jueves, 3 de enero de 2013

CARTA A LOS REYES MAGOS


Queridos Reyes Magos de Oriente:
Sé que estáis cansados, muy cansados, incluso extenuados, de tantas cartas que recibís, pidiendo juguetes, deseos, anhelos, que vuestros ojos deben estar pidiendo un descanso después de leer tantas palabras, tantas letras, tantas alegrías, tantas penas, tantas ilusiones, y es, por eso, por lo que voy a intentar ser breve.
Para empezar os voy a contar quien soy yo, un humilde funcionario público local, pertenezco a un grupo de trabajadores cuyo único y gran pecado es tener un trabajo que se llama fijo, que, según algunos, somos inmunes a la crisis, que no tenemos familiares con problemas laborales, sociales, económicos. Por esa razón, y según los mismos, tampoco podemos ser desahuciados.
Soy, junto a mis compañeros, el único culpable, el provocador, el que ha llevado a este país a la crisis actual, y por ello nuestros superiores, los políticos, esos honrados, capacitados y desinteresados hombres y mujeres que rigen los destinos de este país, con el único fin de darnos una lección, pero, eso sí, contra su voluntad, porque nos quieren y adoran, igual que un padre a un hijo, nos han quitado la paga extra.
Y por ello, por mi culpa, han tenido que destinar el dinero de los ciudadanos, de la salud, de la dependencia, para salvar a un grupo que lo está pasando mal, muy mal, realmente mal, el de los pobres banqueros, porque sus beneficios no son los anteriores, ya que fueron engañados por los clientes que les pidieron hipotecas, haciéndoles creer que las iban a pagar y sabían que no lo iban a hacer. Fueron los que sufrieron el ataque de personas jubiladas que confiaron el ahorro de su vida a un producto llamado preferente que los bancos no sabían ni que existía, y siempre les avisaban, como buenas personas, que éste era un producto muy muy malo, pero la gente con su egoísmo lo quería.


Por eso, me han quitado la paga extra, porque es imprescindible para sacar al país adelante. Esta es, sin duda, la gran medida, la que va a resolver todo el problema.
Pero yo, queridas Majestades, no me lo creo, y por ello me dirijo a ustedes para pedirles una paga extraordinaria, para estas fiestas.
Prometo portarme bien, gastarme el dinero en regalos para mis hijos y familiares, prometo ir a comidas de compañeros, de amigos, y lo que me sobre lo destinaré a cambiar el contenido de mi maltrecho ropero por nuevas prendas de vestir.
Y, quizás, con ello, creo yo, con mi paga, con las de mis compañeros, que somos unos cuantos a nivel nacional, quizás, dinamicemos un poco más el comercio, y si éste tiene ingresos, los comerciantes necesitarán ayudantes que percibirán un sueldo que podrán gastar en otros lugares, creando un círculo de ingresos y gastos que permitirá que mucha gente pueda volver a trabajar, con lo que podrá haber una circulación de dinero que llegue hasta la Semana Santa, y habiendo dinero podrá pensar la gente en hacer viajes, reanimando el moribundo sistema turístico del país, que podrá necesitar, fijaos, más gente, y vuelta a generar más ingresos.
Y así, grano a grano, el suelo del pozo en el que estamos metidos, quizás suba de nivel, y podamos empezar a sacar, aunque sea un poco, la cabeza, que nos permita ver las cosas con más optimismo y confianza.
Si decidís traérmela, y a mis compañeros, no se lo contéis a Rajoy ni a Montoro, que se pueden enfadar, se lo cuentan a la Cifuentes, y os pueden echar del país, porque no tenéis papeles y entráis de noche en el país.
Esperando de vuestra bondad e inteligencia y seáis capaces de hacernos este favor, que seguramente, ayude al país entero, se despide una humilde persona, que piensa que sus hijos tienen el mismo derecho que los de aquellos que han tomado la decisión de robarme lo que me corresponde.

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