martes, 17 de mayo de 2011

NAUSEAS

¡Qué asco la tengo! Ahí está, sentada, como una marquesa, como si fuera la reina del mambo y yo, aquí, teniendo que estar todo el día pringado, yo por cuatro monedas y ella esperando a que llegue el final de mes para seguir cobrando. Ni que fuera mejor que yo.
Pero esto se va a acabar, ahora como tengo de mi lado a la madre de la que me tiro casi todas las noches, al estar como mandataria del mismo lugar donde trabaja este personaje, y que, además nos mantiene, pues ahora me puedo aprovechar y vamos que lo voy a hacer.
Mi suegra, es amiga, muy amiga de otra mandamás, quien va a evitar que las quejas de esta tipa, lleguen donde tienen que llegar, a la Jefatura, porque para el Jefe, enfrascado en otras historias, estos son asuntos menores.
Amén de que el responsable de este centro de trabajo, joven, y sin apenas autoridad, por no decir ninguna, siempre atenderá el teléfono y las quejas de mi nueva jefa y nunca de una trabajadora propia. Porque, además, y para rematar la faena, tiene un compañero, con muy poca, por no decir ninguna, vergüenza, que también se pone en contra de ella.
Si a todo esto unimos que trabajo en un ente dedicado a prestar servicios a los usuarios que van a la instalación donde se producen estos “encuentros” entre la lagarta esta y yo, toda la partida está perfectamente planteada, hay que saber mover las piezas y yo en esto soy un experto.Anteriormente trabajaba con ella, pero se me acabó el contrato, me tuve que marchar y ella se quedó, que mierda. Así que me metí en este nuevo lugar, más bien me recogieron, por conveniencia de su jefa, que jugaba con cartas marcadas, y sabía que estando dentro de su organización, a su lado, podría hacer lo que quisiera, manejar la instalación y todos los hilos que quisiera, así como tener atado al responsable, que se va a plegar a todos sus intereses, porque si yo abro la boca, la guerra está abierta entre él y mi suegra. Encima la hago el caldo gordo.
Y para rematar la faena, también ha entrado a trabajar conmigo mi novia, y así la he conseguido unir a mi batalla, a mi guerra; además, también le va marcha, por lo menos desde que tiene detrás a su madre. Desde luego la jugada de mi nueva jefa es la mejor, nos tiene a nosotros como parapetos y ella tan ricamente. Mi compañera sentimental, a veces se ha despachado a gusto y ha dicho que si fuese por su madre esta tiparraca estaría en la calle, pero también ha reconocido que el jefe no encuentra ningún motivo, porque la verdad es que no ha dado ningún tipo problema. Así que a joderse toca.
Como soy tan valiente, cada vez que su marido ha aparecido por aquí, y me busca con la mirada, de muy pocos amigos, yo lo que hago es esconderme, hacer con que no le veo, agachar la cabeza o desaparecer.
Así que allí me voy. Me acerco, está ahí sentada, leyendo unos artículos de una revista (¿qué será eso de leer?, ¿qué sacará con eso?) “TONTA, GILIPOLLAS, QUE ERES UNA MIERDA, FEA”. Se me queda mirando, me sonríe, no contesta, será capulla. Bueno, esto está bien. Además, tengo de mi lado a todos los que trabajan con ella, porque en este lugar o es blanco o es negro, no hay término medio, o estás con nosotros o estás contra nosotros y ella ha decidido no estar de nuestro lado, esa va a ser su tumba, ya me encargo yo. Los demás que están en las instalaciones, en un acto de puro peloteo, se quieren llevar bien con nosotros, por lo que más de una vez la dan la espalda.
Al día siguiente, nueva táctica, empiezo a hablar mal a la gente de ella, digo que es una inútil, que no hace nada, que siempre está buscando hacernos daños. Difama que algo queda, y es que la condición humana es muy fácil de doblegar. Ya he conseguido que haya gente que no se dirija a ella, que hablen mal de ella, que la critiquen, esto está bien.
