lunes, 26 de marzo de 2012

QUIEREN ACABAR CON TODO

Tras la legitimidad que le dan las urnas, y pavoneándose de ella, con el apoyo de algunos partidos minoritarios, el gobierno del Sr. Rajoy, ha aprobado de forma inopinada, y algo sorpresiva, pero no por menos esperada, la reforma laboral, hecha a medida de la derecha más recalcitrante, es decir, todo para el empresario, nada para el trabajador.

Porque sí, esta reforma, lo que hace es, aparte de desprestigiar a los sindicatos, con el único y reconocido interés de eliminarlos de la vida laboral, para así decidir a sus anchas, es un ataque frontal y total contra todos los derechos que todos los trabajadores tenían, y por los que se habían luchado durante generaciones enteras, para ahora, en menos de tres meses de un nuevo gobierno que nos tenía que sacar de la crisis, lo que va a incidir en nuevas diferencias en la población.

Y es que los preacuerdos que se habían alcanzado, con gran esfuerzo, empresarios y sindicatos, es decir, la voluntad de negociación de ambas partes, la cual fue patente, no ha servido para nada, y el gobierno, que ha demostrado ser de derechas, amigo de los grandes empresarios y de los especuladores financieros, y contrario al estado del bienestar, y de todo lo que suene a público, ha dictado un decreto que ataca a la población laboral española, así como a las generaciones que se están incorporando al mundo del trabajo.
Y es que el sentido de esta reforma, primera de las grandes que va a llevar a cabo el gobierno del Partido Popular, es, como dice el eslogan "QUIEREN ACABAR CON TODO"; es decir, primero con los derechos laborales, después irán a por la sanidad pública, a por la educación, la cobertura social, y así paso a paso hasta hacer sucumbir el estado del bienestar, para pasar todos los servicios a manos privadas, y tener que pagar por cualquier servicio del que queramos hacer uso.Por tal motivo, los cuatro grandes sindicatos a nivel nacional (CCOO, UGT, CGT y USO), con el apoyo de otras centrales más minoritarias, pero no menos importantes, han convocado a todos los trabajadores, y a aquellos que se deben incorporar en un futuro próximo al mundo laboral, a secundar la huelga general que va a tener lugar el próximo día 29 de marzo, jueves, para pedirle al gobierno que rectifique el mayor ataque perpetrado contra la sociedad en los últimos cien años.

viernes, 23 de marzo de 2012

FELICIDADES

Felicidades a aquellos que logran todo lo que se proponen, aunque consigan, o intenten conseguir, hundir a los demás.

Felicidades, porque hoy, desgraciadamente, la maldad, la mala idea, la venganza, el odio, parecen ser las únicas monedas de curso legal hoy en día.
Felicidades porque derribar, abatir, a una persona, a una familia, con todo lo que eso conlleva es un esfuerzo que merece una gran “recompensa”, que permita a sus autores dormir plácidamente, descansar y sentirse mejores personas.
Felicidades, porque dentro de su “buen” hacer, de las armas empleadas en su estrategia, hay una razón que prima por encima de todas, la cobardía, porque sí, hay que ser cobarde, rastrero y mezquino, cuando uno no es capaz de hacer una cosa por sí solo, y no sabe asumir los riesgos que pueda conllevar una actuación, necesita componer un entramado, en el que sentirse protegido, en una red, perfectamente organizada y estructurada, con la única y abyecta idea de destrozar una vida, una situación, sin mancharse las manos.
Felicidades, también, a aquellos que, teniendo posibilidad de denuncia, de apoyo, de protección, son más viles que Poncio Pilatos y miran para otro lado, negando la mayor cuantas veces haga falta, aunque, a veces, se pudiese desear que ellos viviesen, aunque fuese solo una décima parte de lo que sufren otros.

lunes, 12 de marzo de 2012

CUENTO (CASI) IMPOSIBLE II

El despertador que suena, repentinamente, una mañana de domingo, es apagado rápidamente, y salgo rápido de la cama, ya que no es día para molestar a la mujer. Cuando aparezco en el salón, donde tengo todos los archiperres, el sol ya estaba en lo alto. Me asomé a la ventana, y observé que el viento, ese fenómeno que yo siempre miro, y siempre temo, antes de calzarme mis zapatillas para entrenar no estaba presente. Así, que con mi liturgia cotidiana cuando voy a entrenar, me tomo mi zumo, un plátano, me visto mis mallas, y cojo las llaves del coche.

Hoy voy a entrenar a un camino que me han indicado que está fenomenal, entre árboles y con pocas subidas. Lo único que está a más de diez kilómetros, y es mejor que me desplace en vehículo.

