Con los compañeros de Navalmaraton |
Aunque
parecía que no me habían dicho nada para llevar a cabo esta función en esta
edición, en la última semana, recibí la llamada del amigo Alfonso, quien me lo
ofreció, y yo acepté, muy gustoso. Sabía que la carrera, para mí, iba a ser más
lenta que otras anteriores, que mi media normal, pero también sabía que era un
punto de responsabilidad que no tenía otras carreras, en las que solo dependía
de mí, y para mí, para que sucediese lo que tuviese que suceder. En esta
carrera, de mí dependerían aquellos corredores cuyo objetivo al salir en esta
prueba sería bajar de los cien minutos, y eso cargaba la mochila de la
responsabilidad. Pero aún así, volví a lanzarme a este objetivo. Es esta una
carrera, por su orografía, complicada para cumplir con el objetivo, porque el
ritmo normal para bajar de esa barrera, sería 4:43/4:44 el kilómetro, pero como
los tres últimos kilómetros, miran, casi siempre, en mayor o menor medida, para
arriba, habría corredores que podrían estrellarse si quieren mantener este
ritmo, por lo que hay que hacer es bajar unos segundos cada kilómetro, para
llegar al 18 con una buena carga de segundos.
Los cuatro globeros |
El
domingo por la mañana, amaneció algo fresco, pero soleado, y lo que era más
importante, sin apenas aire, y es que después de las dos carreras anteriores
(Los Barruecos y Getafe), donde el viento fue el gran protagonista, podríamos
tener una carrera algo más tranquila en cuanto a este aspecto, aunque siendo
Plasencia, las dudas siempre existen, y es que la ciudad del Jerte, suele
siempre estar acompañada del viento. Saldríamos de dudas en poco rato.
Y en
Plasencia arribamos Antonio, Sergio, Andrés, Carlos, Javier, Ana y quien esto
relata. Allí esperaban Natalia y Alberto. Luego apareció Santi. Éramos unos
cuantos. Cuando llegamos, una ligera brisa, algo fresca, nos recibió. Iba a
ser, sin duda, una buena mañana.
Tras
recoger los dorsales, nos tomamos un café, como tradicionalmente hacemos, y de
ahí, ya preparado, me fui para la zona de salida, donde me esperaban los demás
compañeros de ritmo, uno para la 1h30’, Alberto, otro para la 1h50’, y una
chica para las dos horas, más yo, ahí estábamos los cuatro. Como el año pasado,
decidí vestir con la camiseta de la prueba, en esta ocasión, de color rojo.
Como hacía algo de frío, debajo llevaba la camiseta roja de mi club. Me
pertreché la bandera, me até el arnés a la cintura y pecho, y nos hicimos la
foto de rigor delante del photocall. Poco a poco la gente se va acercando, a la
llamada del speaker, a la zona de salida. El arco estaba dispuesto, la
organización lo tenía todo preparado. Unas carreras de calentamiento, algún
saludo, y alguna que otra foto, y nos vamos instalando cerca de la línea de
salida. Carlos, Andrés y Sergio, dicen que me van a acompañar. Silvia, de
Plasencia, que estuvo indecisa durante varios días, al final, dice que me va a
seguir, para mejorar su marca personal, está por encima de la hora y los
cuarenta minutos.
Paso por contrameta |
Se da
la salida, y empieza la carrera, yo intento, en estos primeros metros, coger el
ritmo, pero hay tramos cuesta abajo, que te hacen salir algo más rápido. Esta
prueba es un poco más corta de la teórica distancia oficial, 21.097, y da como
unos doscientos metros menos, por lo que los carteles indicadores están
colocados unos metros antes que lo que señala el gps. Así que decido llevar dos
relojes, para intentar controlar lo máximo posible. Carlos me acompañará en
esta tarea. Será la referencia. Así el primer kilómetro, que es una casi una
vuelta al Parque de La Coronación, lo paso en 4:22, bastante rápido, hay que
levantar el pie. Llaneamos un poco, y volvemos a bajar, por lo que el segundo
kilómetro, volvemos a ir rápido, aunque acercándonos al objetivo de ritmo. Una
pequeña subida, y estamos acercándonos a la zona de meta, salimos de los
aparcamientos, y ahí está el tercer kilómetro, según el reloj, hemos completado
en 13:23; según el gps, 13:46. Nos vamos para el acueducto, que tiene algunos
charcos en el camino. Salimos a la Avenida Sor Valentina Mirón, y ya tengo un
grupo conmigo, de una docena de corredores aproximadamente. Aquí, ya más
distanciados los participantes, hay que intentar marcar el ritmo. Carlos
algunas veces me avisa, otras miro yo el gps. Los que van a mi lado, alguna vez
cantarán el ritmo. Sí está Silvia, y sigo acompañado con mis tres compañeros.
Vamos a tener una buena mañana. El cuarto kilómetro, lo pasamos ligeramente por
debajo del objetivo, y viene el quinto, que nos lleva al Puente de San Lázaro,
que es cuesta abajo, por lo que hay que intentar retener todo lo posible.
