miércoles, 4 de abril de 2012

CROSS CAMINO DE LA ERMITA DE LA DEHESA

Después de no haber podido participar en Mérida por un problema de salud; después de no poder participar en Barcelona, aún estando preparado físicamente, porque las circunstancias que la vida te impone en cada momento son las que condicionan el devenir de los acontecimientos y aquí se plantaron para decirme que no, que no podía ser. Después de muchas horas, muchos kilómetros, muchas ilusiones, al final una decepción, un parón en mis objetivos.  
Llegó un momento, duro, cuando durante la última semana, previa a la carrera, llegué a pensar en abandonar todo, y concentrarme en los problemas que me estaban atenazando. Pero, cuando uno reflexiona sobre los sucesos acaecidos, piensa que no es el responsable, y que, por ello, no debe dar la razón a aquellos que solo buscan hacer daño. Así que, nada a seguir para adelante, y como dice aquel “para atrás ni para coger impulso”. Con estos elementos en mi cabeza, el domingo, cuando mis compañeros se estaban partiendo el cobre en la ciudad condal, yo me tiré a correr, solo, e hice veintidós kilómetros, y es que las piernas me obligaban a salir a despejarme, a pelear por los caminos, a correr. Ni el aire que al principio daba de cara, y que a la vuelta lo hacía de espalda, me pudieron parar. Al final, uno se rehace y debe mirar al frente.
La semana posterior a todo lo acaecido, ha sido una semana de entrenamiento con menos kilometraje, pero con ganas, con ímpetu, y buenos ritmos. El viernes por la noche, dudaba que iba a hacer el sábado, si entrenar o ir a hacer una carrera a Jaraiz de la Vera, el II Cross Solidario Popular “CAMINO DE LA ERMITA DE LA DEHESA”, organizada por los amigos del C.D. Lanchacabrera, y la Hermandad de la Virgen del Salobrar. Con estas dudas me fui para la cama. Pensaba que era una buena oportunidad para volver a competir, porque desde enero no había hecho nada, y me hacía falta esa tensión, ese encontrarme en pleno combate con mis sombras, con mis dudas, con mis anhelos, y crear las ansias necesarias para aventurarme en futuros retos.

