domingo, 13 de enero de 2013

I CARRERA DE REYES DE NAVALMORAL DE LA MATA


Una sencilla carrera, en casa, cerquita, realizada por el bueno de Miguel Angel Gamonal y su esposa, a través de la Empresa GAMONAL EVENTOS, la I CARRERA DE REYES DE NAVALMORAL DE LA MATA.
Ese era el plan para el lunes festivo, fijado después del día de Reyes, último día de las fiestas de Navidad. Tras la San Silvestre de Jaraiz y el descanso del día de Año Nuevo, me enfrasqué en cinco días seguidos de entrenamientos, con los que las piernas no iban a ser las mejores para esta carrera, pero el objetivo era, únicamente, participar. El verdadero destino de mis entrenamientos está mirando a Getafe, es lo único que tengo en mente, con la meta de bajar de una hora y treinta minutos; eso es lo que quiero.
Además, en esta carrera, aparte de participar, iba a ayudar a Miguel en las tareas propias de la carrera, señalización del recorrido, colocación del material, y demás cometidos para que el evento saliese adelante.
La mañana amaneció fría, con una intensa niebla que impedía la visión del sol; cuando llegué al lugar, ya habían estado colocando Sergio, Miguel y Julián las vallas, y yo les eché una mano para terminar de rematar todo el recorrido.
Un recorrido que transcurría por dos tramos de calle y dos de aceras, porque no se podía ocupar un carril de la Nacional V, aún habiendo dos para cada sentido; y, luego, en la calle Avila, al no haberse retirado los vehículos que se encontraban aparcados, no se podía ir por esa vía. Es lo que había y con ello había que lidiar.
El frío inicial ya iba desapareciendo, más que nada en el momento en que uno se pone a trabajar, el calor aparece, y así, además, uno se activa de cara a la carrera, aunque aún quede tiempo para comenzar la carrera.

