Anoche me acuesto oyendo que el señor Rodrigo Rato ha dejado Bankia, al borde de ser intervenido, porque su situación contable es extremadamente díficil y no ha podido con las presiones del FMI, de los mercados y hasta del gobierno, de ese del que un día fue ministro. Pero para que no se vaya triste y lloroso, el ya ex presidente se va a embolsar por su “labor” la nada despreciable cifra de 1,2 millones de euros, consecuencia de su despido, o por la gran actuación al frente de la corporación bancaria.
El Gobierno se ha apresurado a proponer un nuevo mandamás, siendo el elegido José Ignacio Goirigolzarri, el cual se jubiló del BBVA, cobrando una “módica” pensión vitalicia de 3 millones de euros al año, a la que, por supuesto, no renunciará en su nueva etapa.
Y por la mañana me levanto, oyendo a D. Mariano, el recortador, anunciando una ayuda de entre 7.000 y 10.000 millones de euros de inyección económica para el banco, para que no se hunda, porque el sistema bancario se podría tambalear y sería nefasto para la economía; pero no va a ser dado, al menos eso dice, y lo enmascara como un préstamo, pero ya sabemos cómo suelen acabar estos préstamos.
Y ahora, viene a la memoria lo de hace un mes, cuando el gobierno que “rige” este país decide el recorte de 10.000 millones en educación y sanidad, ya que no hay dinero, porque hay que ser más austeros, y así se reducen las prestaciones sanitarias y se abarrotan las aulas, con el pretexto del ahorro, de la eficiencia.
Siempre lo mismo, el dinero para los que te mantienen en el poder, los que te pueden ayudar a subir o te dejan caer, y si hace falta se lo quitamos, de forma inmisericorde, a las clases medias, las que mantenemos todo este cotarro.
Ya es demasiado dinero el dado a los bancos, y éstos no aportan nada a la economía del país, siguen con el crédito restringido, casi cerrado, y ahogando más y más a las pocas empresas que aguantan en pie en este difícil momento.
Ya está bien de recortar en las necesidades básicas de la población, bajo la excusa de la no existencia de dinero, para que luego, éste, de forma misteriosa, salga de las arcas públicas para seguir ayudando a los bancos; siempre a los mismos.
Así que hoy me acostaré con esta nueva decisión gubernamental, a ver con cual me voy a la cama mañana, porque cada día que pasa este gobierno, esta situación, sorprende más y más.
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