Por la mañana, a las 8’45 horas, me desperté, y viendo la hora y la señalada para la salida, vi que aún tenía tiempo, que podía presentarme con tiempo, y eso hice, tras desayunar convenientemente, para allí marché. Y, parece mentira, por más que conozco Jaraíz, no era capaz de dar con el lugar de la salida, hasta que encontré a dos chicas de Protección Civil, que fueron las que me llevaron la zona de inscripciones. Allí estaban mis amigos del Lanchacabrera, los del C.D. Hispania, y los del C.A. Almaraz - Extremadura, y el Boni, de mi club, además de algunos conocidos dYa estamos en la zona de salida, unas carreritas, para entonar las piernas, para que se calienten, ya que es una carrera corta, y va a exigir una buena prestancia nada más salir. Los locales nos dicen a los que venimos nuevos a esta prueba, como pinta el circuito; casi siempre en bajada, pero con alguna subida, y, sobre todo, una buena subida en el km. 2,5. El recorrido es casi todo por caminos, salvo un trozo por asfalto.
 e otras carreras. Ya están puestos los dorsales, algo de calentamiento, y para la salida. Se realiza en la puerta de la Iglesia, donde Samuel, mi ahijado, fue bautizado, y desde allí, se da una salida neutralizada, hasta el lugar real donde comenzará, en el parque de San Miguel. ¡Ahí va!, como los ciclistas, un paseo por el pueblo, hasta que se dé la salida, para que todo el mundo
  nos vea y nos animen.
Ahí está el sacerdote, que da la salida, y según arrancamos una curva a la izquierda, y un coche, que algún descerebrado no ha querido quitar, y un poco más delante una zanja de una obra, una carrera de obstáculos, nada más empezar. Casi me caigo, y me quedo un poco atrás en el grupo. Ahora viene una buena rampa de bajada; no he cogido bien la zancada, y me cuesta bajar, así que me voy retrasando en el pelotón. Cuando se suaviza la bajada, comienzo a adelantar a corredores, me van animando aquellos que me conocen. Ya tengo mi referencia delante, Susi, de Jaraiz, voy a ver si le cojo, es un corredor de mi nivel, y está unos cien metros por delante. En una curva noto molestias en mi zapatilla, tengo una piedra que se me ha incrustado en una de las oquedades, me detengo, me la quito rápidamente, hasta eso lo tengo entrenado, y sigo la marcha. Ya me voy quedando solo, y comienza la cuesta que me habían advertido, meto la cabeza abajo, y hacia arriba; la subo mejor de lo que esperaba, y aparezco en el tramo de asfalto. Aquí ya corro más a gusto, se nota que este es mi terreno. Paso por delante de la Ermita de San Cristóbal, y voy buscando el acceso al Polígono, allí está el avituallamiento; golpe de agua en la boca y a seguir corriendo.
Ya entramos en el camino de la Ermita propiamente dicho, tras pasar por un llamado paso canadiense; no se pisa bien, sería conveniente que para futuras ediciones se colocase una plancha de acero o algo similar, para evitar, en lo posible, problemas de torceduras o caídas. Ante nosotros un paraje entre encinas, charcas, y un camino con buen piso. Tengo delante a Susi, y a un chico con una camiseta azul, que se ha descolgado un poco, este sí que tiene que caer, Jesús me va a costar un poco más. En este tramo, en el que cada uno ya vamos solos, oigo los pasos de uno que va detrás de mí, quien me acaba sobrepasando, lleva una camiseta de la selección española. Ahora ya no viene nadie detrás. A los poco metros acabo pasando al compañero de la camiseta azul, y le dejo en el sitio, sigo mi carrera a por Susi, pero es un hueso duro de roer. 
Ya se ve la zona de meta y veo que es en subida, y como a mi me cuesta bastante, ya me rindo, no voy a apretar más, Susi, me va a ganar, y yo comienzo la subida; ahí está Zakarias, el amigo de mi hijo, que me anima y ya llego a la Meta. He terminado la prueba, con un tiempo de 27:04, para una distancia de 7.140 metros (según http://www.openrunner.com/).
Saludos con Susi, con otros compañeros de carrera, y ahora me voy a buscar a Boni, para acompañarle hasta la meta. Ahí le veo llegar, y me uno en su llegada a la meta. Después, me voy a cambiar, y sigo intercambiando impresiones con quienes han compartido carrera conmigo. Hablo con el vencedor, Ibrahim, un portento de la naturaleza. Y tras esto departo con Víctor Luengo, alma del C.A. Almaraz, que está viendo a sus chicos hacer las carreras menores, y me cuenta quién es quién en cada carrera. Se le nota ilusionado, con su tarea, con el gran trabajo que está realizando, y que a pesar de los años que lleva aún no decae; sigue faenando con, yo diría, más ilusión aún si cabe.
Ahora viene lo bueno, las mujeres de la Hermandad salen con huesillos y cañas de azúcar, todo lo que hemos quemado en la carrera, a recuperarlo. Se acerca uno de los organizadores y me dice que he quedado tercero de mi categoría. Una gran alegría me sube por todo el cuerpo. Y es que este resultado, simbólico para muchos, para mí es importante, porque me da una gran inyección de moral en estos momentos. Estaba ante una pared, ante un muro, me había autoimpuesto un cierto respeto a las competiciones, pero espero poder haberlo superado.
Empieza la entrega de premios, y ahí me llaman a mí, como tercero de la categoría de veteranos, y la subida por esas escaleras hacia el podio, se convierten en un paseo triunfal para mí, el orgullo, la autoestima sube de forma considerable, verme allí delante de un montón de gente, aplaudiéndome, abrazarme con Susi y con Carlos Martín, el vencedor de la categoría, me hizo sentirme más fuerte anímicamente. Se lo dedico a mi compañera, una persona muy especial, que está pasando por malos momentos, gracias a otros. En el podio, Navalmaraton, Lanchacabrera y Grupo Gredos, tres grandes equipos de atletismo popular de la zona.
Y, después, se procede al sorteo de casi cincuenta regalos para todos los participantes y colaboradores, que también son importantes. No resulto agraciado en el sorteo, es lo menos importante; el resultado y las sensaciones que me llevo de esta prueba son lo más importante del día, de una jornada que me reporta efectos muy positivos.
Felicitar a todos y cada unos de los organizadores, por la gran prueba que han llevado a cabo, y el buen trato dispensado a los que fuimos a correr esa mañana a Jaraiz de la Vera. Prometo volver cada año que las circunstancias me lo permitan.
Ahora, esta semana a recuperarse bien, y el sábado, por la mañana, en Calera y Chozas, la Caldejara, un medio maratón, que discurre por la Vía Verde de La Jara, organizado por Evedeport; si le termino, espero que sí, va a ser el número 48 de mi carrera, buscando el número 50. Espero poder correr, terminarla, sobre todo, con buenas sensaciones, que me permitan afrontar los dos retos que me quedan por delante. No podré participar en el Maratón Popular de Madrid, porque no hay plazas para ello, así que a por las cincuentas carreras de medio maratón. Ese es mi objetivo esta temporada, es mi ilusión.
Ya para finalizar, decir que para mí el de esta carrera no es un trofeo más; en estos momentos, es el premio a un trabajo, a un tesón, es el impulso necesario para seguir trabajando, batallando, contra las hostilidades, las envidias, las venganzas, que algunos mal llamados humanos impulsan; es el acicate que me impulsa a seguir, a intentar disfrutar, porque sé que en estos momentos es cuando más puedo molestar a aquellos que se consideran intocables.

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