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El sábado por la tarde |
Y es que desde que
el club confió en mí, allá por el año 2011, para llevar las riendas de la
organización de este evento, siempre rodeado de gente con mucha ilusión, no
había podido correrla.
Tengo que
acordarme, en estos momentos, de mi gran amigo Julián, quien me acompañó en
casi todos los años que he estado yo, para mí un gran artífice de lo que hoy es
esta prueba. Juli aportaba la decisión, la valentía; yo, la mesura, disimulada
de pesimismo. Creo que hicimos un buen tándem. Ahora toca pasar el testigo, a otros
compañeros, para que la carrera siga mejorando, para pulir los fallos que
siempre habrá, porque nunca será perfecta, porque si no sería muy aburrido; se
necesitan incorporar nuevas ideas.
Había visto demasiadas
veces los toros desde la barrera, y esas ganas de zapatear por mi pueblo eran
cada vez mayores. Y había llegado el momento.
Este año, tras un
cambio, necesario, en la directiva del club, decidí echarme a un lado, sin
dejar de ayudar, y con ello, se abría la posibilidad de correr, de participar,
de vestirme la camiseta del club, y correr. Además, en este momento me
presentaba con bastante moral, tras los últimos resultados, tras los últimos
registros cosechados en carreras anteriores.
Pero yendo al
propio evento, decir que desde el mismo lugar que años anteriores, desde la
misma persona (o personaje), se lanzó la crítica rutinaria que hace cada
edición, cada vez que comenzamos a organizar la carrera, siempre buscando hacer
daño, desprestigiar el evento, pero, año
tras año, edición tras edición, la gente viene a correr, la gente viene a
disfrutar de una organización que tildan de excelente. Con eso nos quedamos. No
ofende quien quiere, sino quien puede.
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En plena carrera, ¿que andaría buscando yo? |
Y así proseguimos
el sábado, ya con la entrega de los primeros dorsales, con los encuentros con
los amigos que se hacen en este deporte, donde apenas hay enemigos. Las tareas
se iban completando, para que al día siguiente, hubiera tiempo para realizar el
resto de tareas.
Y el domingo, por
la mañana, cuando aún no había salido el sol, ya estábamos en el pabellón, para
terminar de preparar los bocadillos que se iban a dar a los corredores. La
meteorología parecía haberse puesto en nuestra contra, porque se anunciaba
fuerte aire, y las nubes amenazaban agua. Al menos, la temperatura no era
demasiado baja. Mientras algunos estábamos rematando cosas en el interior del
recinto, otros compañeros se fueron a las calles a colocar vallas, señales,
cintas, con el fin de delimitar el recorrido.
Poco a poco, los
corredores llegan al pabellón, se colocan sus dorsales, sueltan sus bolsas, y
salen al exterior a realizar los calentamientos y los estiramientos. Cuando
apenas quedan treinta minutos para el comienzo de la carrera, me voy a cambiar,
me enfundo el traje, calzona corta y tirantes, porque no va a hacer falta más.
Después, ya uniformado, salgo a realizar el calentamiento y los estiramientos.
Las piernas parecen que van bien, que tienen pocas molestias, que la semana de
descanso ha venido bien. Observo que el aire nos va a dar de cara en el último
tramo de carrera. Aún así, la velocidad no es muy alta.
Nos vamos
acercando a la línea de salida, que no de meta, ya que distan unos veinte
metros. La gente nos vamos agolpando junto a la raya. Carrera de un excelente
nivel, con grandes atletas en la línea de salida, tanto a nivel femenino, como
masculino. Se prevé una gran competición.
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Entrando en meta |
Todo está
dispuesto, todo está preparado; y con cinco minutos de retraso, se da la
salida. Comienzo bastante delante, lo que evita que pierda tiempo, tanto al salir,
como adelantando. Ahora soy yo el sobrepasado por corredores que son más
rápidos que yo. Giramos hacia la antigua Carretera Madrid - Lisboa, a mi lado
va Carlos Tapia. Pasamos el kilómetro 1, junto al Hostal La Bamba, y el reloj
nos dice que vamos muy rápido, ya que lo hemos hecho en 3:54. Hay que aflojar
un poco, y poner el ritmo que me interesa, sobre los 4:15/km. Seguimos unos
trescientos metros, y realizamos un giro de 180 grados, para volver por el
carril contrario. Se observa la gran serpiente multicolor de corredores,
hombres y mujeres, que participan, bien en el evento grande, el medio maratón,
bien en la prueba corta, la de diez mil metros, primera edición que se
organiza, y que ha constituido un importante éxito de participación. Más de
cuatrocientos corredores entre ambas pruebas.