Salimos al Paseo de la Ribera; y ahora, sí, el terreno es prácticamente
uniforme, sin apenas subidas y bajadas. Hora de colocar el ritmo. Paso por el
kilómetro 5, según el reloj en 22:27, a 4:30. Según el gps 23:21, a 4:38, eso
es lo ideal.
Por el kilómetro 5 |
El
grupo sigue uniforme. Yo explico la situación, todos lo entienden, hay que
correr un poco más, para tener de sobras después. Llegamos a la zona del Arroyo
Niebla, un lugar donde se puede correr, alrededor del arroyo, de ida y de
vuelta, por cada margen, tras doblar uno de los puentes. En este tramo, se ve a
la gente que ya va buscando la salida. Hay unos árboles, no me aparto, y se
queda enganchada la bandera, se rompe el hueco donde va ensartado el mástil. Andrés
la recoge, y me la coloca, entre la espalda y la mochila, se aguanta bien, sigo
corriendo. Cuando abandonemos este tramo, estaremos ya en el kilómetro 9. Paso
por el kilómetro 7, según el circuito, en 31:55, a 4:33 el mil. El gps, cuando
salta, me dirá que he realizado este primer tercio en 32:36, a 4:39, esto
marcha muy bien. Sergio se ha descolgado, en principio no sabemos las causas;
luego me enteraré que ha tenido problemas en el gemelo, y se ha dejado llevar.
Ya hemos llegado al puente, y nos disponemos a recorrer el tramo que nos
llevará a salir de este paseo. El aire, que sopla liviano, apenas molesta. Los
kilómetros 8 y 9, vamos un poco más rápido de lo previsto. Abandonamos,
definitivamente, el Paseo del Arroyo Niebla, y nos vamos por el Parque del
Cachón, para buscar el Paseo del Río. La gente dice que vamos bien, que ese es
el ritmo. Algún kilómetro se hace más rápido, pero la línea media va bien. El
palo no me molesta.
Cerca del kilómetro 9 |
Pasamos
por el décimo kilómetro. Nuevo avituallamiento. Ahora vienen unos kilómetros
por el margen del río, con árboles que pueden llegar a molestar, por un paseo
algo estrecho, en el que te encuentras gente que viene de cara, y que, algunos,
apenas si se apartan. El respeto es así. Ahora toca el paso bajo el puente, que
nos llevará a alcanzar el kilómetro 11. El paso es muy bajo, por lo que les
pido a mis compañeros que cojan la bandera, y la lleven en la mano. Tras pasar,
me la vuelven a poner en su sitio. Estos kilómetros se hacen, en ligera subida,
y con algo de aire de cara, pero el ritmo ya se ha estabilizado en torno al
4:40 el kilómetro. La gente sigue a mi lado, alguno se ha quedado, pero es
cierto que vamos cogiendo también a aquellos que salieron quizás más fuertes de
lo que podrían, alguno se intentará enganchar, pero se acabará descolgando. En
estos casos, ya es mejor dejarse llevar a un ritmo algo más lento, y si las
fuerzas vuelven a aparecer, recuperar algo.
Ya
hemos llegado al puente, giramos a la izquierda, nuevo giro a la izquierda, en
ligero descenso, paso por el kilómetro 14, miro el reloj, 1:04:19, a 4:35, con
una previsión final de 1:37, pero claro, eso si fuera totalmente así la
carrera, pero los tres últimos kilómetros hablarán por sí solos. El gps, por su
parte, cuando salta, indica que 1:05:13, a 4:39 bajo, la previsión, en este
caso, 1:38. Es el momento de tirar de gel, por si las fuerzas no acompañasen al
final.
Por el Parque de La Isla |
El
grupo ha perdido alguna unidad, pero los que siguen conmigo, los pregunto, y me
dicen que van bien, que el ritmo es bueno. Llegamos al avituallamiento del kilómetro
15, donde hay un gran gentío, que estrechan el paso. Muchos ánimos. Un par de
tragos de agua, y a seguir con el ritmo. Estos kilómetros, quizás porque veo
que la gente va bien, los hago algo más rápido. Paso por el dieciséis, y ya
abandonamos el paseo del río. Para entrar en la zona del Parque de La Isla, la
carrera va transcurriendo bien. Veo que el paso puede ser alto, levanto un poco
el acelerador. Sigo en la carrera. La gente sigue a mi alrededor. Paso por el
kilómetro 17, ya queda poco por La Isla. Toca pasar por debajo de la puerta de
salida, donde el año pasado se partió la bandera. Esta vez, me agacho, y al ir
un poco más baja la misma, apenas si toca. Hemos salvado el escollo. Un trozo
adoquinado. Antes de llegar a la puerta, una pareja va andando, les aviso
diciendo que tengan cuidado, porque venimos un grupo corriendo, y me dice el
señor, “tened vosotros cuidado”, ahí está, con dos narices. Y aparece el
kilómetro 18. En este momento, miro el reloj, 1:22:36, tienen diecisiete
minutos para hacer los últimos 3.100 metros de carrera, creo que el margen es
suficiente. El gps me indica sesenta y cinco segundos más. Aquí dejo de ver a
Andrés Campos, no le he visto salir para delante, no sé que habrá ocurrido.
