Antes de salir |
Con temores, por los problemas físicos que arrastro, llegaba una nueva cita con un Medio Maratón, en este caso, concretamente, con el de Badajoz. Y es que, a pesar de haber levantado un poco el pie después de Valdelacalzada, tras Mérida, empecé con problemas en el piramidal, que me impedían entrenar con normalidad. Así que con toda esta situación, el lunes antes, me puse en manos de Oliver, mi fisioterapeuta, quien tras una intensa sesión, me recomendó que no hiciera nada hasta el domingo de la prueba, y que realizara bastantes estiramientos.
Así que la semana transcurrió esperando que llegara el fin de semana, notando en cada momento, bien de forma real, bien de forma figurada, molestias en la zona del piramidal, lo que me hacía que por la cabeza me rondaran situaciones bastantes negativas.
Al final, el domingo, muy de madrugada, me levanté, eran las 5:15, y a las seis nos pusimos Carlos y yo camino a la capital pacense. Éramos los únicos del club, que saliendo de Navalmoral, íbamos a participar en esta prueba, Carlos en el maratón, yo en el medio maratón, y es que algún compañero más quiso correr, pero la organización cerró demasiado pronto el plazo de inscripciones, aún cuando éstas no se habían completado. En menos de dos horas estábamos en Badajoz, y fuimos a coger el dorsal, con la bolsa.
Después nos juntamos con Alberto, que afrontaba su medio maratón número cien, y Natalia. Carlos se fue para la salida, ya que el maratón tenía la salida programada a las nueve, y nosotros, los del medio maratón, lo hacíamos un cuarto de hora más tarde. Fue en este intervalo, donde me tomé mi ya habitual zumo y plátano, con los que afronto estas carreras, además del ibuprofeno para mitigar los posibles dolores, así como me apliqué crema en la zona afectada. Así que, con todos estos elementos, salí para la zona de salida. Al ser tan temprano, la mañana se presentaba fresca para salir en tirantes, pero las previsiones hablaban de temperaturas más altas según fuera avanzando la matinal.
Nos acercamos para la zona de salida, los casi novecientos corredores que estábamos inscritos para esta carrera. Allí estaba también Santi. El gps preparado, el reloj avanzando, y, finalmente, siendo las 9:15, se dio la salida. Los primeros metros me los tomé con una cierta tranquilidad, en cuanto al ritmo, aunque temeroso en cuanto a los dolores, y que me hicieran parar. Las molestias, la zona, avisaban. Tras dejar atrás el Paseo Fluvial, donde se instalaban las zonas de salida y la meta, nos fuimos por el Puente de la Universidad, para girar a la izquierda, dirección a la frontera portuguesa. Los kilómetros del medio maratón, debería llevarlos controlados por el gps, ya que los que estaban puestos eran los del maratón, y los maratonianos habían salido unos doscientos metros más atrás que nosotros. Aún así, el primer kilómetro lo hice en 4:14.
Por el Puente de Palmas |
La carretera dirección a la frontera, es una larga recta, jalonada de rotondas, que era la antigua Nacional V. Alberto Masa, con el globo de la 1:30, se empieza a ir por delante. Mi única idea en esta carrera, es que no me alcance el globo de 1:35. Ese es mi objetivo. Me alcanzan un par de corredores, con los que estaré un rato, aunque, al final, se acabarán marchando. El segundo kilómetro lo hago igual que el primero. El tercero y el cuarto, los haré en 4:17. En este tramo, entre los kilómetros 3 y 4, se empieza a ver a los primeros del maratón, con un corredor de amarillo bastante destacado. Este año el número de participantes fue importante, más de setecientos inscritos, para esta prueba, que habitualmente no supera los cuatrocientos inscritos, y es que en esta ocasión, se pone en juego el Campeonato de España de Maratón de las Fuerzas Armadas, así que militares de todo el territorio vienen a disputar la prueba, con intención de ir a los Juegos Mundiales.
Cuando me voy acercando al kilómetro 5, vienen de frente los militares que, en perfecta formación, y bien pertrechados, están haciendo el maratón, saludándonos con ellos. Doblo el giro de 180º, tomo el primer avituallamiento, y prosigo a mi ritmo. El dolor apenas es perceptible, y es que una vez se calienta la zona, van desapareciendo las molestias. Sigo avanzando, y antes de llegar al séptimo kilómetro, empiezo a alcanzar a aquellos que van a cerrar la carrera del maratón. Paso por el primer tercio de carrera, a la altura de la Universidad, en 30:07, la verdad es que es muy buen ritmo.
