lunes, 11 de febrero de 2019

VII MEDIO MARATON DE PLASENCIA

Con los compañeros de Navalmaraton

Aunque parecía que no me habían dicho nada para llevar a cabo esta función en esta edición, en la última semana, recibí la llamada del amigo Alfonso, quien me lo ofreció, y yo acepté, muy gustoso. Sabía que la carrera, para mí, iba a ser más lenta que otras anteriores, que mi media normal, pero también sabía que era un punto de responsabilidad que no tenía otras carreras, en las que solo dependía de mí, y para mí, para que sucediese lo que tuviese que suceder. En esta carrera, de mí dependerían aquellos corredores cuyo objetivo al salir en esta prueba sería bajar de los cien minutos, y eso cargaba la mochila de la responsabilidad. Pero aún así, volví a lanzarme a este objetivo. Es esta una carrera, por su orografía, complicada para cumplir con el objetivo, porque el ritmo normal para bajar de esa barrera, sería 4:43/4:44 el kilómetro, pero como los tres últimos kilómetros, miran, casi siempre, en mayor o menor medida, para arriba, habría corredores que podrían estrellarse si quieren mantener este ritmo, por lo que hay que hacer es bajar unos segundos cada kilómetro, para llegar al 18 con una buena carga de segundos.

Los cuatro globeros
El domingo por la mañana, amaneció algo fresco, pero soleado, y lo que era más importante, sin apenas aire, y es que después de las dos carreras anteriores (Los Barruecos y Getafe), donde el viento fue el gran protagonista, podríamos tener una carrera algo más tranquila en cuanto a este aspecto, aunque siendo Plasencia, las dudas siempre existen, y es que la ciudad del Jerte, suele siempre estar acompañada del viento. Saldríamos de dudas en poco rato.
Y en Plasencia arribamos Antonio, Sergio, Andrés, Carlos, Javier, Ana y quien esto relata. Allí esperaban Natalia y Alberto. Luego apareció Santi. Éramos unos cuantos. Cuando llegamos, una ligera brisa, algo fresca, nos recibió. Iba a ser, sin duda, una buena mañana.
Tras recoger los dorsales, nos tomamos un café, como tradicionalmente hacemos, y de ahí, ya preparado, me fui para la zona de salida, donde me esperaban los demás compañeros de ritmo, uno para la 1h30’, Alberto, otro para la 1h50’, y una chica para las dos horas, más yo, ahí estábamos los cuatro. Como el año pasado, decidí vestir con la camiseta de la prueba, en esta ocasión, de color rojo. Como hacía algo de frío, debajo llevaba la camiseta roja de mi club. Me pertreché la bandera, me até el arnés a la cintura y pecho, y nos hicimos la foto de rigor delante del photocall. Poco a poco la gente se va acercando, a la llamada del speaker, a la zona de salida. El arco estaba dispuesto, la organización lo tenía todo preparado. Unas carreras de calentamiento, algún saludo, y alguna que otra foto, y nos vamos instalando cerca de la línea de salida. Carlos, Andrés y Sergio, dicen que me van a acompañar. Silvia, de Plasencia, que estuvo indecisa durante varios días, al final, dice que me va a seguir, para mejorar su marca personal, está por encima de la hora y los cuarenta minutos.
Paso por contrameta
Se da la salida, y empieza la carrera, yo intento, en estos primeros metros, coger el ritmo, pero hay tramos cuesta abajo, que te hacen salir algo más rápido. Esta prueba es un poco más corta de la teórica distancia oficial, 21.097, y da como unos doscientos metros menos, por lo que los carteles indicadores están colocados unos metros antes que lo que señala el gps. Así que decido llevar dos relojes, para intentar controlar lo máximo posible. Carlos me acompañará en esta tarea. Será la referencia. Así el primer kilómetro, que es una casi una vuelta al Parque de La Coronación, lo paso en 4:22, bastante rápido, hay que levantar el pie. Llaneamos un poco, y volvemos a bajar, por lo que el segundo kilómetro, volvemos a ir rápido, aunque acercándonos al objetivo de ritmo. Una pequeña subida, y estamos acercándonos a la zona de meta, salimos de los aparcamientos, y ahí está el tercer kilómetro, según el reloj, hemos completado en 13:23; según el gps, 13:46. Nos vamos para el acueducto, que tiene algunos charcos en el camino. Salimos a la Avenida Sor Valentina Mirón, y ya tengo un grupo conmigo, de una docena de corredores aproximadamente. Aquí, ya más distanciados los participantes, hay que intentar marcar el ritmo. Carlos algunas veces me avisa, otras miro yo el gps. Los que van a mi lado, alguna vez cantarán el ritmo. Sí está Silvia, y sigo acompañado con mis tres compañeros. Vamos a tener una buena mañana. El cuarto kilómetro, lo pasamos ligeramente por debajo del objetivo, y viene el quinto, que nos lleva al Puente de San Lázaro, que es cuesta abajo, por lo que hay que intentar retener todo lo posible. Salimos al Paseo de la Ribera; y ahora, sí, el terreno es prácticamente uniforme, sin apenas subidas y bajadas. Hora de colocar el ritmo. Paso por el kilómetro 5, según el reloj en 22:27, a 4:30. Según el gps 23:21, a 4:38, eso es lo ideal.