Por el casco antiguo de Plasencia |
Y
aparece la primera subida, las que nos llevará por la Puerta de Trujillo, y
aquí, ya les digo que empiezan las cuestas más duras del recorrido, que cada
uno vaya a su ritmo, que intenten subir, dejando algo guardado, para el final.
En ese momento, el grupo dinamita por completo. Ya me veo solo. Tan solo un par
de corredores o tres me siguen. Entre ellos está Silvia. Salvamos las dos
subidas más largas, y Silvia, que marcha en quinto lugar de la clasificación
general femenina, alcanza a la cuarta. En este momento me dice que cree que sí,
que va a conseguir bajar de la hora y cuarenta minutos. Un poco antes, Carlos
me dijo que se iba para adelante, yo le dije que sí, agradecido por su
compañía. Digo a Silvia que se vaya, yo me quedo para ir guiando a los que se
han quedado algo más descolgados. Y se va, la veo con mucha fuerza, con mucha
energía, tiene reservas suficientes. Ya es cuarta clasificada.
Con Silvia |
Empieza
la parte más revirada del circuito, pasando por la Catedral, por la Rúa
Zapatería, por la calle Trujillo, para llegar a la Plaza, que tocaremos
levemente, dar la vuelta por la calle San Esteban, subir por la de Talavera, y
salir nuevamente a la Plaza, para ya, sí, enfilar la calle Sol, que nos sacará
del casco antiguo, por la Puerta del mismo nombre. Aquí está situado el
kilómetro 20 de la carrera. Estoy totalmente solo, así que aflojo un poco más
el ritmo, y me sitúo en la Avenida de La Salle, mirando para atrás, esperando a
los que vienen, para infundirles los últimos ánimos. En estos momentos veo a
Ortega, quien me dice que ha bajado de la hora y media. Muy bien. Los
corredores vienen en fila de a uno, separados, me voy quedando, para seguir
animando. Aún sobra tiempo para bajar del centenar de minutos.
Cruzando la meta |
Doblo
por la calle San Calixto, donde el asfalto llanea un poco, antes de afrontar la
última subida. Sigo animando a los corredores, alguno me da las gracias. Sigo a
lo mío, con el rimo muy lento, rodeando la Universidad, donde está el último
esfuerzo, la cuesta corta, dura y exigente. Si llegas tocado, se te puede hacer
eterna. Salgo a la calle Virgen del Puerto. Sigo echando el ojo hacia atrás.
Voy rodeando el Parque de La Coronación, llego a la rotonda, y ahí está el arco
de meta. Viene un grupo de tres o cuatro corredores, les doy ánimos, y me dan
las gracias, me dicen que lo he hecho muy bien. Van a bajar, incluso de una
hora y treinta y nueve minutos. Cruzo la meta, finalmente, en 1:39:10. El gps
me dice que he realizado 120 metros menos que el año pasado. Nos explican que
ha faltado un arco por lo que han tenido que adelantar un poco la meta.
Cuando
cruzo, me está esperando Silvia, para abrazarme, y darme las gracias por la
ayuda. Ha conseguido hacer la prueba en 1:37, una gran marca, mucho mejor de lo
que se esperaba ella misma. Me alegro que lo haya conseguido. Por la tarde me
enviará un mensaje dándome las gracias por ello, pero la digo, como a todo el
mundo, que yo podría guiar, pero el mérito es de quien lo consigue, quien sabe
sufrir, aguantar y no venirse abajo, y en este aspecto ha demostrado ser una
auténtica campeona.
Recojo
la medalla, suelto el arnés de la bandera, la bandera, y agradezco, nuevamente,
a Alfonso la oportunidad dada. Es otra forma de hacer un medio maratón, de
hacer una carrera, y una gran experiencia, ojalá alguna organización más se
acuerde de mí.
Agradecimiento |
Por lo
que respecta a la carrera, con las dudas iniciales, al final, y gracias al
apoyo de Carlos y Andrés, sobre todo, por el infortunio de Sergio, la hemos
hecho muy bien. Quizás el ritmo ha sido un pelín alto, pero es difícil calcular
en este tipo de circuitos. Ya he completado mi medio maratón número noventa, y
“solo” queda una decena para llegar al centenar. En nueve meses he de realizar
diez carreras. Antes de los carnavales, haré Montijo y Valdelacalzada, y tras
el descanso carnavalero, me iré a Mérida. Luego, seguramente, caerán Badajoz,
Cáceres y Granada, para que después del verano, tenga que hacer cuantas menos
mejor.
Felicitar
a todos los compañeros por haber acabado una carrera más, y acordarme de mi
compañera Ana Ruiz, que ha realizado, tras una larga inactividad, dos medios
maratones en dos semanas, bajando notablemente el tiempo de la anterior, en
Getafe. Ha vuelto a los circuitos.
Para
terminar, aquí os dejo la canción “Aguas abril”, cantada por el cantautor
extremeño Luis Pastor, y la cantante, extremeña de adopción Bebe.
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