miércoles, 20 de diciembre de 2017

IX MEDIO MARATON DE NAVALMORAL

El sábado por la tarde
Hablar, comentar, narrar, mi participación en el IX MEDIO MARATON DE NAVALMORAL DE LA MATA, no es fácil. Para mí es una prueba especial, quizás la más especial que yo haya podido correr hasta el momento, desde que allá por el año 1999 comencé en esta andadura por el mundo de atletismo popular, hoy mal llamado running.
Y es que desde que el club confió en mí, allá por el año 2011, para llevar las riendas de la organización de este evento, siempre rodeado de gente con mucha ilusión, no había podido correrla.
Tengo que acordarme, en estos momentos, de mi gran amigo Julián, quien me acompañó en casi todos los años que he estado yo, para mí un gran artífice de lo que hoy es esta prueba. Juli aportaba la decisión, la valentía; yo, la mesura, disimulada de pesimismo. Creo que hicimos un buen tándem. Ahora toca pasar el testigo, a otros compañeros, para que la carrera siga mejorando, para pulir los fallos que siempre habrá, porque nunca será perfecta, porque si no sería muy aburrido; se necesitan incorporar nuevas ideas.
Había visto demasiadas veces los toros desde la barrera, y esas ganas de zapatear por mi pueblo eran cada vez mayores. Y había llegado el momento.
Este año, tras un cambio, necesario, en la directiva del club, decidí echarme a un lado, sin dejar de ayudar, y con ello, se abría la posibilidad de correr, de participar, de vestirme la camiseta del club, y correr. Además, en este momento me presentaba con bastante moral, tras los últimos resultados, tras los últimos registros cosechados en carreras anteriores.
Pero yendo al propio evento, decir que desde el mismo lugar que años anteriores, desde la misma persona (o personaje), se lanzó la crítica rutinaria que hace cada edición, cada vez que comenzamos a organizar la carrera, siempre buscando hacer daño, desprestigiar el evento,  pero, año tras año, edición tras edición, la gente viene a correr, la gente viene a disfrutar de una organización que tildan de excelente. Con eso nos quedamos. No ofende quien quiere, sino quien puede.
En plena carrera, ¿que andaría buscando yo?
Una prueba de este calibre no es cosa de dos días, ni de dos personas; hay demasiadas horas, demasiada gente, volcadas para que al final, el domingo, a eso de las once de la mañana, todo esté dispuesto para lanzarse a correr por las calles de Navalmoral. Así, el viernes, festivo, ya estábamos unos cuantos socios del club en las instalaciones del Pabellón “Antonio Jara”, preparando las bolsas, contando las que llevábamos hechas, transportando material de un sitio a otro, colocando elementos en el interior, disponiendo los distintos lugares, para reparto de dorsales, ropero, zona de avituallamiento y demás.
Y así proseguimos el sábado, ya con la entrega de los primeros dorsales, con los encuentros con los amigos que se hacen en este deporte, donde apenas hay enemigos. Las tareas se iban completando, para que al día siguiente, hubiera tiempo para realizar el resto de tareas.
Y el domingo, por la mañana, cuando aún no había salido el sol, ya estábamos en el pabellón, para terminar de preparar los bocadillos que se iban a dar a los corredores. La meteorología parecía haberse puesto en nuestra contra, porque se anunciaba fuerte aire, y las nubes amenazaban agua. Al menos, la temperatura no era demasiado baja. Mientras algunos estábamos rematando cosas en el interior del recinto, otros compañeros se fueron a las calles a colocar vallas, señales, cintas, con el fin de delimitar el recorrido.
Poco a poco, los corredores llegan al pabellón, se colocan sus dorsales, sueltan sus bolsas, y salen al exterior a realizar los calentamientos y los estiramientos. Cuando apenas quedan treinta minutos para el comienzo de la carrera, me voy a cambiar, me enfundo el traje, calzona corta y tirantes, porque no va a hacer falta más. Después, ya uniformado, salgo a realizar el calentamiento y los estiramientos. Las piernas parecen que van bien, que tienen pocas molestias, que la semana de descanso ha venido bien. Observo que el aire nos va a dar de cara en el último tramo de carrera. Aún así, la velocidad no es muy alta.
Nos vamos acercando a la línea de salida, que no de meta, ya que distan unos veinte metros. La gente nos vamos agolpando junto a la raya. Carrera de un excelente nivel, con grandes atletas en la línea de salida, tanto a nivel femenino, como masculino. Se prevé una gran competición.
Entrando en meta
Y allí estoy yo, buscando pasar la línea de meta de la carrera más importante para mí, porque, aunque parezca pretencioso, estoy ante un evento que, desde que lo retomamos el grupo de personas que estamos ahora, lo hemos ido moldeando, lo hemos ido mejorando, introduciendo ideas, novedades, que nos han hecho estar ante uno de los eventos más importantes de la región, con un nivel de aceptación increíble, inimaginable cuando empezamos, y a él he dedicado muchas horas, muchos días, muchas preocupaciones, muchas sugerencias.