Por el kilómetro 5
El grupo sigue uniforme. Yo explico la situación, todos lo entienden, hay que correr un poco más, para tener de sobras después. Llegamos a la zona del Arroyo Niebla, un lugar donde se puede correr, alrededor del arroyo, de ida y de vuelta, por cada margen, tras doblar uno de los puentes. En este tramo, se ve a la gente que ya va buscando la salida. Hay unos árboles, no me aparto, y se queda enganchada la bandera, se rompe el hueco donde va ensartado el mástil. Andrés la recoge, y me la coloca, entre la espalda y la mochila, se aguanta bien, sigo corriendo. Cuando abandonemos este tramo, estaremos ya en el kilómetro 9. Paso por el kilómetro 7, según el circuito, en 31:55, a 4:33 el mil. El gps, cuando salta, me dirá que he realizado este primer tercio en 32:36, a 4:39, esto marcha muy bien. Sergio se ha descolgado, en principio no sabemos las causas; luego me enteraré que ha tenido problemas en el gemelo, y se ha dejado llevar. Ya hemos llegado al puente, y nos disponemos a recorrer el tramo que nos llevará a salir de este paseo. El aire, que sopla liviano, apenas molesta. Los kilómetros 8 y 9, vamos un poco más rápido de lo previsto. Abandonamos, definitivamente, el Paseo del Arroyo Niebla, y nos vamos por el Parque del Cachón, para buscar el Paseo del Río. La gente dice que vamos bien, que ese es el ritmo. Algún kilómetro se hace más rápido, pero la línea media va bien. El palo no me molesta. 
Cerca del kilómetro 9
Pasamos por el décimo kilómetro. Nuevo avituallamiento. Ahora vienen unos kilómetros por el margen del río, con árboles que pueden llegar a molestar, por un paseo algo estrecho, en el que te encuentras gente que viene de cara, y que, algunos, apenas si se apartan. El respeto es así. Ahora toca el paso bajo el puente, que nos llevará a alcanzar el kilómetro 11. El paso es muy bajo, por lo que les pido a mis compañeros que cojan la bandera, y la lleven en la mano. Tras pasar, me la vuelven a poner en su sitio. Estos kilómetros se hacen, en ligera subida, y con algo de aire de cara, pero el ritmo ya se ha estabilizado en torno al 4:40 el kilómetro. La gente sigue a mi lado, alguno se ha quedado, pero es cierto que vamos cogiendo también a aquellos que salieron quizás más fuertes de lo que podrían, alguno se intentará enganchar, pero se acabará descolgando. En estos casos, ya es mejor dejarse llevar a un ritmo algo más lento, y si las fuerzas vuelven a aparecer, recuperar algo. 
Ya hemos llegado al puente, giramos a la izquierda, nuevo giro a la izquierda, en ligero descenso, paso por el kilómetro 14, miro el reloj, 1:04:19, a 4:35, con una previsión final de 1:37, pero claro, eso si fuera totalmente así la carrera, pero los tres últimos kilómetros hablarán por sí solos. El gps, por su parte, cuando salta, indica que 1:05:13, a 4:39 bajo, la previsión, en este caso, 1:38. Es el momento de tirar de gel, por si las fuerzas no acompañasen al final. 
Por el Parque de La Isla
El grupo ha perdido alguna unidad, pero los que siguen conmigo, los pregunto, y me dicen que van bien, que el ritmo es bueno. Llegamos al avituallamiento del kilómetro 15, donde hay un gran gentío, que estrechan el paso. Muchos ánimos. Un par de tragos de agua, y a seguir con el ritmo. Estos kilómetros, quizás porque veo que la gente va bien, los hago algo más rápido. Paso por el dieciséis, y ya abandonamos el paseo del río. Para entrar en la zona del Parque de La Isla, la carrera va transcurriendo bien. Veo que el paso puede ser alto, levanto un poco el acelerador. Sigo en la carrera. La gente sigue a mi alrededor. Paso por el kilómetro 17, ya queda poco por La Isla. Toca pasar por debajo de la puerta de salida, donde el año pasado se partió la bandera. Esta vez, me agacho, y al ir un poco más baja la misma, apenas si toca. Hemos salvado el escollo. Un trozo adoquinado. Antes de llegar a la puerta, una pareja va andando, les aviso diciendo que tengan cuidado, porque venimos un grupo corriendo, y me dice el señor, “tened vosotros cuidado”, ahí está, con dos narices. Y aparece el kilómetro 18. En este momento, miro el reloj, 1:22:36, tienen diecisiete minutos para hacer los últimos 3.100 metros de carrera, creo que el margen es suficiente. El gps me indica sesenta y cinco segundos más. Aquí dejo de ver a Andrés Campos, no le he visto salir para delante, no sé que habrá ocurrido. 
