Navalmaraton en el XX Medio Maratón de Getafe |
Tras haber corrido en Los Barruecos, y con las buenas sensaciones que tuve en la misma, empezaba la semana con algo de descanso, el martes, salí a soltar unas piernas que estaban algo cargadas, y como el miércoles el aire era bastante molesto, decidí posponer la salida para el jueves. El jueves, un día espléndido, me lancé a correr, y cuando apenas llevaba tres kilómetros, un dolor, inoportuno, apareció en el tobillo derecho, que me hizo parar, y pensar en darme la vuelta. Me recuperé un poco, y con alguna parada más, al final llegué a casa. Cuando el tobillo se enfrió, el dolor apareció con más intensidad. Las dudas sobre si iba a poder participar o no en Getafe empezaron a asomar.
El viernes llamé a mi fisio, Oliver, quien buscó un hueco, para atenderme. Me trató un poco el tobillo, me puso unas cintas, y con reposo, me iba para el domingo. El sábado apenas tenía molestias, pero es cierto que tampoco hice demasiados esfuerzos.
Al final, el domingo por la mañana, me coloqué una tobillera, los calcetines, las zapatillas, y apenas sentía nada. Parecía que iba a ir todo bien. Me encaminé al lugar donde habíamos quedado los compañeros, y tras organizar los vehículos, partimos para Getafe. Las previsiones meteorológicas hablaban de bastante viento en la ciudad madrileña, aunque mis compañeros de viaje decían que apenas siete u ocho kilómetros por hora. En poco tiempo, saldríamos de dudas.
Guiados por el gps, llegamos bien a la localidad donde se iba a celebrar la carrera, y, efectivamente, el aire era bastante intenso. Desafortunadamente, tenía yo razón. Íbamos a estar entretenidos, al igual que el domingo anterior en Malpartida. Un total de doce corredores nos juntamos para disputar la vigésima edición de este Medio Maratón, uno de los más importantes de España, y que se vende como muy llano. Desde hace un par de años, por lo menos, han cambiado el recorrido, y lo que antes era un circuito de dos vueltas, ahora es de una sola vuelta, discurriendo la primera parte por una de esas urbanizaciones que nacieron en plena burbuja inmobiliaria, con algunos edificios, y muchos solares vacíos. Ya veríamos qué tal.
Por el kilómetro 10 |
Recogimos el dorsal, y nos fuimos para los vestuarios del Estadio Juan de la Cierva, donde estaba situada la línea de meta. Allí nos cambiamos, última visita al servicio, y como la mañana era soleada, decidí prescindir de guantes y manguitos, y salí con la camiseta de tirantes. Dejamos la bolsa en el ropero, y nos fuimos para la línea de salida. La misma, situada en la Avenida Juan de Borbón, en cuatro carriles, con una separación de un parterre en el medio, se organizó por cajones de salida, y como yo tenía sub 1h 40, me coloqué un poco lejos de la línea de salida. A mi lado, Andrés y Rubén. La idea, correr en 1h 32 / 1h 33. El viento se dejaba notar.
Dieron la salida, y tardé en salir casi cuarenta y cinco segundos, y tras cruzar la línea de salida me aorillaba para ir avanzando, y adelantar a aquellos corredores que iban a ir más lento que nosotros, y habían salido por delante. Rubén se pegó a mí, Andrés se quedó un poco más atrás. La salida, en cuesta abajo, y con el viento a favor, permitía ciertas alegrías en el ritmo. El primer kilómetro en 4:19, ese debía ser el ritmo. Vamos por la Avenida, y pasamos tres rotondas, y al llegar a la última, la rodeamos y buscamos el sentido contrario. Empezamos a ir hacia la zona de salida, y el aire ya ha empezado a hacerse notar; al llegar a la rotonda, giramos a la derecha, dejando la Plaza de Toros a nuestra derecha. Paso el segundo kilómetro, Rubén sigue a mi lado, pero Andrés no se engancha. Pasamos por debajo de la vía del tren, y nos metemos en la zona de la urbanización que es la parte nueva del recorrido. En este punto, nos alcanza Santi, que no sabíamos que estaba aquí, y se va para delante. Durante un tiempo le tendré a la vista.
Al haber pocas construcciones, el aire se deja notar en casi todas las calles, bien de costado, bien de frente, algunas veces, de espalda. El kilómetro 3, ya lo hemos cruzado, en la calle de La Gran Sultana, y ahora nos meten por una calle, Carpinteros, y al final nos hacen realizar un giro de 180º; salimos de la misma, volvemos a la anterior vía. Nuevo giro a la izquierda, luego a la derecha, otra vez derecha, hacemos un cuadrado, y volvemos, otra vez, a la misma calle, hasta acabar en una rotonda, que nos lleva por la calle de La Numancia, donde está el primer avituallamiento. Hay, en mi opinión, pocos voluntarios para tantos corredores. Al final, agarro la botella, dos tragos, y a seguir. El aire, aprieta, ahora sí, de cara. Otra rotonda, y giro a la izquierda, para entrar en la Avenida Caballero de la triste figura, todo son nombres quijotescos. En este punto, vemos a los primeros corredores que ya salen de esta vuelta, de más de dos kilómetros y medio, y nosotros empezamos este tramo. Rubén sigue a mi lado, yo preguntándole, él me dice que quizás vamos algo rápido, levanto un poco el pie. Por delante, veo a Carlos Tapia, que ha salido por delante.