Voy casi siempre solo, en mi distancia, aunque voy adelantando maratonianos. Sigo avanzando por la Avenida de Elvas, que es como se llama esta vía, dejo atrás el octavo kilómetro, y entramos en la ciudad propiamente dicha por la Avenida Manuel Saavedra, que se pone cuesta arriba, con lo que bajo mi ritmo. Giro a la derecha, en plano, nuevo giro a la izquierda, vuelta a subir, y salimos a Avda. Carolina Coronado, que en descenso, nos llevará al Puente de Palmas, pasando antes por el kilómetro diez de carrera, en 43:32. Es esta zona, la del puente, una de las que más ambiente tiene de la carrera, una prueba, con poca gente en las calles. Vamos bordeando la alcazaba pacense, dejo atrás el kilómetro once, seguimos, llegamos a la rotonda que nos lleva a la Avenida Manuel Rojas Torres, por las traseras del Barrio de San Roque. Kilómetro 12, kilómetro 13. Alcanzo a los corredores que van en torno a las cuatro horas. Me alcanza un corredor, que me pregunta que ritmo llevamos, le digo que por encima de la hora y treinta y dos minutos, y él dice que quiere ir a hora y media, ya que empieza lento y acaba más rápido. Estamos unos metros, pasamos por el Puente de la Autonomía, donde hay una gran cantidad de vehículos parados, y muchos de ellos haciendo sonar su claxon, la mayoría, seguro, que cabreados.
Llegando a la meta |
Bordeamos las naves industriales, kilómetro 14, tiempo 1:01:23, 31:16 en este siete mil, ya voy perdiendo algo de fuelle. Las piernas empiezan a notarse cansadas, y es que una semana entera de inactividad, se quiera o no, repercute. Tomo el gel, buscando restañar las fuerzas, máxime ahora, que empieza el peor tramo de la carrera la subida por la carretera BA-20. Avituallamiento de agua, dos tragos, me mojo el cuello, el calor empieza a notarse. Adelanto, incluso, a algún corredor del medio maratón, aunque la mayoría son del maratón.
Termina la cuesta, en el momento del giro por la calle Corte de Peleas, donde la carretera inicia un ligero descenso, que permite recuperar las piernas. Giro a la izquierda, y nueva subida, pequeña, pero se clava ya, para salvar el puente sobre el Río Rivillas. A la izquierda, la Plaza de Toros, y seguimos con dirección a la Ronda del Pilar. Este tramo, otra vez, para arriba, en sus primeros metros. A la izquierda, tras pasar el kilómetro 17, el Palacio de Congresos, un poco más adelante el Baluarte de Santiago. Este kilómetro se me ha atascado, me he ido a 4:40. Ahora estamos en la Avda. Cristobal Colón, donde ya me encuentro con más corredores, tanto del maratón, como del medio maratón. Miro mi reloj, me indica que mi ritmo es muy lento. Se me puede hacer larga la carrera.
Dejamos esta zona, con el kilómetro 18, a tres kilómetros del final, paso por la Avda. Antonio Masa, dirección a la Avenida del Perú. Por delante, una chica portuguesa, que me cuesta alcanzarla, pero, al final, lo consigo, la animo a seguir conmigo, pero mi ritmo parece alto para ella, ya que me voy alejando con cierta facilidad. Nuevo giro a la izquierda, por la Avda. Tomás Romero de Castilla. Ahora, toca salir por la izquierda, por la Avenida Godofredo Ortega y Muñoz. Pasamos el kilómetro 19, solo dos mil metros para el final. Llega el giro a la izquierda, por la calle Simeón Vidarte, donde está el último avituallamiento para nosotros. Dos tragos de agua, y a seguir.