Ya estaba todo colocado, y se iba a dar comienzo a las diversas carreras programadas. Primero, la de los pequeñitos y se observa que el ambiente en estas carreras, la de las categorías menores, es más bien escaso, solo salvado por el bueno de Victor y los niños de su Club, el C.A. Almaraz – Extremadura. Muchos niños del pueblo, que podían haber participado, que lo hacen cuando se convocan otras pruebas, no lo hacen; tal vez, porque hay que pagar, sin pararse a pensar que se ofrece a los participantes; desgraciadamente, estamos acostumbrados a no querer pagar por nada. Pero para que existan eventos, se necesita dinero, y si los organismos públicos, en estos momentos, no ayudan lo suficiente, tendrán que ser los participantes los que ayuden a sufragarlo, para que sigan existiendo.
Así, van transcurriendo las carreras, primero chupetines y benjamines, luego alevines, después infantiles, acabando con los cadetes.
En la categoría infantil, participa mi hijo Víctor, que acaba la carrera, después de realizar las cuatro vueltas que le exigen para completar casi dos kilómetros. Lo hace a su ritmo, y aunque sea el último en cruzar la meta, lo cierto es que la cruza tras completar toda la carrera, y sin detenerse, y sin pensar en retirarse. Eso es lo que importa.
Ya está todo preparado para llevar a cabo la carrera absoluta, donde vamos a participar todos juntos, juveniles, juniors, absolutos y veteranos, estos últimos divididos en tres categorías, según la edad.
Dejo toda la ropa, me voy cambiando y me preparo para la carrera. Voy a calentar, a conocer el circuito, el recorrido, porque aunque lo haya hecho andando cuando hemos estado encintando y colocando vallas, ahora toca conocerlo corriendo.
Un par de vueltas, ya estamos sudando, y a la hora que se ha previsto nos juntamos el medio centenar de corredores que vamos a tomar la salida. Va a ser la carrera más anima porque es la que más participantes tiene. Están aquí los del Club Triatlón de Plasencia, los de la Escuela de Atletismo Monfragüe, de Malpartida de Plasencia, y corredores de los dos clubes de Jaraiz, Lanchacabrera e Hispania; junto a ellos estamos algunos corredores de Navalmoral, no tantos como debiera, pero en fin allá cada uno. Es una carrera corta y fácil de hacer para los muchos que casi a diario entrenan por el pueblo. Hubiese sido mejor. Entre los que vamos a salir también están mi hijo Adrián, que es juvenil, y mi mujer, Mariví.
Es lo que hay, y vamos a la carrera. Se da la salida. Esta vez no salgo tan mal como en otras ocasiones, y en la primera curva alcanzo a Antonio, le sobrepaso y pongo mi ritmo, adelantando a alguno más. Por delante veo a Francisco Jesús, que es de mi categoría, quien ha abierto un pequeño hueco entre los dos, que no sé si voy a poder recortar. A mi alrededor, corredores de Jaraiz, Carlos, Susi y su hijo. El hijo nos deja pronto, parece que no está corriendo, da la sensación de ir entrenando, pero se va marchando poco a poco. A mi lado se pone Carlos, quien al momento también me deja y se marcha, aunque no se distancia demasiado. En ese momento, subiendo por la Calle Avila adelanto a la primera chica de la carrera, además de algún corredor que ha salido, quizás, muy fuerte para sus posibilidades.
Pasamos la primera vuelta e iniciamos el segundo giro. Susi Gil, sigue detrás de mí, pero no parece que vaya a tardar mucho en pasarme, y justo cuando volvemos a la C/ Avila, es donde me adelanta. Pasamos por la segunda vuelta, prácticamente pegados, e iniciamos la tercera y definitiva vuelta.
Susi ya se va separando con ese correr fino, seguro que lleva, me está metiendo metros poco a poco, zancada a zancada, y por el Camino Goche voy en solitario, no sé cuanto saco a Antonio y cuando giramos hacia la Carretera, miro hacia atrás y observo que hay unos metros que pueden ser suficientes, pero no las tengo todas conmigo, su final es mejor que el mío, por lo que tendré que defenderme.
Es en esta recta donde lo doy casi todo, no miro hacia atrás, hasta que giramos hacia la C/ Avila, en ese momento vuelvo a mirar para atrás, no parece que la distancia haya disminuido, puedo conseguirlo, terminar por delante. En esta ligera subida empiezo a sufrir, a tirar, a no mirar para atrás, y llego a la meta antes que él, no me ha conseguido alcanzar.
Miro el reloj, mi tiempo final 10:41, a 3:42 el kilómetro, en un circuito que ha rondado los dos mil novecientos metros. Puesto 21 de los 48 que cruzan la meta.
Mi hijo Adrián, sin entrenar, y aún parándose en algún momento de la carrera, ha hecho la carrera en trece minutos exactos. El día que quiera entrenar, y vaya bien equipado, puede hacer buenas cosas en esto del atletismo popular. Mi mujer acaba por encima de los quince minutos, que teniendo en cuenta sus ritmos de entrenamiento, muy buen tiempo.
Tras terminar, e ir a cambiarme comienza la entrega de trofeos. Yo creía que mi hijo Adrián iba a subir en su categoría al podio, pero no, ha quedado cuarto, que mala leche, igual que hace una semana en Jaraiz. No le vendría mal que hubiese subido al podio para que se animase en este deporte, y se lo tomase un poco más en serio.
Y luego, yo, en mi categoría, subo al podio en tercera posición, detrás de Angel Royo y Francisco Jesús García. Mi mujer sube como campeona de su categoría de Veteranas, y aunque es cierto que fue la única, no es menos cierto que no es por su culpa el que no haya habido más participación. Para ganar hay que participar.
Tras terminar la entrega de trofeos queda colocar todo, quitar las vallas, recoger las cintas, desmontar arcos, mesas y demás elementos. Tras todo esto, nos sentamos a comer tranquilamente, y tenemos una animada charla, con algún que otro gracioso incidente que solo queda para los que allí estuvimos. Un buen día, una buena jornada.
Después de esta carrera, de estos entrenamientos, solo queda enfocar los entrenamientos y los esfuerzos de cara a la cita de Getafe, y en función de cómo se desarrollen, ir a por un objetivo u otro. El tiempo lo dirá.

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