo en falta el gel, me vendría bien, pero como no lo hay, habrá que aguantar.
Paso por el kilómetro 15 y decido apretar un poco, dejo a mi compañera de carrera, y creo que ésta va a ser la definitiva, voy hacia delante, sigo sin detenerme, adelantando, poco a poco, y llego a la zona del Parque de la Isla, tras rodear el puente. La entrada es emotiva, porque hay bastantes espectadores animando a los corredores. Esta zona ya me resulta algo más familiar, y sé que cuando salgamos de este tramo de tierra, nos vamos pronto para la zona antigua. Los kilómetros van cayendo, 16, 17, y salimos de la Isla, un tramo de asfalto, giro a la derecha, luego a la izquierda, y nos espera una rampa corta, pero muy dura, que nos lleva a encarar la entrada por la Puerta de Trujillo, y acceso al casco histórico, zona por la que se ha diseñado un recorrido laberíntico, de giros, curvas, con bastantes subidas y pocas bajadas. Empezamos entrando y cogemos la calle Ancha, una subida que se hace larga, hasta girar para la calle Coria y Rua Zapatería, nueva cuesta, que sigue exigiendo más. En este tramo me alcanza la chica que va a ser la ganadora femenina, creía que la había dejado, pero en las cuestas me ha cogido, y me deja. Seguimos con dos giros a la derecha, y otros dos a la izquierda que nos llevan a la calle Trujillo, y de ahí a tocar la Plaza Mayor, donde está el kilómetro 19, el más lento de toda mi carrera.
Tras esto, paso por dos o tres calles, hasta llegar a la zona de la Catedral, y de ahí a la Calle Talavera, nueva pasada por la Plaza Mayor, donde hay un speaker animando a todos los corredores, y por ahí a la calle Sol, que nos llevará a la Puerta del Sol, donde abandonamos este tránsito, tortuoso, pero necesario, porque para algo estamos en Plasencia, y tienen que poner en valor su zona monumental.
Subiendo cuestas por Plasencia
Tras esto a la Avenida Alfonso VIII, que nos llevará a la zona de meta. En esta calle está el kilómetro 20, ya solo queda un kilómetro, el último, el que pide el último esfuerzo. Cierto es que pica para arriba, hasta llegar a la Calle San Calixto, lugar donde estuvo el antiguo campo de fútbol de la localidad, donde yo también arbitré. Eso ya es historia. Aquí, zona llana, las piernas se pueden relajar antes de afrontar las últimas subidas, que nos llevaran a la zona del Parque de La Coronación. Llego a esas subidas con mejor tono del que esperaba, pero es salir a la contrameta, y parece que no hay más piernas, que hay dos columnas de piedra, que no se pueden mover. Pero bueno ya queda poco.
Sin embargo, un esfuerzo y las piernas vuelven a moverse, y me da para atacar a dos corredores que van delante de mí, alcanzarlos y sobrepasarlos, y en la recta de llegada, veo a otros dos atletas a los que, esprintando un poco, consigo pasarlos. Al final, cruzo la meta, en un tiempo de 1:31:42. Para mí un tiempazo. Al fondo, veo que Dionisio me ha sacado unos pocos metros, casi nada. Un poco mejor y hubiésemos podido repetir la llegada de hace dos años. 
El resumen de esta carrera para mí es espectacular, muy buen resultado, parece que he vuelto, que empiezo a moverme en los tiempos que yo he venido haciendo últimamente, lo que sin duda es una gran noticia para mí.
En cuanto a la organización, decir que han acertado con el recorrido, le han suavizado bastante, al quitar la subida a la Presa, y el tramo del arroyo Niebla está bastante bien. Muy buena bolsa del corredor, aunque quizá falte una medalla, que es lo que nos hace recordar a los corredores donde hemos estado. Pero, sin duda alguna, carrera para repetir. Suerte tiene Plasencia con los paseos que tiene para hacer deporte.
¡¡¡Se acabó!!!
Ahora, la próxima carrera, para la que ya estoy inscrito, es el Medio Maratón de Mérida, prueba que he realizado varios años, algunos con resultados espectaculares para mí, y al que llevo faltando tres años, por diversos motivos.
El viernes he estado haciendo unos test de velocidad para un amigo que está preparando un trabajo de fin de carrera, y me va a marcar unos entrenamientos, para ver la evolución. Espero conseguir mejorar mis prestaciones. 
Pero suceda lo que suceda, yo estoy muy contento por la gran progresión que he tenido, tras estar seis meses parado, tras tener sobrepeso, hacía ver que todo podía ser muy complicado, pero, sin embargo, poco a poco, todo eso se ha ido dejando atrás, y veo que el trabajo va dando sus resultados, y que la ilusión por seguir participando, por seguir corriendo, ha vuelto.
Siguiendo con la rutina impuesta en las anteriores crónicas, aunque no respetada en la anterior, o pongo una de las canciones de los artistas que escucho cuando salgo a entrenar. En esta ocasión, os dejo la canción “PAJAROS DE PORTUGAL”, del gran maestro Joaquín Sabina. Pinchad en este enlace, y podréis escucharla.

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