Transitando por el kilómetro 13 |
Poco a poco, paso a paso, nos vamos acercando al amigo Carlos, y, al final, tras pasar el sexto kilómetro le damos alcance. Como observo que Rubén va un poco obligado, y viendo que se ha quedado con Carlos, me marcho para delante. Mi ritmo lo sigo manteniendo, en torno a 4:20 el kilómetro. Al ser una prueba homologada, cada kilómetro, en mi gps “mide” 1.010/1.020 metros. Paso el kilómetro 7 en 30:40, voy a buen ritmo. Ahora salgo de esta vuelta, y veo a los que van entrando en la misma. Llego a la rotonda, y la calle por la que ahora transito, se llama Trato de Argel. Es este un lugar totalmente solitario, una recta muy larga, con algo más de mil quinientos metros, jalonada por una rotonda. A lo lejos se ven los edificios getafenses. Sigo adelantando gente, creo que va a ser así toda la carrera. También hay algún corredor, aunque menos, que me adelantan.
Dejo atrás el noveno kilómetro, una rotonda, Calle La Gitanilla, giro a la izquierda, y, al fin, después de una gran cantidad de virajes, y tras avituallarme nuevamente, salgo de la urbanización, y volvemos por la zona de la Plaza de Toros, dejando atrás el décimo kilómetro, para entrar en la Avenida Juan de Borbón, realizando este tramo al revés que cuando empezamos, buscando la zona de la salida. Tras empezar a subir la Avenida, observo, por delante, a Maricruz, quizás la coja pronto. Y, efectivamente, tras pasar por el kilómetro 11, la he alcanzando, y me voy un poco por delante. Pero, antes de pasar por el Estadio, nos vuelven a llevar a la derecha, a hacer un tramo de ida y vuelta, tras salvar una rotonda, por la Avenida de la Rabla. En este tramo, veo a Josequi, que ya viene de vuelta, y se le ve bastante bien. Ya, tras esta nueva revuelta, estamos en la Avenida Juan de Borbón, pasado el 12,5. Y empieza el peor tramo para mí, en subida, con todo el aire de cara, y con los corredores algo espaciados. Gente aplaudiendo, animando. Yo solo agacho la cabeza, y me concentro en salvar esta pendiente, que me está obligando. Al final, lo conseguí. Ya he pasado el decimotercer kilómetro.
Ahora estoy en la zona que ya he corrido las anteriores tres ocasiones que he estado en esta prueba. Algo me acuerdo de la misma. Estoy en la Carretera de Villaverde, y aquí el aire hace estragos, las vallas que separan a los corredores de los coches, se caen al suelo, por la fuerza del viento. Algún corredor puede sufrir algunos daños. Yo voy por la derecha, bastante lejos de las vallas. Giro a la izquierda. Avenida de María Zambrano, giro a la derecha y entramos más dentro del núcleo urbano, por la calle Concha Espina. Aquí está situado el kilómetro 14, mirada al reloj, y me marca 1:02:20, me iré por encima de 1h 33. Paso por la calle Arquitectos, y salimos a la calle Madrid. En este punto, veo a uno de los corredores que va en primer lugar, nos saca más de cinco kilómetros. Giro a la derecha, y vamos por la calle Magallanes, donde esté el CEIP Carlos V. De este tramo me acuerdo aún más, giro a la izquierda, tras pasar el cartel del kilómetro 15. Me voy encontrando bastante a gusto. Estamos ya en el Paseo de la Estación, una larga recta, con algún pequeño repecho, pero mirando, casi siempre para abajo. Al estar más protegidos por los edificios, el aire se nota menos.
Tras cruzar la línea de meta |
Sigo adelantando corredores, me pongo a alguno de los que va por delante como objetivo para alcanzarlo y sobrepasarlo. Veo que hay bastantes chicas, también, que van a un gran ritmo. Cada día hay más que corren los medios maratones rondando la hora y media, sin duda alguna, un gran tiempo. Paso por la Estación Central Getafe, kilómetro 16. Estoy a cinco mil metros, y pico, de la línea de meta, y la verdad es que cada zancada me encuentro mucho más a gusto que la anterior. No dejo de adelantar corredores. Paso por el kilómetro 17, y estoy en la zona de la vía del tren, con el muro a la derecha, llamada Calle Ferrocarril. En pocos metros, entraré en la parte enlosada, que nos llevará hasta el kilómetro 18.
