martes, 4 de febrero de 2014

FUNCIONARIOS: UN JUGUETE EN MANOS DE LOS POLITICOS

Primero fue Rodríguez Zapatero, en mayo de 2010, quien decidió bajar el sueldo a los Funcionarios un 5%. Después le tocó el turno a Rajoy, que, en julio de 2012, tomó la decisión de quedar a los funcionarios sin paga extra de Navidad. Y entre uno y otro, han ido acordando en cada año, de los últimos cuatro, que el sueldo de los empleados públicos no debe subir. Todo esto ha llevado a una pérdida alarmante del poder adquisitivo de los empleados públicos, que ha trascendido a toda la sociedad.
Y para rematar, Montoro, se acuerda de los empleados públicos, para aumentarles la jornada laboral, y quitarle los días de asuntos propios, vendiéndolo como dádivas que tenían los mismos, cuando, en realidad, esto último fue la forma que se tuvo de compensar a los Funcionarios por la pérdida de poder adquisitivo que sufrieron en tiempos del gobierno de Felipe González. Una más.
Y es que los funcionarios, los empleados públicos, son juguetes en manos de los políticos que los utilizan para salvaguardar su “fortaleza” ante el pueblo, para intentar demostrar su mano dura, ocultando su ineptitud para sacar a los ciudadanos de la situación en la que ellos mismos nos han metido.
Los Funcionarios son utilizados por los políticos para su uso personal, para descalificarlos, faltarles, y salir a la palestra diciendo que son unos vagos, unos acomodados, que no hacen nada para sacar el país adelante, que tienen muchos privilegios, ya que, entre otros, tienen el trabajo asegurado.
Pero, digo yo, como funcionario que soy, puedo tener el trabajo asegurado, que es relativo, ganado en unas oposiciones, pero más seguro lo tienen los políticos, que se buscan el acomodo cuando acaban su “laberíntico” camino en los ámbitos de la demagogia, sin encontrar la salida, y cuando ésta aparece, sus posaderas acaban en los asientos de los Consejos de Administración o bien desempeñan, “de forma magnífica”, su labor en empresas relacionadas con el sector público; entidades a las que, casualidad, se las protege desde los diferentes equipos de gobierno, con ayudas, prerrogativas, subvenciones y dádivas varias.


Y mientras mi sueldo, igual que el de mis compañeros, no es nada espléndido, el de cualquier cargo político, por bajo que sea su nivel y supuesta importancia, le permitirá ingresar más dinero en un año que el que yo puedo ganar en tres o más. Y si es poco lo que ellos cuestan a las arcas públicas, nombran asesores que suelen ser miembros también de su cuerda, de su partido, o, sin vergüenza ninguna, algún familiar, escapándose una gran cantidad de dinero público para estos elementos, que podría ser destinado a partidas más necesarias para toda la población, ya que existen grandes profesionales, los funcionarios, que desarrollan su tarea de forma correcta, sin suponer más coste a los ciudadanos.

Por otra parte, para rematar la faena, si las cosas salen bien, son ellos los que han sabido hacerlo, han sido muy inteligentes y grandes administradores. Pero si la historia se tuerce, todo ha sido culpa del funcionario, que no ha querido o no ha sabido hacerlo, que los ha engañado.
Las veleidades políticas, las decisiones anti natura, que toman los llamados dirigentes políticos, las han de pagar todos los ciudadanos, y los primeros, aquellos que están a su lado, los funcionarios públicos, los empleados públicos, trabajando para que el país siga adelante, a pesar de la nula capacidad de quienes gobiernan, que creyéndose en poder de la razón y de la verdad, otorgada por las urnas, lo hacen todo de espaldas a los empleados públicos, que conocen mejor que ellos, con diferencia, el funcionamiento de los estamentos públicos, y que, además, realizan sus actividades conforme a la legislación aprobada por esos mismos políticos, siendo los auténticos profesionales y garantes de la legalidad vigente, pero a las primeras de cambio, cuando no siguen sus dictados, estos aficionados les ningunean.
Otro grave problema que sufren los Funcionarios, sobre todo los de alto nivel, es aquel que sucede, cada cuatro años, cuando se producen cambios de gobierno, y llegan los responsables de los distintos ministerios o direcciones generales, como elefantes en una cacharrería, porque en sus huecas seseras, abotargadas por el rencor y la sinrazón, viendo fantasmas donde no los hay, los arrinconan, en despachos vacíos, sin tarea que realizar, al considerarlos estorbos para sus intereses, y en su lugar ponen a advenedizos, soplagaitas y entregados al partido, que lo único que harán será torpedear el funcionamiento de las administraciones públicas.
Pero todo se va a empezar a solucionar muy pronto para los Funcionarios, porque, casualmente, el próximo año, 2015, es año de elecciones municipales y autonómicas en mayo, y generales en noviembre, y entonces, se empezarán a dar las primeras concesiones, siendo un anticipo el aumento de un día de asuntos propios, que ya se puede disfrutar relativo al ejercicio 2013. Igualmente, en los presupuestos generales del próximo ejercicio, se acordará, oh, sorpresa, un aumento del sueldo de los funcionarios.
Y ya, para rematar, se acordará, “a la vista de la gran cantidad de procedimientos judiciales abiertos”, relativos al abono de la paga extra birlada a los trabajadores públicos, “y en aras de mejorar la situación de los empleados públicos, y con el fin de evitar gastos innecesarios y no judicializar la administración pública”, el gobierno va a aprobar que se abone la paga que nos quitaron.
Y es que son llegar las elecciones, y estos elementos se empiezan a poner nerviosos, parecen tener hemorroides, porque no son capaces de estar sentados, en la cama no hacen más que dar vueltas, no les llega la camisa al cuello, y no saben qué hacer para intentar seguir dormitando en sus poltronas de espaldas a la ciudadanía, ideando cualquier cosa con tal de conseguir el voto de los ciudadanos.
Y en esta ocasión, llegado el momento de depositar el papelito dentro de la caja transparente, se quiera o no, el número de funcionarios y de sus familiares son muchos, y sus votos pueden inclinar la balanza hacia uno u otro signo político, valiendo todo para conseguir sus objetivos.
Pero no nos engañemos, va a ser ganar las elecciones, y el próximo partido que dirija el país, volverá a las andadas, empezará por los funcionarios, atacándoles, vilipendiándoles, privándole de derechos, y como la población, aborregada, les va a aplaudir, van a seguir adelante, y cuando se quiera dar cuenta el pueblo, los recortes y las privaciones les llegarán a ellos, y el famoso poema de Bertolt Brecht volverá a tener vigencia una vez más, en una espiral sin fin, que se sucede cada cuatro años.


Pero el problema más significativo de todo esto, lo más triste de este montaje, es que la gran mayoría de políticos, son miembros procedentes de la Administración Pública. Si ellos mismos son capaces de aprobar el recorte para los suyos, que no harán para el resto, y es que ya lo recoge el dicho: “Ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió, ni mandes a quien mandó”. Fin de la cita.

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