Todo está dispuesto, todo está preparado; y con cinco minutos de retraso, se da la salida. Comienzo bastante delante, lo que evita que pierda tiempo, tanto al salir, como adelantando. Ahora soy yo el sobrepasado por corredores que son más rápidos que yo. Giramos hacia la antigua Carretera Madrid - Lisboa, a mi lado va Carlos Tapia. Pasamos el kilómetro 1, junto al Hostal La Bamba, y el reloj nos dice que vamos muy rápido, ya que lo hemos hecho en 3:54. Hay que aflojar un poco, y poner el ritmo que me interesa, sobre los 4:15/km. Seguimos unos trescientos metros, y realizamos un giro de 180 grados, para volver por el carril contrario. Se observa la gran serpiente multicolor de corredores, hombres y mujeres, que participan, bien en el evento grande, el medio maratón, bien en la prueba corta, la de diez mil metros, primera edición que se organiza, y que ha constituido un importante éxito de participación. Más de cuatrocientos corredores entre ambas pruebas.
Llegamos a la zona de los talleres, nos acercamos a la rotonda de la C/ Marqués de Salamanca, y noto que el dorsal se ha desprendido de un imperdible, intento agarrarlo, pero se me deshace el mismo. Con lo que yo sudo, y con apenas tres kilómetros, ya no tengo dorsal. Es una pena, porque era personalizado, otra novedad de este año. Pasamos por la zona de meta, y salimos a la calle Antonio Concha. Por delante veo a mi hermano Agustín, a Maricruz y a Tapia, que se marchó. Pasamos por la calle peatonal, que es un auténtico desierto, no hay nadie que se digne a bajar a animar a los corredores, el ambiente es inexistente. Paso por la Cruz de los Caídos, se engancha a mí Luis Francisco Torres, vamos para la Avenida de las Angustias. Su intención, igual que la mía, bajar de hora y media. Paso por el kilómetro 5, avituallamiento, una botella de agua, dos tragos, y a seguir. Salimos a la rotonda de Los Sauces y dirección a la rotonda de Moya, con la ligera subida del puente de la vía. La carrera se va estirando por momentos. Adelanto a algún corredor, me adelantan otros. Dejamos atrás el kilómetro 7, que lo paso en 29:52; voy dentro de mis ritmos, para intentar mi objetivo de bajar de los noventa minutos en la meta.
Nos dirigimos hacia la raqueta de entrada al Supermercado Lidl, pero hacemos el giro de 180 grados unos metros antes de lo inicialmente previsto. Pero bueno, seguimos. Cartel del ocho, miro el reloj y, efectivamente, observo que faltan unos metros. Ya no hay remedio, hay que seguir. Algunas gotas se dejan sentir, puede ponerse a llover. Tras subir el puente de la vía volvemos a la Avenida de las Angustias; los últimos acaban de pasar el kilómetro seis, y yo voy buscando el nueve. Luis Francisco me deja y se va unos metros por delante. Volvemos a entrar por la calle peatonal, ya vamos estirándonos. Por delante sigo con las mismas referencias, Carlos Tapia, Maricruz, Agustín, Luis Francisco. Voy con algún corredor, pero poco a poco nos vamos separando. El centro del pueblo es un desierto, y los pocos viandantes que hay, ni se dignan en mirarnos. Paso la rotonda de la Cruz del Rollo, unos metros y giro a la izquierda, para la zona de meta, zona de llegada del diez mil, y donde los del medio maratón nos quedaremos solos, ya con la aventura por delante, con un centenar menos de corredores. Alcanzo a mi hermano Agustín, quien está constipado, y ha tenido que bajar el ritmo, le pregunto que si me quedo con él, y me dice que no, que me marche. Así que eso hago. Vuelta a salir a la Carretera Madrid – Lisboa, y ya vamos en línea, dejo atrás el kilómetro 11, y entramos al único tramo de tierra del trazado, que nos llevará al nuevo Polígono Industrial de Navalmoral, Expacio Navalmoral, donde va a tener lugar gran parte de la segunda porción del recorrido. 
Con mi hermano y mi sobrina
En esta entrada está Andrés, quien me dice que voy en el puesto cien de la carrera. Paso por el kilómetro 12, salida, nuevamente, al asfalto, y ya estamos encarando la subida al puente que salva la vía del tren, que nos lleva a la infraestructura antes citada. Alcanzo a un corredor, y comienza la subida, el repecho largo, tendido. Corono el puente, sin muchas dificultades, y allí me encuentro a Cristina Durán, una de las favoritas, que se ha parado, la pregunto y me dice que siga, que no pasa nada. Comienza el descenso, kilómetro 13, botella de agua, y a seguir corriendo; mis predecesores cada vez más cerca. En la subida, van los primeros, y Antonio Nuñez suelta un ataque intentando dejar a David Magán. Paso por la salida al Cordel, seguimos por asfalto, una rotonda, otra rotonda, kilómetro 14, paso por debajo de la hora, va bien. Alcanzo a un corredor de Torrejoncillo, luego adelanto a otro corredor, nuevo giro de ciento ochenta grados, y ya a empezar a desandar todo lo corrido por este trazado, paso por el kilómetro 15, dejo atrás el dieciséis y alcanzo a Carlos Tapia, que había sido ya sobrepasado por Maricruz y Luis Francisco. Cojo una botella de agua, alcanzo, por fin, a Maricruz, me dice que voy fuerte, y comienza la subida, sigo acelerando, me veo con energía, paso el diecisiete. En la base del puente alcanzo a Luis Francisco, y desde aquí comienzo mi carrera hasta el final.
Empieza casi un kilómetro de bajada. Me pongo un ritmo que ya no dejaré, van cayendo corredores, sigo sobrepasando atletas, salida al tramo de tierra, kilómetro 19, miro el reloj, algo más de hora veintiún minutos, creo que lo lograré. Giro a la izquierda, giro a la derecha y estamos en la carretera Madrid – Lisboa, donde el viento ya se deja notar con cierta fuerza, lo que hace que el esfuerzo sea mayor. Logro llegar a la altura del gran atleta veteno Antonio Mohedano, lo dejo y sigo para delante.
Veo cada vez más cerca al amigo Dionisio. El cartelón me indica kilómetro 20 de carrera, solamente mil cien metros de esfuerzo. Distingo cada vez más cerca a Dioni. Entrada a la rotonda de la ITV, un tramo de recta, hasta el final casi, hasta la rotonda de la C/ Marqués de Salamanca, nuevo giro de 180 grados, y entrada a la zona de meta, por la calle Hernando de Soto. Adelanto todavía a otro corredor, pero Dionisio ya parece imposible. Por delante un corredor de Los Barruecos, ante mí el cartel del kilómetro 21, y estoy en la recta de llegada. En este momento, las emociones afloran todas a la vez, no sé si llorar, porque las lágrimas se quieren escapar, no sé si reír. La emoción te ofrece muchas posibilidades; Teo, el animador, pronuncia mi nombre, los aplausos de los conocidos, los ánimos, me llegan, es una gran satisfacción. El reloj indica que voy a bajar de la mítica barrera de la hora y media.
Cruzo la meta en 1:29:27, mi mejor registro desde que retomé este deporte, después de mi obligado parón de hace ahora dos años, por aquel inoportuno accidente. Cuando consulte las clasificaciones, éstas me dirán que he llegado en el puesto 86 de 294 corredores llegados a meta. Es decir, en los últimos nueve kilómetros he adelantado a catorce corredores. He llegado con muy buenas sensaciones, y he conseguido mi objetivo, correr este medio maratón, que empieza y acaba en mi pueblo, que se desarrolla, íntegramente, por el término municipal de Navalmoral.
Van llegando mis compañeros, Maricruz, Carlos Tapia, Antonio, mi hermano Agustín, Rubén, Pedro, Joseki, Lucía, y tantos y tantos otros compañeros, y es que hasta diecinueve del club hemos corrido esta prueba grande, que ha vuelto a ser un éxito de participación, a pesar de la fecha; que ha vuelto a ser un éxito de organización, como así nos indican los participantes; y en cuanto al recorrido, criticado, con vehemencia, por algunos, pues puede no haber sido todo lo bonito que muchos de nosotros quisiéramos, pero es lo que hay, en este pueblo es muy complicado hacer otro mejor. Lo que sí ha sido, y en eso han coincidido todos, es que ha sido muy muy rápido, y mucha gente ha conseguido excelentes marcas. Han faltado algunos metros, pero sabemos dónde están.
Al terminar de recoger todo. Hasta la próxima edición
El resumen de esta carrera para mí no va a ser todo lo objetivo que quizás debiera ser. Medio Maratón número setenta y cuatro de mi carrera, último del año 2017. Otra prueba por debajo de la hora y media. Y una carrera con grandes sensaciones, corrida con comodidad, sintiendo que, tal vez, podría haber dado más, pero hoy se trataba de vivir el momento, de lograr la satisfacción, de experimentar las emociones, y todo se ha dado en ese momento que he cruzado la línea de meta. La medalla que me cuelgo al cuello, me dice que lo he logrado.
Tras acabar la carrera, y cuando todo el mundo se va, nos queda terminar de recoger, las botellas de los avituallamientos, que se han quedado tiradas por el suelo, retirar las vallas y las cintas, y quedar lo más limpio posible el Pabellón, para el lunes. A eso de las cinco de la tarde damos por concluida una nueva edición de nuestro Medio Maratón, en memoria de nuestro gran Valeriano Lombardía, que empezó, con las primeras reuniones, allá por el mes de septiembre. Y ya estamos empezando a trabajar en la décima edición, especial por el número.
Ahora ya, en lo que queda de año, carreras navideñas y sansilvestres. En concreto, el domingo diecisiete iré a Almaraz, a la carrera de Navidad, con nuevo recorrido, y los días 30 y 31, a las carreras de San Silvestre de Jaraíz y Talavera, respectivamente. Ya seguiré contando mis carreras.
Hoy en el apartado de canciones os dejo una de Chus Rebel cantando con el gran Enrique Bunbury, que he encontrado, y que me ha sorprendido gratamente, “Inmerso en elrecorrido”.

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