Giro a la izquierda, y ya voy en dirección a la zona centro, por la calle Toledo, tramo de calle enlosada, voy intentando evitar pisar en algún lugar que me complique el tobillo, que, por cierto, no me ha molestado en toda la carrera. Me está respetando. Ya queda poco, dejo atrás el kilómetro 18. Pasamos por la Plaza de la Constitución, y giramos hacia la calle Madrid, la que parece calle comercial de la ciudad. Hay poco ambiente en la calle, poca gente aplaude, pero yo sigo a lo mío, mejorando cada kilómetro. Adelanto a un par de chicas más. Una, vestida de azul, que la llevo casi toda la carrera delante, se me resiste, veremos a ver si cae. También, un chaval que lleva unos manguitos un poco extravagantes.
Sigo por la calle Madrid, y llego a la plaza donde está la pequeña Cibeles, fuente que asemeja a la de Madrid capital. Ya estoy cada vez más cerca de la meta. Continuo adelantando gente. Sigo por esta calle, paso el decimonoveno kilómetro. No miro el reloj, me siento a gusto, muy a gusto, corriendo. Y mi paso sigue aumentando. Salgo a la zona algo más despoblada, donde está la Universidad Carlos III de Madrid, y llegamos a la bifurcación, nosotros buscando el kilómetro diecinueve, y los que vienen, van a alcanzar el kilómetro quince, aún les queda un rato. Adelanté, primeramente al chico de los manguitos, y, posteriormente, al fin, a la chica de azul. Ya voy adivinando el final. Llego a la Plaza Victoria Kent, giro hacia la Carretera de Villaverde, con el Parque de Las Margaritas a la derecha. En este tramo está situado el kilómetro veinte, el penúltimo kilómetro. Llego al final del parque, giro a la derecha, y estoy en la Avenida Juan de Borbón, un último tramo antes de entrar en la zona del Estadio.
Con mi medalla de finisher |
Es este un tramo totalmente favorable, en bajada, y el aire ayuda, por lo que la velocidad aumenta. La ansiedad por llegar a la meta, no me permite adivinar donde está el giro para el estadio. Intento buscar con la mirada al corredor que gire. Ya me voy acercando, y, por fin, veo el giro. Es este un viraje muy repentino, casi en ángulo de 45º, y con una pequeña subida. La salvo, y queda un tramo por una pista asfaltada, estrecha, antes de entrar al estadio. Adelanto a un par de corredores más. Y, con un pequeño giro a la derecha, ya me encuentro con la pista, con la recta de meta. Mucha gente, el arco al final. El reloj del arco de meta, ya ha sobrepasado la hora y treinta y cuatro minutos. Yo, por la derecha, sigo adelantando gente.
Cruzo la meta, oficialmente, en 1:34:25; mi reloj dirá que lo he hecho en 1:33:32, y que he realizado 21.370 metros. El puesto final el 885 de 3.096 atletas llegados a meta. Al final, muy satisfecho, muy contento con las sensaciones en la carrera. Empecé algo temeroso por el tobillo, pero al no resentirme en ningún momento, me puse un ritmo que mantuve bastante tiempo, salvo en los tramos que el asfalto miraba hacia arriba, o que el aire ralentizaba la cadencia. Y los últimos cuatro kilómetros fueron cada uno más rápido que el anterior, para terminar el veintiuno por debajo de cuatro minutos.
En cuanto al nuevo circuito, mi opinión es que prefiero el anterior, que estaba más dentro de la ciudad. Pero es cierto que los primeros se encontraban con los que cerraban la carrera, cuando estaban llegando a meta, y eso podría provocar ciertos problemas.
Con esta carrera, completo mi medio maratón número 89, en mi carrera, casi contrarreloj, para llegar a las cien en Navalmoral, allá por el 17 de noviembre. Poco a poco voy estructurando mi calendario, y si las lesiones me respetan, creo que lo lograré.
Retratado con mi tiempo final |
Este domingo, iré al Medio Maratón de Plasencia, donde, al final, sí, volveré a llevar el globo de la hora y cuarenta minutos, gracias a la llamada de mi amigo Alfonso, de Atletas Populares de Plasencia. Muy contento por esta llamada, y con la responsabilidad/presión de llevar a cabo de la mejor forma este cometido. Es Plasencia un recorrido bastante llevadero, durante diecisiete kilómetros, pero los últimos cuatro transcurren por el casco antiguo, y tiene bastantes cuestas. El año pasado también llevé el globo, y cumplí, espero este año volver a hacerlo igual.
Antes de cerrar esta crónica, dar la enhorabuena y la bienvenida, de nuevo, a mi compañera Ana Ruiz, quien, después de nueve meses, tras múltiples circunstancias adversas que ha superado, ha vuelto a completar un medio maratón, demostrando una gran fortaleza mental. Ahora solo queda seguir la senda iniciada, mejorar sus marcas, y disfrutar con este nuestro deporte.
También acordarme de Lucía Sánchez, quien tras estar un tiempo parada por lesión, también ha terminado la carrera. Dos grandes corredoras, dos grandes personas, con las que espero seguir compartiendo pruebas.
Para finalizar, os dejo la canción “EN ALGUN LUGAR”, de uno de los grandes grupos de los años noventa, Duncan Dhu, con la gran voz de Mikel Erentxun, quien, por otra parte, se ha marcado algún maratón.
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