Por el casco antiguo de Plasencia
Y aparece la primera subida, las que nos llevará por la Puerta de Trujillo, y aquí, ya les digo que empiezan las cuestas más duras del recorrido, que cada uno vaya a su ritmo, que intenten subir, dejando algo guardado, para el final. En ese momento, el grupo dinamita por completo. Ya me veo solo. Tan solo un par de corredores o tres me siguen. Entre ellos está Silvia. Salvamos las dos subidas más largas, y Silvia, que marcha en quinto lugar de la clasificación general femenina, alcanza a la cuarta. En este momento me dice que cree que sí, que va a conseguir bajar de la hora y cuarenta minutos. Un poco antes, Carlos me dijo que se iba para adelante, yo le dije que sí, agradecido por su compañía. Digo a Silvia que se vaya, yo me quedo para ir guiando a los que se han quedado algo más descolgados. Y se va, la veo con mucha fuerza, con mucha energía, tiene reservas suficientes. Ya es cuarta clasificada. 
Con Silvia
Empieza la parte más revirada del circuito, pasando por la Catedral, por la Rúa Zapatería, por la calle Trujillo, para llegar a la Plaza, que tocaremos levemente, dar la vuelta por la calle San Esteban, subir por la de Talavera, y salir nuevamente a la Plaza, para ya, sí, enfilar la calle Sol, que nos sacará del casco antiguo, por la Puerta del mismo nombre. Aquí está situado el kilómetro 20 de la carrera. Estoy totalmente solo, así que aflojo un poco más el ritmo, y me sitúo en la Avenida de La Salle, mirando para atrás, esperando a los que vienen, para infundirles los últimos ánimos. En estos momentos veo a Ortega, quien me dice que ha bajado de la hora y media. Muy bien. Los corredores vienen en fila de a uno, separados, me voy quedando, para seguir animando. Aún sobra tiempo para bajar del centenar de minutos. 
Cruzando la meta
Doblo por la calle San Calixto, donde el asfalto llanea un poco, antes de afrontar la última subida. Sigo animando a los corredores, alguno me da las gracias. Sigo a lo mío, con el rimo muy lento, rodeando la Universidad, donde está el último esfuerzo, la cuesta corta, dura y exigente. Si llegas tocado, se te puede hacer eterna. Salgo a la calle Virgen del Puerto. Sigo echando el ojo hacia atrás. Voy rodeando el Parque de La Coronación, llego a la rotonda, y ahí está el arco de meta. Viene un grupo de tres o cuatro corredores, les doy ánimos, y me dan las gracias, me dicen que lo he hecho muy bien. Van a bajar, incluso de una hora y treinta y nueve minutos. Cruzo la meta, finalmente, en 1:39:10. El gps me dice que he realizado 120 metros menos que el año pasado. Nos explican que ha faltado un arco por lo que han tenido que adelantar un poco la meta. 
Cuando cruzo, me está esperando Silvia, para abrazarme, y darme las gracias por la ayuda. Ha conseguido hacer la prueba en 1:37, una gran marca, mucho mejor de lo que se esperaba ella misma. Me alegro que lo haya conseguido. Por la tarde me enviará un mensaje dándome las gracias por ello, pero la digo, como a todo el mundo, que yo podría guiar, pero el mérito es de quien lo consigue, quien sabe sufrir, aguantar y no venirse abajo, y en este aspecto ha demostrado ser una auténtica campeona. 
Recojo la medalla, suelto el arnés de la bandera, la bandera, y agradezco, nuevamente, a Alfonso la oportunidad dada. Es otra forma de hacer un medio maratón, de hacer una carrera, y una gran experiencia, ojalá alguna organización más se acuerde de mí. 
Agradecimiento
Por lo que respecta a la carrera, con las dudas iniciales, al final, y gracias al apoyo de Carlos y Andrés, sobre todo, por el infortunio de Sergio, la hemos hecho muy bien. Quizás el ritmo ha sido un pelín alto, pero es difícil calcular en este tipo de circuitos. Ya he completado mi medio maratón número noventa, y “solo” queda una decena para llegar al centenar. En nueve meses he de realizar diez carreras. Antes de los carnavales, haré Montijo y Valdelacalzada, y tras el descanso carnavalero, me iré a Mérida. Luego, seguramente, caerán Badajoz, Cáceres y Granada, para que después del verano, tenga que hacer cuantas menos mejor. 
Felicitar a todos los compañeros por haber acabado una carrera más, y acordarme de mi compañera Ana Ruiz, que ha realizado, tras una larga inactividad, dos medios maratones en dos semanas, bajando notablemente el tiempo de la anterior, en Getafe. Ha vuelto a los circuitos. 
Para terminar, aquí os dejo la canción “Aguas abril”, cantada por el cantautor extremeño Luis Pastor, y la cantante, extremeña de adopción Bebe.

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