Así que ahí, en la cama, dejo a mi mujer, y en sus respectivos dormitorios a mis hijos, encaminándome al garaje. La mañana está buena para entrenar, nada fresca y parece que se va a poder correr bien. Mis amigos no salían hoy, así que es el momento de aprovechar para conocer nuevos sitios para practicar mi afición.
Salgo del garaje, pongo la música en el coche, y abandono la población por la carretera local que lleva a Aldea de la Vid y hacia la autovía. Paso el cruce y me encamino a la carretera que nos une con la capital. Ya estoy en la doble vía, y a los dos kilómetros escasos, se indica la Salida C-451. Intermitente y por allí me salgo. Una ligera subida, coronas, y te encuentras con una ligera bajada y, cuando terminas, se presenta una rotonda de frente. Me meto en ella, circulo por el lugar que me llevará al camino; salgo, pero creo que no he cogido la salida correcta, bueno ya me meteré un poquito más adelante, y cuando pueda retrocederé y cogeré el itinerario correcto.

El sol va desapareciendo, una inmensa niebla se presenta de frente a mí, miro para atrás, no se ve resquicio de lo que voy dejando a mis espaldas. Apenas hay arcén, no veo el lugar para detenerme y si lo hago en medio de la vía, corro el riesgo de ser alcanzado por otro vehículo que venga por detrás.

sábado, 10 de marzo de 2012

MEDIO MARATON MERIDA

Este debería ser el lugar destinado para la crónica de la VI Edición del Medio Maratón Patrimonio de la Humanidad, que se celebró el pasado día 4 de marzo en la capital autonómica. Pero, aquí os dejo la historia verdadera de ese finde.
Viernes, cinco de la mañana, cuando la noche aún sigue siendo la protagonista, y el sol aún descansa en su guarida, recibo la visita de una amiga muy especial con la que hacía tiempo que no compartía momentos; viene acompañada de unas revoltosas colegas. Miro el reloj, veo la hora qué es y me sorprendo un poco, pero, en fin, que le vamos a hacer, habrá que atenderlas. Eso sí, después de un poco de negociación y un poco de agua, vuelvo a acostarme, que un rato más tarde hay que ir a trabajar.
Me levanto, como cualquier día y me encamino a mi trabajo; parece que estas amigas han decidido marcharse. Así podré ir el domingo a correr a la antigua Emérita Augusta, a la que nunca he faltado desde que se creara la prueba, hace ya seis años, un Medio Maratón que discurre por los principales monumentos de la ciudad, entretenida y en la que, generalmente, he obtenido buenas marcas; así que habrá que relajarse un poco. Pero no, obstante, hago una visita a un importante personaje, un profesional, para qué me diga cómo debo actuar cuando se presentan estas inesperadas visitas, ofreciéndome una serie de herramientas para evitar que estas inesperadas visitas se consoliden. Durante todo el viernes, a pesar de estar mosqueado, no percibo en ningún momento su presencia.

viernes, 2 de marzo de 2012

EL CASO DEL JOVEN SOLDADO REPUBLICANO

En la presente entrada os dejo el artículo publicado en el diario elpais.com, el pasado día 28 de febrero, por el periodista Tano Ramos García, ganador del Premio Comillas Historia, Biografía y Memorias 2011, con “El Caso Casas Viejas”. En el mismo se hace una semblanza de Antonio Lozano, un soldado republicano, quien aprendió que para sobrevivir en la dictadura tenía que callar, pero al que le caló el intento de Garzón de resarcir a las víctimas y, por fin, se mostró orgulloso de su historia.
Quiero aclarar aquí que yo no he escrito la historia de Antonio Lozano. La de ese joven soldado republicano que al terminar la guerra civil regresó confiado a su pueblo porque no había hecho nada malo y que al poco fue detenido, encarcelado durante casi tres años y enviado después a un campo de concentración. No, yo no he escrito sobre Antonio Lozano. Sobre ese joven que abandonó la prisión para ser encerrado otros tres años junto a Tarifa, en un lugar en el que los reclusos trabajaban todo el día a pico y pala, pasaban frío, dormían en chozas que se construían ellos mismos, estaban tan hambrientos que comían hasta raíces y lagartijas y recibían palizas si no cumplían el objetivo laboral de la jornada.
No, yo no he relatado esa historia; quiero aclararlo para quienes estos últimos meses oyeron de boca de Antonio Lozano que yo había escrito un libro en el que contaba su vida. Antonio Lozano creía que a su yerno le habían dado un premio por un libro que relataba su historia. Y lo iba diciendo por ahí con orgullo, con satisfacción, con esa alegría que le entra a uno cuando se ve justamente recompensado. Pero lo cierto es que no era así, que yo no escribí en ese libro la historia de Antonio Lozano.
Ya me hubiese gustado hacerlo. Que más hubiese querido yo que oír de primera mano y relatar luego la vida de Antonio Lozano. De ese joven que en 1936 abandonó su pueblo de Granada con sus padres y hermanos y que después sobrevivió a la carretera de la muerte, que huyó con su familia desde Málaga hacia Almería caminando y escondiéndose de las bombas que masacraban a las columnas de civiles. Qué no daría yo por haber podido contar la historia de ese chaval que mintió sobre su edad para poder alistarse como voluntario en el Ejército de la República, que luchó en varios frentes y que terminada la guerra oyó lo que muchos otros: que podían volver tranquilos a sus casas, a sus pueblos, que había paz en España.