Llegamos a la zona
de los talleres, nos acercamos a la rotonda de la C/ Marqués de Salamanca, y
noto que el dorsal se ha desprendido de un imperdible, intento agarrarlo, pero
se me deshace el mismo. Con lo que yo sudo, y con apenas tres kilómetros, ya no
tengo dorsal. Es una pena, porque era personalizado, otra novedad de este año.
Pasamos por la zona de meta, y salimos a la calle Antonio Concha. Por delante
veo a mi hermano Agustín, a Maricruz y a Tapia, que se marchó. Pasamos por la
calle peatonal, que es un auténtico desierto, no hay nadie que se digne a bajar
a animar a los corredores, el ambiente es inexistente. Paso por la Cruz de los
Caídos, se engancha a mí Luis Francisco Torres, vamos para la Avenida de las
Angustias. Su intención, igual que la mía, bajar de hora y media. Paso por el
kilómetro 5, avituallamiento, una botella de agua, dos tragos, y a seguir.
Salimos a la rotonda de Los Sauces y dirección a la rotonda de Moya, con la
ligera subida del puente de la vía. La carrera se va estirando por momentos.
Adelanto a algún corredor, me adelantan otros. Dejamos atrás el kilómetro 7,
que lo paso en 29:52; voy dentro de mis ritmos, para intentar mi objetivo de
bajar de los noventa minutos en la meta.
Nos dirigimos hacia
la raqueta de entrada al Supermercado Lidl, pero hacemos el giro de 180 grados
unos metros antes de lo inicialmente previsto. Pero bueno, seguimos. Cartel del
ocho, miro el reloj y, efectivamente, observo que faltan unos metros. Ya no hay
remedio, hay que seguir. Algunas gotas se dejan sentir, puede ponerse a llover.
Tras subir el puente de la vía volvemos a la Avenida de las Angustias; los
últimos acaban de pasar el kilómetro seis, y yo voy buscando el nueve. Luis
Francisco me deja y se va unos metros por delante. Volvemos a entrar por la
calle peatonal, ya vamos estirándonos. Por delante sigo con las mismas
referencias, Carlos Tapia, Maricruz, Agustín, Luis Francisco. Voy con algún corredor,
pero poco a poco nos vamos separando. El centro del pueblo es un desierto, y
los pocos viandantes que hay, ni se dignan en mirarnos. Paso la rotonda de la
Cruz del Rollo, unos metros y giro a la izquierda, para la zona de meta, zona
de llegada del diez mil, y donde los del medio maratón nos quedaremos solos, ya
con la aventura por delante, con un centenar menos de corredores. Alcanzo a mi
hermano Agustín, quien está constipado, y ha tenido que bajar el ritmo, le
pregunto que si me quedo con él, y me dice que no, que me marche. Así que eso
hago. Vuelta a salir a la Carretera Madrid – Lisboa, y ya vamos en línea, dejo
atrás el kilómetro 11, y entramos al único tramo de tierra del trazado, que nos
llevará al nuevo Polígono Industrial de Navalmoral, Expacio Navalmoral, donde va
a tener lugar gran parte de la segunda porción del recorrido.
En esta entrada
está Andrés, quien me dice que voy en el puesto cien de la carrera. Paso por el
kilómetro 12, salida, nuevamente, al asfalto, y ya estamos encarando la subida
al puente que salva la vía del tren, que nos lleva a la infraestructura antes
citada. Alcanzo a un corredor, y comienza la subida, el repecho largo, tendido.
Corono el puente, sin muchas dificultades, y allí me encuentro a Cristina
Durán, una de las favoritas, que se ha parado, la pregunto y me dice que siga,
que no pasa nada. Comienza el descenso, kilómetro 13, botella de agua, y a
seguir corriendo; mis predecesores cada vez más cerca. En la subida, van los
primeros, y Antonio Nuñez suelta un ataque intentando dejar a David Magán. Paso
por la salida al Cordel, seguimos por asfalto, una rotonda, otra rotonda,
kilómetro 14, paso por debajo de la hora, va bien. Alcanzo a un corredor de
Torrejoncillo, luego adelanto a otro corredor, nuevo giro de ciento ochenta
grados, y ya a empezar a desandar todo lo corrido por este trazado, paso por el
kilómetro 15, dejo atrás el dieciséis y alcanzo a Carlos Tapia, que había sido
ya sobrepasado por Maricruz y Luis Francisco. Cojo una botella de agua,
alcanzo, por fin, a Maricruz, me dice que voy fuerte, y comienza la subida,
sigo acelerando, me veo con energía, paso el diecisiete. En la base del puente
alcanzo a Luis Francisco, y desde aquí comienzo mi carrera hasta el final.
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Con mi hermano y mi sobrina |
Empieza casi un
kilómetro de bajada. Me pongo un ritmo que ya no dejaré, van cayendo
corredores, sigo sobrepasando atletas, salida al tramo de tierra, kilómetro 19,
miro el reloj, algo más de hora veintiún minutos, creo que lo lograré. Giro a
la izquierda, giro a la derecha y estamos en la carretera Madrid – Lisboa,
donde el viento ya se deja notar con cierta fuerza, lo que hace que el esfuerzo
sea mayor. Logro llegar a la altura del gran atleta veteno Antonio Mohedano, lo
dejo y sigo para delante.
Veo cada vez más
cerca al amigo Dionisio. El cartelón me indica kilómetro 20 de carrera,
solamente mil cien metros de esfuerzo. Distingo cada vez más cerca a Dioni.
Entrada a la rotonda de la ITV, un tramo de recta, hasta el final casi, hasta
la rotonda de la C/ Marqués de Salamanca, nuevo giro de 180 grados, y entrada a
la zona de meta, por la calle Hernando de Soto. Adelanto todavía a otro
corredor, pero Dionisio ya parece imposible. Por delante un corredor de Los
Barruecos, ante mí el cartel del kilómetro 21, y estoy en la recta de llegada.
En este momento, las emociones afloran todas a la vez, no sé si llorar, porque
las lágrimas se quieren escapar, no sé si reír. La emoción te ofrece muchas
posibilidades; Teo, el animador, pronuncia mi nombre, los aplausos de los
conocidos, los ánimos, me llegan, es una gran satisfacción. El reloj indica que
voy a bajar de la mítica barrera de la hora y media.
Cruzo la meta en
1:29:27, mi mejor registro desde que retomé este deporte, después de mi
obligado parón de hace ahora dos años, por aquel inoportuno accidente. Cuando
consulte las clasificaciones, éstas me dirán que he llegado en el puesto 86 de
294 corredores llegados a meta. Es decir, en los últimos nueve kilómetros he
adelantado a catorce corredores. He llegado con muy buenas sensaciones, y he
conseguido mi objetivo, correr este medio maratón, que empieza y acaba en mi
pueblo, que se desarrolla, íntegramente, por el término municipal de
Navalmoral.
Van llegando mis
compañeros, Maricruz, Carlos Tapia, Antonio, mi hermano Agustín, Rubén, Pedro,
Joseki, Lucía, y tantos y tantos otros compañeros, y es que hasta diecinueve
del club hemos corrido esta prueba grande, que ha vuelto a ser un éxito de
participación, a pesar de la fecha; que ha vuelto a ser un éxito de
organización, como así nos indican los participantes; y en cuanto al recorrido,
criticado, con vehemencia, por algunos, pues puede no haber sido todo lo bonito
que muchos de nosotros quisiéramos, pero es lo que hay, en este pueblo es muy
complicado hacer otro mejor. Lo que sí ha sido, y en eso han coincidido todos,
es que ha sido muy muy rápido, y mucha gente ha conseguido excelentes marcas.
Han faltado algunos metros, pero sabemos dónde están.
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Al terminar de recoger todo. Hasta la próxima edición |
Tras acabar la
carrera, y cuando todo el mundo se va, nos queda terminar de recoger, las
botellas de los avituallamientos, que se han quedado tiradas por el suelo, retirar
las vallas y las cintas, y quedar lo más limpio posible el Pabellón, para el
lunes. A eso de las cinco de la tarde damos por concluida una nueva edición de
nuestro Medio Maratón, en memoria de nuestro gran Valeriano Lombardía, que
empezó, con las primeras reuniones, allá por el mes de septiembre. Y ya estamos
empezando a trabajar en la décima edición, especial por el número.
Ahora ya, en lo
que queda de año, carreras navideñas y sansilvestres. En concreto, el domingo
diecisiete iré a Almaraz, a la carrera de Navidad, con nuevo recorrido, y los
días 30 y 31, a las carreras de San Silvestre de Jaraíz y Talavera,
respectivamente. Ya seguiré contando mis carreras.
Hoy en el apartado
de canciones os dejo una de Chus Rebel cantando con el gran Enrique Bunbury,
que he encontrado, y que me ha sorprendido gratamente, “Inmerso en elrecorrido”.
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