Esta carrera ya se va acabando, parece que me he recuperado un poco, pero no voy a excederme ya en los excesos, lo único importante esta mañana es cruzar la meta. Giro a la derecha, giro a la izquierda, por la Avenida Sinforiano Madroñero yantes de afrontar el Puente Real, accedemos a la Avenida del Perú, un centenar de metros, nuevo giro a la izquierda, y estoy en la zona de contrameta. La calzada, está dividida en dos, los del medio maratón por la izquierda, los del maratón por la derecha. Al fondo, el globo de las tres horas y cuarenta y cinco minutos, y distingo a Carlos en el grupo. Si aguantara haría una buena marca. Yo voy a la izquierda, nuevo giro a la izquierda, y ahí está el Paseo Fluvial, al final del todo, se ve el arco de llegada. No me lanzo a por el corredor que me precede, y los que vienen por detrás no me cogen, así que ya me dejo llevar. Veo que el reloj de meta señala 1:33, sigo corriendo. Al final, cruzo la meta en 1:33:42, aunque bien es cierto que el gps dirá que la distancia será de 21.300 metros más, fácilmente cincuenta segundos más. Pero bueno, lo importante, ha sido cruzar la meta. Las molestias no han aparecido mucho. Cuando me enfríe ya veremos.
Un poco de agua, bebida isotónica y un poco de cerveza, antes de irme para la ducha. Tras cambiarme, me voy con Alberto, Andrés, Pablo y Lino, a tomar unas cervezas, ya que aún falta un cierto tiempo para que Carlos llegue. Se marchan mis acompañantes, y me quedo esperando a mi compañero. Veo pasar el globo de 3:45, y Carlos no viene con él. Así que me voy para la zona de meta, tras dejar la mochila en el coche. Siguen llegando corredores, pero Tapia no acaba de llegar. Al final, decido sentarme en una zona de sombra y esperar a que llegue. Siguen pasando corredores, éste no llega, me empiezo a preocupar, puede haberle pasado algo.
Pasa el límite de las cuatro horas y no aparece, qué habrá pasado. Un poco de tiempo más habrá que esperar. Al final cuando se llevan cuatro horas y seis minutos aparece. Va despacio, pero al final cruza la línea de meta en 4:08. Cuando voy a buscarle, me dice que ha tenido muchas molestias en la tibia derecha desde el kilómetro 26, y aún así ha llegado. Coge el avituallamiento, y salimos hacia el Colegio que hace de improvisado vestuario. Tras cambiarnos, porque las duchas están muy lejos, nos tomamos un par de cervezas con Natalia, y, al final, siendo cerca de las dos iniciamos viaje de vuelta para Navalmoral.
En fin, una carrera condicionada por las circunstancias, pero que al final saqué con mejor nota de la que yo esperaba. El lunes, también es cierto que tenía mucho más dolores que anteriormente, y he estado tres días con bastantes molestias, que están remitiendo en estos últimos días. El lunes saldré y veré que tal responde el cuerpo. Ya llevo noventa y cuatro, la carrera para el centenar está muy cerca de su conclusión.
Celebrando el tercer tiempo |
Por lo que respecta a la carrera, el circuito habitual de Badajoz, con muy escaso ambiente, y en cuanto a la organización, no tiene sentido cerrar tan pronto el plazo de inscripción, con diez días de antelación, habiendo plazas libres de sobras. Y todo eso a pesar de haberlos llamado para que otros corredores se pudieran inscribir. Y digo yo, si el plazo lo han cerrado tan pronto, si han preguntado a cada uno que talla de camiseta querían, cómo puede ser que el domingo no hubiera más que una talla, pequeña por cierto, para el medio maratón, y otra, la XL, para el maratón. Con tanto tiempo, la previsión era cierta, y sin embargo no han sabido hacerlo. Si quieren que los extremeños corramos en el único maratón regional, deben poner más facilidades, y es que hoy en día, muchos corredores esperan, esperamos, a la última semana para inscribirnos. Otra cosa es que los dorsales se hubiesen acabado, en cuyo caso sería correcto que cerrasen las inscripciones, pero no ha sido el caso.
Me he inscrito para participar el próximo día 7 de abril en el XIII Medio Maratón de Cáceres, prueba que, por cierto, se ha convocado, unos días antes de Badajoz. Se vende con nuevo recorrido de dos vueltas, y con nuevos organizadores, veremos si sirve para que esta carrera dé el salto necesario, porque hasta ahora, las anteriores ediciones han flojeado mucho desde el punto de vista organizativo y trato al corredor.
Para terminar, y respecto de la habitual canción que suelo poner para cerrar la crónica de mi carrera, hoy os voy a poner “DESNUDOS”, del cantante Duende Josele, antiguo vocal del Desvan del Duende, que el sábado ofreció un concierto en el Teatro de Navalmoral, y me encantó. Esta canción, es de su último disco, Desnudos integrales, y colabora con él Coque Malla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario