sábado, 26 de mayo de 2012

50 MEDIOS MARATONES

Medio Maratón "Los Barruecos" 2012
Una mañana de un lejano mes de octubre de 1999, tomé parte, por primera vez, en una Media Maratón; era aquí, en Navalmoral, y nos llevaba hasta la Central Nuclear de Almaraz. Aquello era un reto y, jamás, nunca, pensé que aquella prueba, que superé de forma satisfactoria, sería la primera de una larga nómina de pruebas, que hasta el día de hoy he disputado.
Cuando el pasado día 6 de mayo he cruzado la meta de la Media Maratón Natural “Los Barruecos”, en Malpartida de Cáceres, he completado cincuenta carreras sobre la distancia, y no se puede hacer la gente profana, de la calle, la idea de las horas depositadas hasta llegar aquí, de los kilómetros realizados, de esos días, esas noches, esas mañanas, en las que he tenido que salir, sólo, acompañado, con aire, con viento, con agua, frío o calor, para ir sumando prueba a prueba hasta llegar a este mítico número, el cincuenta.
Medio Maratón Navalmoral - CNA 1999. Mi debut
Cierto es que si la suerte, las circunstancias, como toda en esta vida me lo hubiesen permitido, quizás, a estas alturas, estaría por la prueba número 60, pero también puedo pensar que si me hubiera faltado más suerte, quizás, ahora, no estaría ni corriendo.
Desde Almaraz, pasando por León, Coria, Segovia, Jarandilla de la Vera, Catalayud, Lisboa, Madrid, Mérida, Badajoz, Don Benito, Cáceres, Talavera de la Reina, Getafe, Parque Nacional de Monfragüe, Navalmoral y esta de Malpartida de Cáceres, todas estas localidades han sido testigos de mi presencia, de mi esfuerzo, de mis exitos, de mis desilusiones.
Cuando, de forma accidental, sin pensar, me introduje en este mundo, mi hijo Víctor estaba aún en el vientre de mi esposa; hoy ya tiene doce años, toda una vida.
Navalmoral-C.N.A. 2000
Cómo empecé fue de la forma más impensable. Llegado de unas vacaciones de verano, eso al final del mes de septiembre, en la población había unos carteles que anunciaban la celebración de una prueba de medio maratón, 21.097 metros, que uniría las localidades de Navalmoral y Almaraz, concretamente, la Central Nuclear. Y allí, en Deportes Felix, Antonio y mi mujer, me animaron a participar. Yo desechaba la opción, eran demasiados kilómetros para mí, que solía correr poco más de media hora los días que salía. No obstante, me tiré al barro, y con dos días de entrenamiento más largos, con las piernas bastante cascadas, me presenté en la línea de salida. Fui a mi ritmo, sin preocuparme de nada ni de nadie, y acabé la prueba, y, además lo hice en 1:34:25. Un tiempo bastante bueno, aunque entonces, y con los participantes que había, me fui bastante abajo en la clasificación. Hoy en día, este tiempo te permite estar del medio para adelante en la clasificación. Allí también corrió un tal Julián del Monte, que se marcó una excelente marca de 1:22.
Y después de esto, pues empecé a prepararme con más intensidad, me inscribí en carreras populares, y ya buscaba la siguiente prueba de medio maratón. Pero entonces había poca oferta, nada que ver con lo de hoy. Lo que sí tengo claro es que este mundo me ha enganchado sobremanera, y ya tengo atesoradas, al día de hoy, ciento veintinueve carreras, entre Medios Maratones, seis Maratones y otras carreras de diferente calado y distancia.
Pero me he dado cuenta que los 21.097 metros es mi distancia, es donde mejor me defiendo, tengo controlada la prueba, más o menos, porque siempre existen factores que escapan a tu control.
Es aquí donde yo cimentado mi evolución, empecé en el antedicho tiempo de 1:34, y ahora estoy, más o menos, en 1:27, siendo mi mejor marca 1:25:20 en Lisboa, en el año 2009, aunque esta temporada me he quedado a dieciocho segundos.
Navalmoral - C.N.A. 2001
Cuando miro las fotos que tengo, y que algunas he colgado en esta entrada, veo cómo he cambiado, comencé corriendo con una calzona de árbitro, una camiseta de algodón, y con un reloj que no sabía utilizar, y hoy ya visto equipación de atletismo, unas buenas zapatillas de atletismo, cronómetro con pulsómetro, que me indica todo lo necesario, y gafas de sol. Hasta he mejorado mi forma de correr, ahora es más eficiente.
También ha cambiado el entorno para correr, antes lo hacía de forma “independiente”, hoy, y desde el año 2012, lo hago integrado en el Club Deportivo Navalmaratón, en el que colaboré en su creación, y por el que sigo trabajando a día de hoy.
Doce años dan para mucho. Ha habido momentos en los que he pensado en dejarlo, no encontraba ese sitio, ese ánimo para afrontar la lucha de mi cuerpo, con la distancia que te separa de una línea de meta. Han existido momentos en los que costaba, incluso, calzarse unas zapatillas para salir, simplemente, a entrenar. Es en ese momento, cuando tienes que retirarte, temporalmente, porque las ganas volverán a surgir, no hay que llevarlo al límite, porque entonces sí que salta todo por los aires.
Maraton Barcelona 2004