Hoy está sola, hoy puedo despacharme a gusto, “MIERDA, FEA, QUE NO VALES PARA NADA, QUE TU MARIDO NO TE MIRA NI A LA CARA”, sigue impertérrita, no responde, estamos solos, así que sigo lanzando improperios, se levanta de la silla, y se va hacia fuera. He ganado la batalla.
“ME HE ENTERADO QUE HAS PRESENTADO UN ESCRITO QUEJÁNDOTE DE MI”, así la entro esta mañana; es lo bueno de tener a tu madre política dentro. Me entero de todos los pasos que da y de qué y cuando se queja de mí. Incluso, mi suegra, ha dicho en algunos puntos de reunión que está loca, esto va avanzando.
Consigo que a mi particular guerra se unan más miembros de mi nuevo lugar de trabajo; esto va creciendo, el acoso va a ser ya insoportable, esto es el comienzo del fin. Apoyados en su poder, desde esta plataforma de poder empiezan a criticar abiertamente a esta pájara, nos empiezan a hacer caso, la comienzan a llamar la atención.
Una mañana que voy a entrar al Centro de Trabajo me la cruzo en el pasillo, estamos los dos solos, no hay nadie, así que comienzo a mofarme de ella, lanzarla improperios, nadie nos ve, y, en este momento, ella, que también sabe que estamos solos, me responde, diciéndome: “ERES UN IMBECIL DE MIERDA, UN PELOTA, UN INUTIL, QUE TIENES QUE VIVIR A LA FALDA Y AL SOSTEN DE SU SUEGRA, PORQUE NO SABES HACER LA O CON UN CANUTO”.
Y su marido, ¿qué? Trabaja también dentro, es compañera de ella, en otro edificio, y el problema es que está bien considerado y tiene muchos apoyos, va a ser más difícil la causa, pero sin emociones y sin dificultades, la cosa parece no tener aliciente.
Nuevo escrito, otra vez criticándome a mí, ¿por qué?, porque es muy mala persona, es una amargada y tiene que llamar la atención. Se lo vuelvo a decir: “OTRA VEZ QUEJÁNDOTE, IMBÉCIL, NO VALES PARA NADA, NADIE TE QUIERE ESCUCHAR”
Más de una vez se ha agarrado al recurso de la baja laboral, por no tener ganas de que se complicasen las cosas, porque no se ha sentido protegida por quienes tienen que llevar a cabo su cometido, que la han ninguneado, y he conseguido hundirla. Al menos eso creía, que la había conseguido eliminar definitivamente, pero cuando ha vuelto lo ha hecho con muchas más fuerzas y más entereza, lo cual no sé si es mejor o peor que falte.
He estado “sancionado”, y me han “impedido” acceder a las instalaciones, aunque todo ha sido una farsa, porque lo único que he hecho ha sido no ir en horas de apertura al público, pero el resto de las horas, he estado haciendo lo que me sale de las pelotas, que para eso soy quien soy. Así es como engaño a la gente, aunque lo saben.
En uno de los puestos de trabajo que he “conseguido”, con mi “sudor” y mi “esfuerzo”, tenía un ordenador a mi disposición, y en ese momento me sentí el rey de la pista, ya que empecé a lanzar ataques a través de la red, eso sí escondido en pseudónimos (que valentía), contra ella y su esposo, insultando, injuriando, difamando. Pero me pilló, contraataca en la misma dirección, y una mañana, todos los foros que yo he utilizado como escaparate de mis desmanes se llenan de mensajes poniendo de manifiesto que con los medios que dispone el lugar donde “trabajo” se estaban utilizando para difamar y atacar a personas ajenas a la misma. Todo se tiene que parar. Si es más lista de lo que yo creía.
Hábrase visto cosa igual, a mí, hijo de un reconocido profesional, que tengo dos coches, una moto y un piso, eso sí pagado por mis padres y mi suegra, me va a decir esa subnormal nada. Anda, que ella tiene trabajo fijo, igual que su marido, que lo han conseguido todo a base de tesón, de trabajo, de estudios, de compromiso, y yo no, que todo lo tengo mendigando, aprovechando la posición social de mis ascendientes, tres meses trabajando aquí, o haciendo con que trabajo, tres meses allí. Yo tirándome a la hija de una tía importante y viviendo de puta madre, y amargando al que puedo. Esto es vida, la que yo tengo, que hago lo que quiero, y encima me colocan sin yo buscarlo y pelearlo, y no ella, que tiene que estar sujeta a un horario y unas normas.
Pero esto se derrumba, mi suegra se va, abandona, y ahora, ¿qué voy a hacer yo? Si no tengo apoyos, mi caída puede ser fulminante. Así que antes que se vaya mi suegra, tengo que lanzar más ataques, y más furibundos, gastar mis últimos cartuchos, así que empieza la guerra, ya no me paro ante nada ni ante nadie. A ver si consigo que explote. La batalla va a ser larga y voy a utilizar todas mis armas.
Así, según llega por la mañana, comienzo con mis ataques, no espero nada, me da igual que haya gente delante. Está sentada en su sitio, en su puesto, y me acerco “LOCA, FEA, DESGRACIADA, ME TIENES HASTA LOS COJONES, NO VALES UNA MIERDA”, la gente se me queda mirando, me da igual, sigo insultando. Pero ya no se calla, y me contesta. “TU SI QUE NO VALES PARA NADA, LO QUE TIENES LO CONSIGUES PORQUE TU SUEGRA TE LO PROPORCIONA, PORQUE ERES UNA PENA”; la respondo: “TENGO DOS COCHES, UNA MOTO Y UNA CASA, AH, Y MI PADRE TIENE UN BUEN PUESTO DE TRABAJO”; se lo pongo en bandeja “ESO ES LO QUE TE JODE, QUE TU NO TIENES ESTUDIOS, NI DONDE CAERTE MUERTO, Y POR ESO ESTÁS ASÍ, AMARGADO”. La confrontación va a ser dura, es una rival que no se rinde. Me voy.
Por la tarde vuelvo al ataque, aunque ahora desde lejos, la hago gestos, la insulto gesticulando, me mofo de lo que hace, me río de su aspecto, todo es válido para hacer daño; pero ya no se esconde, me ataca de la misma forma.
A la mañana siguiente ha ido a ver al jefe, y a la Directora, pero no la han atendido. “HASTA LOS HUEVOS TIENES A TODOS, QUE NO TE QUIEREN RECIBIR”, la espeto. “ESO ES LO TRISTE, HACEN CASO A UN DEGENERADO COMO TU”, contesta.
Pero, ¿por qué la tengo asco? Por una sencilla razón, ella tiene un trabajo, una posición, ha conseguido aquello por lo que ha luchado, y yo no, a pesar de tener agarres familiares; creía que con poder lo iba a conseguir, pero no, estoy en la puta calle, comiendo las migajas que me dan los que están alrededor de mi mantenedora, por tenerla contenta a ella; tengo que comerme el orgullo y toda la mala leche la proyecto en ella, una luchadora, una trabajadora. Además, la tengo envidia, tiene una familia, unos hijos, unos bienes, una situación que ha peleado y conseguido ella, con el apoyo de su marido, y apoyándose mutuamente, sin regalos de nadie, y yo, todo aquello que tengo es producto de los favores. Hasta a veces me pregunto que hace mi novia a mi lado.
Cuando consiguió el puesto, ya hubo gente que se enfadó mucho porque no la querían dentro, pero no pudieron quitarla del medio, que es lo que querían, y ahí está, trabajando, desarrollando su labor, y, además, de forma profesional, no como otros.
Sería el hombre más feliz del mundo si consiguiera que la echasen a la calle, aunque sé que es casi imposible, tendría que liar una muy gorda, y no la veo capaz de caer en ese error, además que cuenta con más apoyos de los que yo creo.
Pero como las cosas se tienen que complicar más, aparece en escena su marido, ya harto de estar a la sombra, aguantando, y se empieza a dejar ver y haciéndose notar, y ya va haciendo comentarios sobre mí, y sé que me tiene ganas, muchas ganas.
Una mañana que él vino a las instalaciones, se sentó junto a ella, y yo pasé a su lado, y como soy así, echo morro, que de eso voy sobrado, y la insulto, por lo que él responde, levantándose y dirigiéndose a mí; pero ¿por qué? ¡Ah!, que la va a defender. Le agarra su mujer, para que la cosa no vaya a mayores, y yo, valiente, me marcho. Mi suegra, espectadora de la escena, no entra en el intercambio, me recibe y tras escuchar lo que yo la quiero contar, se sonríe. Si es que siempre salgo ganando.
Intento presentar escritos contra ella, engañando a usuarios de las instalaciones para que lo firmen, y así la acaben expedientando, y la pongan de patitas en la calle, pero la gente no entra en ese juego, vale que la critiquen, que no la quieran mirar a la cara, pero de ahí a significarse, dando los datos, dando la cara, va un gran trecho.
La hago fotos, la grabo, ojalá pudiera utilizarlo, de la forma más retorcida que me convenga, pero sé que si lo hago me puedo meter en un buen lío. No es tan fácil.
He intentado aislarla, utilizando todas las armas que se ponen a mi disposición, pero ha contraatacado, y se ha sabido rodear muy bien, ha creado un grupo, y ya tiene gente que la apoya y critica las acciones que directamente, o indirectamente, llevamos a cabo; así se hace un hueco dentro de las instalaciones, y poco a poco va consiguiendo sus objetivos, yo me debilito.
La ataco a ella, porque es mujer, porque soy tan valiente, que sé que si lo hiciera con un hombre, me hubiese partido la cara a la primera, no se hubiese andado con rodeos. Su marido ha estado muy prudente, por la posición que tiene. Ese es otro rasgo más de mi valentía.
La ataco a ella, porque no soy capaz de luchar contra mi explotadora, que me paga una mierda, y se lleva el máximo de cada hora de trabajo mío, pagándome una miseria. El reparto es muy bueno, al menos para ella, de cada diez monedas que se ingresan por las actividades, tres pasan a la caja de la entidad, tres para los que de verdad curramos, que nos lo tenemos que repartir y pelear como los buitres cuando tiran la carroña, y el resto, cuatro monedas, limpias, sin sudar, van para ella, buen negocio, tía lista, ignorantes alrededor.
Algún día, alguna noche que la sobriedad llegue a mi cabeza, no a mi cerebro, porque me falta, no sé si por no usarlo o por abuso de otras aportaciones nada buenas para la salud, me daré cuenta que me he ido contra ella, como un cobarde, por ser una puta mierda de persona, y tenía que pagar las frustraciones de lo que soy contra alguien que haya triunfado.
Ojala ese día no llegue, porque no sé que tendré que hacer, y cómo tendré que hacerlo. Porque ese día, yo, me daré cuenta que he sido una marioneta en manos de mucha gente, empezando por mi padre, profesional renombrado, quien decidió dedicarse a su trabajo y proyectos, antes que a mí, que soy la oveja negra de la familia, un desecho, y al final, cansado, agotado, desistió de intentar hacerme una persona, por mi forma de ser, y prefirió darme de comer, y tenerme lejos, que verme a su lado, avergonzándose de mí, ya que he roto la amplia tradición familiar de excelentes trabajadores y personas cultivadas.
Continuando por mi suegra, que para pagar el capricho de su hija de tener un novio a su lado, ha tenido que tragar sapos y culebras, y tiene que dar la cara, para conseguirme puestos y sitios donde hacer algo, y tenerme lejos de ella, amen de que ha tenido que defenderme en momentos que otras personas me hubiesen mandado a la mierda, lo que me merezco.
Y siguiendo por mi nueva jefa, que me ha utilizado, para conseguir todo lo que se propone, sin quemarse, poniéndome a mí como el escudo de todas sus reivindicaciones, y utilizándome sin escrúpulos, y yo, no he sabido o no he querido verlo.
Al final llego a la conclusión que soy un palmero, cada uno tiene en esta vida lo que se labra, y yo no he sabido cultivar las mejores semillas, y mi futuro es cada vez más incierto.

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