En plena campaña electoral, aquí os dejo un artículo publicado en www.20minutos.es el día 11 de mayo de 2011, por Ignacio Escolar, en el que habla del valor del voto, donde se pone de manifiesto lo que los partidos mayoritarios definen como “voto útil”, y que al fin y al cabo, con el sistema electoral existente, es el de ellos, y el de algunos partidos nacionalistas. Deberíamos intentar cambiarlo, para que el ciudadano y su voto fuesen realmente válidos en este llamado “sistema democrático”.
Tras las últimas elecciones generales, en 2008, hubo una agria polémica. Cada ciudadano había tenido derecho a un voto, pero unos votos rendían mejor que otros. A IU le costó cada escaño unos 481.000 votos. A UPyD, 303.000. A BNG, 104.500. A ERC, 99.000. A CC, 82.000. A CiU, 70.300. Al PP, 66.500. Al PSOE, 65.500. A Na-Bai, 62.000. Y a PNV, sólo unos 50.000 votos. ¿Es esto democracia?, clamaban muchos. ¿Es aceptable que nuestra ley electoral fomente desigualdades tan flagrantes? Durante la legislatura ha habido atisbos de reforma electoral, pero no nos engañemos: la reforma encaminada a aumentar la proporcionalidad entre el voto de los ciudadanos y la representación que dan a los partidos no les conviene a ninguno de los dos grandes, PSOE y PP. Viven en un oligopolio, no facilitarán la entrada de otras marcas competidoras en el mercado del voto y del escaño.El 22-M, habrá nueva polémica. Muchos votantes se quedarán sin representantes. Algunos parlamentos autonómicos (Castilla y León, Castilla-La Mancha, quizás Murcia y Extremadura…) serán bipartidistas, con PSOE y PP. A las dos formaciones estatales menores -IU y UPyD- les costará mucho entrar. Y entrarán fácil, por contra, los nacionalistas con voto muy concentrado en sus territorios: CC, PRC, UPN, UPL, PR, PAR, CHU, Na-Bai…
¿Qué es más justo y más democrático? ¿Incrementar los mecanismos de proporcionalidad, y que no haya votos de primera y de segunda y sí más partidos parlamentarios? ¿Seguir con el sistema actual, primando a los grandes, lo que facilita la gobernabilidad y la estabilidad de las instituciones? ¿Gobiernos monocolor, muy estables y responsables de sus actos, pero que pueden tender a gobernar sólo para su parroquia? ¿Gobiernos de coalición, fruto de diálogo y pacto, pero poco eficaces y poco responsables porque cada componente se acuse mutuamente de los errores?
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