Ha habido una asignatura que me ha costado aprobar mucho tiempo, y es la de la distancia mítica, la del maratón, los 42.195 metros. Empecé en el año 2002, en Madrid, y las cinco que realicé todas fueron igual, bien preparado, buen ritmo, pero a partir del kilómetro 35, la cabeza se venía abajo, arrastraba a las piernas, y todo lo hecho hasta entonces se perdía en esos últimos siete mil metros, distancia en la que me echaba a andar, y aunque acababa la prueba, llegaba derrotado, moralmente. Me costó un par de años, desde el 2009, volver a animarme, hasta que en el año 2011, me presenté en la línea de salida de Sevilla, para afrontarla como una auténtica prueba de fuego, o la hacía bien, o se acababan las carreras de este tipo. Me quedaba con el resto. Pero la ciudad hispalense encumbró mi ego hasta lo máximo, acabé en un fantástico tiempo de 3:03:07. Más allá del tiempo, fue las sensaciones, el ritmo, la forma de correr, todo el momento animado, tranquilo, sereno, olvidándome de la losa que podía suponer el cronómetro, y la llegada al Estadio de La Cartuja, mal llamado Olímpico, con mi familia en las gradas, fue lo que hizo que todas mis emociones, mis tensiones, mis temores, saltaran por los aires. Eso ya no me lo quita nadie. Aquí tengo que agradecer, sobremanera, sin ningún pudor, a Julián del Monte, mi amigo, que me hizo creer que podía, que me acompañó en los largos entrenamientos, que me aconsejó, que me exigió esfuerzos que yo no creía poder hacer, y que luego quedó demostrado sobre el asfalto.
Medio Maraton Don Benito - 2006
Y es que uno encuentra la recompensa cuando han surgido los grandes momentos, cuando han llegado los resultados por los que se ha estado trabajando, cuando la competición te ha devuelto todo aquello que tú has invertido en la preparación.
He conocido mucha gente, muy buena. Vengo del mundo del fútbol, del arbitraje, donde estuve catorce temporadas, de las que guardo grandes recuerdos, pero es cierto que en ese universo solo eres bueno si las decisiones se toman a favor de quien le interesa en un momento determinado. Entonces ere su amigo. Pero, si algún día, ese se siente perjudicado, ese día te hace la cruz, y te conviertes en su enemigo. En este mundo del atletismo popular, me vanaglorio de tener grandes amigos.
Carrera Popular Peraleda 2008
Porque, aquí, en el asfalto, es tu capacidad, la orografía, tu preparación la que dice quién es quién. Aquí no sirve el dinero, la cuna, la clase, el poder, aquí son dos piernas, un corazón y el apoyo de una cabeza asentada la que te llevará hasta la meta.
De tu capacidad de sufrimiento, de pelea, dependerá que obtengas una marca, un registro, mejor o peor. Porque no hay resultado malo, ya que acabar una carrera es, y siempre será, un éxito, sin paliativos, ese que jamás podrá entender aquel que nunca se haya planteado este reto, correr una competición.
Siempre sucede, cuando uno acaba una carrera, que al analizarla, sobre todo pasando los días, que surge la ambición no desplegada durante la prueba, y empieza uno a pensar que si en aquella subida hubiese apretado, si se hubiese metido en el grupo, o, por el contrario, lo hubiera dejado, la marca sería mejor. Otras veces, se piensa que haber sido demasiado ambicioso, ha llevado demasiado sufrimiento a la carrera; es el eterno inconformismo del deportista.
Maraton Sevilla 2011
Yo soy de los corredores que dan todo en cada carrera que disputo, e intento no dejarme nada por entregar. Los hay que son más conformistas en sus prestaciones, y son capaces de acabar más relajados, pero yo no, tengo que acabar con la sensación de ese corazón saliendo por la boca, con la idea que si hubiese cien metros más, no podría hacerlo. Esa es mi satisfacción. Notar en las piernas por la tarde que ha habido un esfuerzo.
Estamos tan locos que cuando acabas una carrera piensas que es la última que vas a hacer, que no merece la pena pasar malos ratos, sufrir, pelear, para acabar así, agotado, quemado. Pero, al día siguiente, cuando te levantas de la cama, ya estás pensando en la siguiente. Y somos de esa forma, que somos capaces de madrugar, hacernos cien kilómetros para ir a correr una carrera corta, y después volvernos en la misma mañana a casa, para estar todo el día ya “tocado”. Somos así. 
Yo lo único que espero es seguir corriendo, no tengo grandes retos más allá de éste, seguir poder participando en las pruebas, en entrenar, y, ojalá, como mi amigo Valeriano, llegar a seguir corriendo más allá de los sesenta y cinco años. Y otro gran reto es que para mí sea normal correr tanto un medio maratón como un maratón, que no me coarte, emocionalmente hablando, afrontar la gran distancia. Ojalá sea capaz de compartir con mis hijos, alguna prueba de medio maratón.
Los Barruecos 2012 - Entrado en meta con mis hijos
Dar las gracias a todos aquellos que comparten conmigo esta afición, y a los que acompaño y me acompañan en los viajes que realizamos por toda la geografía para seguir dando patadas por el asfalto.
Agradecer, ya para finalizar, que en todos estos años, he encontrado el apoyo y la comprensión de mi mujer, que ha entendido mi afición, y de hecho, también se ha animado a participar, aunque lo haga de forma más modesta, pero, seguro, que con más esfuerzo que el mío, ya que tiene un tesón a prueba de bombas.

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